Dolomitas 2. Viel del Pan

Segunda entrega, de seis, dedicadas a rutas senderistas por las Dolomitas, en el mes de agosto. El punto de partida de todas ellas es la localidad de Canazei.  En  este caso vamos en coche hasta el Passo Pordoi. Desde aquí el camino Viel del Pan está indicado con el número 601 en el sistema de senderos de las Dolomitas. Nuestra intención era volver por el 636, pero el empeoramiento del tiempo nos lo impidió. 
El camino Viel del Pan es un sendero muy popular, al menos en los primeros tramos, y conecta varios refugios de montaña: Sas Becé, Fredarola, Viel del Pan y Gorza; éste último evitando el descenso hacia el lago Fedaia y tomando una variante que conecta con el 636. El atractivo principal es moverse por vertiginosos prados contemplando en primer plano el macizo de Marmolada.


El día ha amanecido muy cubierto, el parte meteorológico da lluvias para hoy, pero desde Canacei vemos pequeñas ventanas de luz que iluminan el bosque y esto nos anima a movernos.



La visibilidad es escasa en Passo Pordoi, no obstante el sendero está bien marcado y esperamos que al menos  suban algo las nubes. Pastos alpinos verdes aún a finales de verano, y frente a nosotros parte del macizo blanco de Marmolada.
Centaurea pseudophrygia

Detalle de la cabezuela de Centaurea pseudophrygia.

Cerca del refugio Fredarola, antes de que nos metamos en la vertiente sur de la montaña, se abre un poco el cielo en el norte y vemos parcialmente las paredes del Sas de Pordoi en el Grupo del Sella.





El sendero discurre con apenas variación de altura entre los empinados pastos.

En cada recodo formado se va abriendo el valle. Al fondo vemos el Lago Fedaia.


En zonas calurosas y resecas de pasto encontramos Euphrasia minima, dotadas de un intenso color amarillo.

De trecho en trecho aparece un portillón que nos dirige la mirada al norte. Allí está el Piz Boé en un momento en el que se ha liberado de las nubes.



Es buena ocasión para hacerse una foto, aprovechando el breve momento en el que ascienden las nubes.



También aparecen las cumbres de Marmolada


Unos refugios van quedando detrás...




...o allá arriba. 
Las ovejas puntean de blanco los empinados pastos.

Ovejas de larguísimas orejas



El camino se va situando poco a poco a la par del macizo de Marmolada.































Caminamos por verdes pastos, y enfrente tenemos la atormentadas rocas.

Ya hemos llegado a la altura del lago Fedaia. Frente a nosotros está el glaciar que visitamos ayer y el recorrido que hicimos de bajada.


Nuestra intención era haber vuelto siguiendo la línea de crestas de la sierra, pero el cielo se ha cerrado definitivamente.



Nuestro camino de vuelta se interna en la niebla, como si fuéramos hacia la nada.


Esta cría de burro la hemos visto por la mañana junto a un refugio. El refugio debe andar cerca.


A pocos metros de terminar el camino una capilla de montaña tiene el ábside iluminado con estas vidrieras.












Dolomitas.1. Aproximación al Marmolada.

Primera entrega, de seis, dedicadas a rutas senderistas por las Dolomitas. El punto de partida de todas ellas es la localidad de Canazei. Con pocos kilómetros de desplazamiento en coche, aunque sí con muchas curvas, se accede a los puntos de partida para los seis recorridos que iré describiendo. Es la primera vez que en este blog salgo del entorno de  Huesca y los Pirineos, pero sigo fiel a mi pasión por la roca , la flor y la naturaleza.



El macizo de la marmolada con sus 3342m es el exponente calcáreo de mayor altitud de las Dolomitas. Todavía conserva parte de su glaciar, y en el primer día de senderismo vamos a aproximarnos a él. Es finales  de agosto de un verano que por aquí califican de lluvioso. No obstante, viendo la vegetación y el estado de los prados, de un verde nuevo, pensamos que no son extrañas las nubes que parcialmente cubren el macizo.














Actualmente el glaciar está muy reducido, pero se observa la huella de su presencia en las torres que formaron las lenguas glaciares. La considerable perpendicularidad y altura de estas torres nos dan idea de la potencia del antiguo glaciar.

El paso excavado por los hielos tiene dimensiones colosales.


Por ser el primer día de un largo viaje, nos damos un descanso y hacemos la aproximación en unas cabinas-jaula.
Subir en marcha a la mini jaula tiene su gracia, sobre todo si toca subir en segundo puesto.
Ya  haremos caminando la bajada.





