Camino de El Pueyo. Ruscus aculeatus. "Buxeta, rusco"

Flor de Ruscus aculeatus, y flores inmaduras
en otros filóclados. Ejemplar de El  Pueyo.

Alguna vez he comentado que los promontorios rocosos de El Pueyo y  Valcheladas son una avanzadilla hacia la depresión del Ebro para algunas plantas que habitualmente encontramos en la sierra. Una muestra  podría ser el ejemplar de Ruscus aculeatus que en la falda norte de El Pueyo vive a la sombra de carrascas y chinebros. Hasta la fecha sólo he visto una mata en el enclave de El Pueyo. Su interés se acrecienta por ser, probablemente, este ejemplar  el que tiene una ubicación más meridional en la provincia de Huesca


Precisamente en estos días de enero están comenzando a abrirse las flores de este peculiar arbusto.
De la familia de las Liliáceas, el tallo sale de una raíz rizomatosa, la cual se ha utilizado en medicina popular como aperitiva y diurética. Pero lo más sorprendente lo tenemos en la parte aérea de la planta. Observando  las flores, vemos que éstas salen individuales en el centro de lo que parece ser una hoja. La clave de esta rareza radica en  que son tallos lo que parecen hojas.  La buxeta, como planta adaptada a condiciones de aridez, reduce al máximo la transpiración. Para ello las hojas son minúsculas. Para suplir el déficit de producción de clorofila, los tallos terminales se ensanchan adoptando una forma similar a las hojas. Estos tallos, llamados en botánica filóclados, son coriáceos y aplanados y terminan en una aguda espina ( el específico aculeatus se refiere a la presencia de estas espinas).  El resultado de la planta es un  amasijo de puntas de lanza que convierten al arbusto ,cuando está bien provisto de ramas, en una impenetrable maraña. Aprovechando esta constitución se ha utilizado como preventivo contra los ratones: En Alemania es el "Mausedorn" (espino de ratones) en Inglaterra son los butcher's broom (escoba de carnicero) y en Italia es llamado "pungitopo", y es que cuando se empleaban las fresqueras para guardar la carne, se colocaban en la entrada para dificultar el paso de los roedores..(Tomado de "Los árboles y arbustos de la Península Ibérica". escrito por Ginés A. López González Ed. Mundiprensa.). 
Ruscus aculeatus de Val d'Onsera

Cuando la flor madura forma un fruto globoso de llamativo color rojo, algo tóxico. Naturalmente, este fruto se asienta también en el centro del filóclado. 
Todavía no he conseguido ver los frutos en el ejemplar de El Pueyo. Es un asunto que me intriga. El rusco es planta dióica, esto  es que hay pies machos y pies hembra. Raramente tiene flores hermafroditas. Las flores, además de sus órganos fértiles, tienen elementos del sexo contrario pero estériles. La polinización se produce por la mediación de insectos. Si año tras año no se producen frutos será porque falta uno de los dos sexos. ¿cuál portará la planta que tenemos en el Pueyo? A falta de mirarla detenidamente con la lupa, y dada su forma esférica, me inclino a pensar que podría ser femenina. Entonces a nuestro ejemplar de El Pueyo le pasaría como a Penélope: aquí está esperando largamente  que llegue su Ulises.

P.D. Localizar este ejemplar no es difícil, pero hay que saber por dónde ir. Si quieres que te dé las coordenadas pídemelo a mi correo electrónico: jmsanzcasales@hotmail.com







Covachos de Quinzans y Chimiachas

Ya se sabe que por estas fechas el monte anda un tanto alborotado. Piensas ir por un lugar y te encuentras los carteles de una montería en curso. No queda más remedio que cambiar de planes, pues no queremos que se convierta en deporte de alto riesgo ir por una simple senda. Suerte que Guara da para mucho, y si queríamos caminar por el entorno de La Mallata, entre Colungo y Lecina, terminamos saliendo desde Alquezar para ir a parar a Chimiachas. Balance: un excepcional recorrido, ahora que el sol no aprieta, para recorrer parajes con reminiscencias prehistóricas.


El sendero está perfectamente balizado desde Alquézar, aunque nosotros lo cogemos en la pista que sube a San Pelegrín, un poco más arriba, también indicando las balsas de Basacol y los covachos de Quinzáns y Chimiachas.
1. Entrada del desfiladero de Payuela


























Antes  de Basacol, el sendero se adentra en un pequeño desfiladero que encajona el barranco de Payuela.Una sencilla canalización  baja el agua de Basacol a Alquézar. Los buitres rondan por allá arriba volando en círculos, las manchas blancas de las rocas testimonian sus posaderos habituales.

Una enredada mata de Smilax aspera, por el común llamada zarzaparrilla, se apoya en un boj. Los frutos están madurando. Algunos se presentan abovados, otros están totalmente esféricos. Has hojas presentan alguna espina en el margen, al igual que el tallo trepador.
Smilax aspera
Un grupo de pequeñas carpas rojas permanece medio aletargadas en el fondo de la balsa de Basacol. Componen un abstracto ojo que con lentitud se va moviendo con brillos de caleidoscopio.


