Camino de El Pueyo. Calamintha nepeta subs. nepeta. Orégano

Calamintha nepeta subs. nepeta
Quizá haya quien se extrañe del nombre que aparece en el título de esta entrada, a sabiendas de que el orégano , el verdadero orégano, es planta bien diferente. No se trata de error, ni hay engaño. En el uso tradicional de las plantas, es frecuente utilizar  mismo nombre para especies distintas. Es el caso de la planta que nos ocupa. Tampoco se debe atribuir a popular desconocimiento; más bien podría ser  consecuencia del hábito de las gentes por migrar, y al migrar llevar consigo cultura, amén de los equipajes.Tiene en común con el orégano de la montaña las hojas pequeñas y ovaladas. El orégano que encontramos en la parte alta de El Pueyo, ya casi llegando al mismo monasterio,es también una planta aromática como muchas de la familia de las Labiadas.  Con estas similitudes no es de extrañar que faltando el  "auténtico" orégano, otra planta similar ocupe su lugar, y por tanto sus atribuciones y virtudes. Así por esta tierra llana se  utilizó también para los aliños, los guisos, y las tisanas para arreglar el vientre. Es una planta de pequeño porte, de dos a tres palmos. El  enhiesto tallo tiene cuatro ángulos, esto es, de sección cuadrada. Las flores son tubulares con terminación en dos labios, rasgo de las Labiadas. Estas flores salen de un cáliz con cinco lóbulos agudos. Tres de ellos miran hacia arriba, los dos que quedan abajo son más largos.
Es planta que forma comunidades algo numerosas, por lo que puede dar a engaño y suponer que es planta abundante. No parece que lo sea en el entorno de El Pueyo, apareciendo en lugares abrigados pero no expuestos al sol, al cobijo de carrascas y chinebros. Con este aviso se considerará adecuado parar cuidado  y no arrancarla de raíz, no vaya a ser que abundancia de hoy sea escasez de mañana.
El genérico Calamintha, nos lleva a otra planta con la que emparenta, la menta. Así éste genérico aglutinaría los significados cálamo , de vara, y  menta, por su aroma. La división en subespecies viene indicado para distinguirla de otra Calamintha nepeta subs. sylvatica, que tiene las hojas con el margen dentado, y de porte un poco más vigoroso.

Pico de Puerto Viejo de Bielsa

Subir al Puerto Viejo de Bielsa es un agradable paseo ahora que ya no agobia el sol cuando se alarga el camino en los pastizales. Ascender al pico del mismo nombre es un plus no desdeñable que aporta una bonita visión de esta zona fronteriza. Ambiente de altura para conocer algunas de nuestras montañas desde su cara norte, y de paso asomarse a las formaciones montañosas francesas. El Puerto Viejo de Bielsa es ahora  un recorrido de placer, pero también es ocasión de recordar  a las gentes que hicieron este camino huyendo de la "bolsa de Bielsa".
























Superado el primer repecho que supone auparse  desde la misma boca sur del túnel de Bielsa sobre el salto de la Pinara, se abre un valle flanqueado por el pico Barrosa. Pronto los pinos negros dejan paso a los pastos alpinos. Al fondo, parcialmente tapado por la ladera que recorremos, se ve el puerto hacia el que nos dirigimos y a su izquierda las rocas blancas y rocas del Pico de Puerto Viejo.


















El resto del camino discurre por el pasto, y sube suave y directo hacia el puerto. En un leve escalón del fondo del circo, al abrigo del pico Barrosa, se esconde un pequeño ibón, cada vez más perceptible a medida que ascendemos.

Caminamos sobre un sustrato rocoso rojizo. Areniscas rojas de más de 250 millones de años, testimonian la erosión de aquellas montañas hercínicas ya desaparecidas antes de que se formasen los Pirineos, y que nos hablan, según los geólogos, del clima tropical seco que aquí imperaba.
A medida que completamos la subida se abre el horizonte y comienzan a aparecer cumbres de valles próximos de la vertiente sur del Pirineo. El Puerto Viejo ya queda como una entalladura en la pared del circo.
