 El viaje en la jaula ofrece buenas perspectivas. Pronto la vegetación desaparece casi por completo bajo nuestros pies, y comienza la desnuda roca. Abajo tenemos la presa del lago de Fedaia
























Los laterales de la artesa glaciar muestran las formas pulidas por el hielo. Son las crestas del Sas da les Doudesc de 2.713m. El suelo está cubierto de una fina gravilla blanca, restos de la continua molienda de las rocas.

Ya con los pies en la tierra, nos acercamos hacia el glaciar. En la traza de la nieve algunos alpinistas bajan en cordada de la cumbre. Rimayas y grietas asoman en la superficie del glaciar.



Las nubes se mueven con rapidez, mostrando y ocultando las elevadas siluetas.Caminamos por esta roca que parece recién estrenada. Ni asomo de vegetación, ni tan siquiera líquenes.

No vamos equipados para adentrarnos por el glaciar, nuestra idea es hacer senderismo, pero eso no quita para subir un poco más, hasta donde dicta la prudencia.


En una zona convexa el hielo muestra profundas grietas. Hace dos días estuvo nevando, y algunas grietas están parcialmente cubiertas.




La roca de Marmolada, blanco crema, con la huella del paso del hielo. En el Pirineo tenemos muchas huellas como esta en granitos, pero no parecen tan recientes. Parece como si el glaciar se retiró anteayer.



Paisaje de altura, tras la cresta del Sas da les Doudesc, se adivinan otros macizos de esta impresionante unidad que son las Dolomitas.



A pesar de la dureza del medio, el verano permite la colonización de especies que aprovechan el respiro estival para prosperar. Es el caso de Arabis alpina, especie que también encontramos en el Pirineo  habitando roquedos.



La potencia erosiva del glaciar queda patente en los perfiles pulidos de la roca.



Entre las gravas trituradas, una especie alpina que no vemos en nuestro Pirineo, Thlaspi rotundifolia.




Antes de comenzar el descenso, una fotografía de familia.





La vuelta presenta el otro lado del valle, el grupo que forman el Sassopiatto y Sassolungo a la izquierda y el grupo del Sella a la derecha. Aquí están varias de las excursiones de los próximos días. Una será la vuelta al Sassolungo, otra será la ascensión al Pitz Boé, cima piramidal que aparece a la derecha, otra ruta será la que discurra por las vertiginosas praderas del Viel del Pan, en las laderas herbosas que tenemos aquí enfrente ,enlazando varios refugios.

Una panorámica más extensa del mismo sector.












Saxifraga aphylla, forma un denso cojinete entre los cantos blancos, a 2.750m


Abajo el tejado del refugio Ghiaccia a 2.700m. y sucesión de crestas calcáreas.
La ladera está cubierta de una fina capa de grava entre la que crece esta bella amapola amarilla, Papaver alpinum.


Un sauce enano, Salix breviserrata probablemente, en pequeños grupos entre las rocas forma los matorrales a mayor altitud.



Una especie también familiar en el Pirineo, Doronicum grandiflorum, en este caso subsp. clusii, con hojas abrazadoras.



Hemos bajado considerablemente de altura, y ya cubren el suelo los pastos alpinos donde también habita Pedicularis verticilata.




Hemos comenzado a descender desde los 2.850 metros, y hemos llegado al Col di Bousc (a 2.434m), vamos siguiendo el sendero 606 que dirige perfectamente los pasos hacia el lago Fedaia, situado a 2.044m, donde hemos dejado el coche. Mimetizado con la roca, un bunquer de los muchos que se hicieron en estas montañas en la primera Guerra Mundial. Aquí se establecieron ejércitos italianos que vivieron en condiciones durísimas, y construyeron vías de paso acondicionadas para el transporte de personas y material bélico, las que luego darían lugar a las vías ferratas tan famosas en el mundo deportivo de montaña.



























Achillea clavenae.

Pedicularis rostrocapitata.



Saxifraga caesia, también es otra habitual en nuestro alto Pirineo calizo.


A medida que descendemos y nos acercamos al lago Fedaia, los herbazales van ganando fuerza, en ellos salió Biscutella laevigata, que nos ha dejado aquí sus semillas.



Una delicada cariophillacea, Silene pusila.


Pseudorchis albida, visitada por un par de mosquitos zancudos.



Matorral de Rododendron hirsutum, más pequeño que nuestro rododendro, y con las hojas vellosas, como indica su específico.



Ya a punto de terminar el recorrido, un bonito peralito no presente en nuestro Pirineo, Pyrola rotundifolia.


Ya próximos al lago Fedaia, Marisol y Aurora posan teniendo a la espalda el collado al que queremos llegar mañana siguiendo el camino Viel del Pan.