Camino de El Pueyo. Agrimonia eupatoria. Yerba tripera, esmermasangre

La generosidad de la acequia crea pequeños corredores verdes que poco saben de la sequedad del verano. En estos breves oasis podemos encontrar especies que serían más propias de prados y herbazales frescos. La agrimonia se distribuye por Europa en esos lugares de clima entre el eurosiberiano y el submediterráneo, y como tal será más frecuente encontrarla en la provincia de Huesca a mayor altitud y en condiciones de humedad más ricas. El caminante que va hacia el Pueyo hará bien en seguir atento las aguas que escapan a riegos y acequias para encontrar la agrimonia y otras especies que de lo contrario serían imposibles de ver en espacios tan secos. Pertenece a la familia de las Rosáceas, lo que se acreditará tras la atenta observación de las hojas, pinnadas y de margen serrado.Estas  hojas se agrupan en su mayoría en una roseta basal. 



Las flores nacen  a lo largo  de un vástago, sólo suspendidas de un corto cabillo. Forman  una bonita guirnalda amarilla, largamente cónica, tan solo interrumpida por pequeñas hojas en la parte media del vástago.
Si el caminante va provisto de lupa podrá observar que el tallo va provisto de pelos, y que estos son de dos tipos, unos largos y otros cortos.




Cuando las flores maduran producen unos frutos en forma de urna con costillas  de la que sobresalen un penacho de aguijones curvados, procedimiento habitual para prenderse al pelo de los animales y ser transportados.
Aunque el nombre científico proviene de un término griego (argemon) en tanto que curaba el albugo en los ojos de los animales, de la agrimonia se conoce su uso como hipotensora, de allí que sea una más de las mermasangres, y en Castillazuelo se tomaba su infusión para curar desarreglos del vientre. De donde le viene el otro popular, yerba tripera.

Camino de El Pueyo. Mantisalca salmantica. "cabecetas, escobeta"

Esta hermosa compuesta es propia de terrenos incultos, y bordes de caminos. También la encontramos en las orlas de las carrascas y lugares bien soleados. Aunque con aspecto de cardo  es totalmente inerme y dispone  las brácteas componiendo un involucro esférico. El involucro se abre levemente para dejar asomar las flores en un vistoso penacho que va creciendo a medida que todo el capítulo va madurando. 
La mata puede llegar a medir el metro si las condiciones del suelo le son favorables. En estos casos de una maraña de grandes hojas escotadas salen multitud de vástagos terminados en las cabezuelas florales. 
A media altura del tallo veremos otra suerte de hojas: unas hojuelas alargadas, levemente dentadas que se disponen de forma dispersa.
Con estas presentaciones, cualquiera quedará conforme con los nombres populares que se le dan por estas tierras: cabecetas y escobetas. 









Camino de El Pueyo. Epipactis helleborine.

El bosque acota formas de vida, provee condiciones vitales  aislando del exterior a los seres que se acogen a su influencia. Así sucede en El Pueyo donde  éste se viste de bosque. Estos días,  podrá encontrar el caminante  la orquídea Epipactis helleborine en la cara norte de El Pueyo.
De todas las orquídeas que habitan este bosque es la que más tarda en aparecer. Todas las demás hace meses que florecieron. También es la más discreta. A la sombra de las carrascas, el verde pardo se esconde en las sombras. Alcanza el palmo  de altura, a veces algo más. Las flores por pequeñas y también verdosas no llaman la atención. Sólo en la proximidad se aprecian sus caracteres.Algunas flores van teñidas de pálido rosa, otras aparecen blanco verdosas. 
Las orquídeas del género Epipactis son colocadas en los primeros puestos de la evolución genética de las orquídeas. En 2007 la revista Nature publicó un artículo en el que se refería el hallazgo de un fósil de abeja atrapado en ámbar. Esta abeja había recolectado granos de polen de una orquídea. Lo importante del hallazgo fue la datación del fósil:  entre 15 y 20 millones de años. Nunca se había encontrado restos de orquídea de esa antigüedad, por lo que se aventuraba el origen de esta familia en torno a los 2 millones de años.
Comparada con la espectacularidad de la evolución de los animales, magnificada por el cine, la evolución de las plantas pasa más discretamente entre el gran público. 
En el precámbrico, entre gran actividad volcánica, hace 570 millones de años, aparecen en los mares primigenios las primeras algas verdes y azules. Harán falta otros 150 millones de años más antes de  que descendientes de estas algas ocupen tierra firme. Serán las primeras plantas, las psilofitas, que no tenían raíces ni hojas verdaderas, pero ya dieron un paso importante: poseer  un tejido vascular que permite la circulación del agua  por la planta.  De aquellas psilofitas tan solo quedan tres especies en la actualidad.
En el Devónico se produce la expansión de los licopodios y los equisetos (-400millones). Los equisetos son las populares "colas de caballo" de la actualidad. 
El carbonífero(-350 millones) es la época de los grandes bosques de licopodios, equisetos y helechos. Sus dimensiones eran enormes comparados con los ejemplares actuales, y su expansión fue tan grande que permitió que sus depósitos formasen los yacimientos de carbón actuales.  Al mismo tiempo se da otro paso evolutivo: aparece la semilla.   De estas fechas también son los restos fósiles más antiguos encontrados de coníferas. 
El Pérmico lleva aparejada la formación de  un único continente. Para este tiempo ya se ha producido la cuarta extinción masiva sobre el planeta, desapareciendo  el 90% de las especies animales. Continúa el dominio de los helechos con semillas y coníferas.

Hace 65 millones de años, al tiempo que se está produciendo la  extinción de los dinosaurios, se da la  expansión de las plantas con flores (angiospermas), precisamente para estas fechas los científicos que analizaron los restos de la abeja fósil, datan el origen de las orquídeas.
Las siguientes evoluciones vienen marcadas por el  predominio de  las plantas con flores. Los cambios climáticos suponen unas fuertes adaptaciones  morfológicas, de los que resultan la variabilidad de especies actuales, así como la evolución de ciertos pastos que influirán en la eclosión de los mamíferos herbívoros. Hay que hacer mención que todavía no hay atisbo de los primeros  homínidos, tales como el australopiteco.Y que todavía transcurrirán una veintena de millones de años para que aparezca el homo sapiens. Esto último  ocurrió, como quien dice, ante ayer.