Desde el mismo puerto se ve lejana la llamativa cresta des Cintes Blanques. Festones de roca blanca, muestran la potencia de la compresión de los pliegues, así como la importante erosión sobre estos estratos.

(Pulsa sobre la imagen para ver la fotografía en tamaño grande)















Un breve desnivel separa el pico de la cima. Desde ella, el horizonte se abre notablemente. Mirando al sur abarcamos con la mirada todo el valle de la Pinara, tras él una amplia sucesión de perfiles hasta vislumbrar el macizo de Posets.

Hacia el norte, los lagos de Barroudes aportan la nota diferente en este universo rocoso. Junto a los lagos el puerto que nosotros llamamos de Barrosa. Es la cabecera del valle de la Gela.
(Pulsa sobre la imagen para ver la fotografía  en tamaño grande)

















Algunas de las plantas que hemos podido contemplar:
Todavía los azafranes (Crocus nudiflorus) adornan los pastos otoñales
En los escasos regatos que quedan húmedos aparecen estas llamativas rosetas creo que de Saxífraga stellaris.

Gentiana alpina, encontramos varios ejemplares desde los últimos metros hasta la misma cima.

Gentiana nivalis, también en la cima.

Track de la ruta:

http://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=8233771

Camino de El Pueyo.Chiliadenus saxatilis. Té de roca.

Cada espacio, cada ambiente tiene su aroma. En mi memoria olfativa siempre he asociado el recio olor del té de roca a las paredes calizas que tanto abundan en nuestro Somontano y Prepirineo.
Chiliadenus saxatilis en flor
Todavía es momento de ver sus amarillas flores. No es una planta tempranera, necesita del tórrido verano para madurar.Retrepada en las paredes y recovecos de las calizas , forma unas matas abiertas, leñosas, con hojas que se separan del tallo  como queriendo atrapar la más mínima brisa de aire que alivie  del calor que desprenden las blancas peñas.

La flor parece siempre abierta a medias.En realidad es una cabezuela de flores amarillas (pertenece a la familia de las Compuestas) y, al carecer de las lengüetas que  tanto llaman la atención en  margaritas y dientes de león, presentan un aspecto bien diferente, como de no quererse abrir nunca.
Toda ella es glandulosa, especialmente en las hojas. Al tocar la planta estas glándulas se parten y desprenden la esencia que contienen y que es la responsable de su característico olor y su tacto pegajoso. Tradicionalmente se ha recolectado para hacer el té de roca, con tanta fama que en otras tierras se le llama té de Aragón. Se le atribuye virtud como digestivo o para mitigar dolencias estomacales.
Té de roca en su ambiente calizo
 El buen caminante que la vea quizá quiera probar su sabor. No es mala idea, pues sale un brebaje dorado y poderoso en el gusto. Pero procurará cortar cuidadosamente la rama, no tirando;pues de no hacerlo así podría arrancar la mata de cuajo con lo cual la población poco a poco queda esquilmada;  así ha sucedido en algunos lugares. Tampoco ambicionará coger las flores, pues éstas no tienen virtudes en la infusión. Más bien tomará las hojas, pues es aquí donde se acumulan las glándulas esenciales. Y las cogerá en su justa medida, que Natura no suple los desmanes de los avariciosos. Provisto de este pequeño tesoro, echará la medida de una cucharadita de estas hojas en agua  a punto de hervir, y en cuanto entibie la tomará. Cierre los ojos el caminante y retenga aromas, sabores y colores, y así, además de cuidar la digestión, cuidará la salud del espíritu.
Para encontrarla en el entorno de El Pueyo sólo tendrá que buscar allí donde más da el sol sobre la blanca  caliza de este cerro. También en el vecino Valcheladas lo encontrará sin dificultad en la misma orientación.Vemos ya, a estas alturas del otoño,muchas matas de té de roca bien maduras. Parecen soles diseminados por entre las peñas. Humildes estrellas en miniatura.