El camino se dirige con decisión hacia el tozal de Quizans.  Lo vemos en la izquierda, y ya se adivinan las oquedades de los covachos. La pared de su flanco sur desciende hacia el barranco del río Vero. Al otro lado del río vemos la Corona d'o Tozal, que inicialmente iba a ser parte de nuestro recorrido de hoy, y que dejaremos para cuando ya no sea temporada del jabalí. Desde esta perspectiva se adivina la potencia erosiva del río Vero cortando verticalmente lo que inicialmente formaría un único anticlinal calizo. Boj, escarpines, chinebros y carrascas constituyen la vegetación superior de estas lomas.
2. Tozales de Quinzáns  y Alquézar

La erosión sobre los sustratos calizos forma estos covachos. Me llama la atención la presencia de esta  erosión diferencial a esta altura y aislada de los actuales cursos de agua. Una de estas oquedades conserva pinturas rupestres.
3. Covachos de Quinzáns
A excepción de algunos signos esquemáticos de difícil interpretación , se puede adivinar la intención de quien pintó con simples trazos sobre esta pared.


El abrigo rocoso de Quinzáns  también hace sus alardes artísticos y compone un tapiz de tonalidades minerales. Una sabina se descuelga de la pared.


Nos hemos aupado al tozal de Quinzáns, pero la vista no es lo que esperábamos. Además de la calima que oculta la montaña al Norte, es un cerro muy amplio y plano, que no permite ver con claridad los oscuros del Vero. Hacia el Este la Sierra de Guara se extiende. Este mes de enero las cimas del Tozal de la Cabeza, y el Tozal de Guara permanecen desnudos de nieve.
3b. Cerro de Tito o Campo Luengo, detrás Tozal de la Cabeza y Tozal de Guara



























Seguimos camino hacia el covacho de Chimiachas. El camino cambia totalmente en cuanto empezamos a descender el barranco de Chimiachas.Estrecho y en pacino no extraña que aunque sean las dos de la tarde todavía dure la cencellada.  En todo el día no entrará el sol en este barranco. El suelo está congelado y la tierra cruje bajo los pies.



Hiedra y musgo mantienen los cristales de hielo formados de la niebla que estos días atrás los ha cubierto.  En este caso una estrella con corazón de encina.


Tras un rápido descenso por el barranco, pero con buena senda, hemos llegado al punto donde una señal indica remontar un poco para llegar al abrigo de Chimiachas. A su alrededor el barranco sigue haciendo curvas y más curvas hasta juntarse con el Vero. Fuertes tajos partidos por luces y sombras labrados por insólitos cauces.
4. Covachos en el barranco de Chimiachas

Las sombras aumentan el misterio del lugar. Escondido entre peñas está el ciervo de Chimiachas. Miles de años erguido y alerta.



Datos de la ruta:
distancia 7 km (sólo ida)
desnivel ascenso :470m.

track de la ruta:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=8231213

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Camino de El Pueyo. Diplotaxis erucoides.

A falta de nieve en las cumbres, aquí en el Somontano algunos campos se tiñen del blanco de la helada, y también por los pálidos pétalos de esta pequeña planta. En ocasiones vemos algunos trechos del camino bien nutridos por esta flor  que forma colonias extensas.
Es una especie  ruderal, arvense, y que en ocasiones cubre allí donde hay cultivo de almendreras y viñedos. También las vemos orlando el camino. Y no es de extrañar verlas ahora en invierno, con este intenso frío. Es planta muy resistente, como queda acreditado en estos fríos días de enero.


Alguna lección de clasificación botánica recordará el caminante  si observa las flores con cuatro pétalos formando una cruz: rasgo distintivo de la familia de las Crucíferas ( =hacedoras de cruces). Este esquema se repite también en la disposición de las flores, en ángulos de 90º con respecto al tallo, y dispuestas de manera que vistas desde arriba también forman cruz.

Los frutos forman largas vainas, en donde las semillas se distribuyen en dos largas filas ( de donde proviene el genérico diplotaxis = ordenado en dos). Las hojas con el limbo más dividido en la base que en las hojas superiores.


El nombre común "rabaniza" se le aplica en algunos lugares, y así queda recogido en alguna bibliografía. Desconozco si éste apelativo u otro  se da también por nuestras tierras. Por otra parte es planta humilde, de esas que "no sirven para nada" y por ello se les engloba en el terrible calificativo de malas hierbas. De nada le sirve a Diplotaxis erucoides ser perteneciente a una familia que tanto ha dado por la supervivencia del ser humano.  Coles, coliflores, berzas y rábanos pertenecen a esta familia ( en algunas taxonomías Brassicaceas), y en Barbastro nos preciamos de tener una verdura exclusiva, el bróquil, delicia del invierno. Extraordinariamente ricas en minerales y vitaminas , las crucíferas fueron eje alimenticio de buena parte de los europeos  antes de la generalización de los productos americanos. Antropocentrismos a parte, es una planta que ocupa su espacio biológico y ,afrontando el frío como puede,  medra en una época en la que nos parece que todo está aletargado.