Castillo Mayor

Como una gigantesca mesa  inclinada, el Castillo Mayor es la antesala de las recias cumbres del Parque Nacional de Ordesa. Mirador excepcional del valle de Escuaín, y hogar de una singular variedad botánica. Escenario del pastoreo pirenaico cuyos cielos surcan buitres y quebrantahuesos.

Como la mañana está fresca debido al nuboso cielo, la ascensión ha sido rápida y cómoda. Veníamos preparados para pasar calor una vez superadas la falda del Castillo Mayor, más boscosa. Ya en el último tramo, mar de rocas, apreciamos la extensión de la gran depresión calcárea denominada el Prado del Cura, donde quedan vestigios del pastoreo secular, así como muestras de su geología karstica que se manifiesta en pequeñas dolinas, algunas aprovechadas para labores pastoriles. Detrás , entre la Peña Montañesa y Sestrales, se extiende en toda su amplitud el valle del Cinca. Al fondo espejea el embalse de Mediano, en tanto alguna cortina de agua se ve caer allá a lo lejos.
















Castillo Mayor es uno de esos mágicos lugares donde los últimos tres metros son capaces de hacernos contener la respiración. Un repentino corte interrumpe la montaña y se precipita hacia Escuaín, que allá abajo se ve asomado a la garganta.Al fondo, cuello Vicenda avisa de la proximidad de Añisclo, y el Circo de Gurrundué demuestra el poder de destrucción del agua y los hielos en la Sierra de las Cutas. Al fondo, como no, Monte Perdido.



























El cañón de Escuaín se alarga y allí aparece Revilla, en la falda de Puntas Verdes. Sus laderas rocosas activan nuestra imaginación  que las hace prolongarse por encima del cañón en suave curva hasta unirse a los cantiles de Castillo Mayor. En nuestra mente forman así las curvas de aquellos anticlinales  y sinclinales que fueron su origen en el nacimiento del Pirineo. Castillo Mayor, un hermoso sinclinal aislado por la garganta que traza el río Yaga.  Las nubes  y las extrañas luces dificultan la visión sobre Cotiella y Posets. Pero allí están todavía con abundante nieve.

















La ruta discurre siempre por la solana, en los primeros tramos protegido por un bosquete mixto con quejigos, boj, algunas hayas donde se acentúa la humedad. Algunas plantas que hemos encontrado por el camino:
Polygala calcarea



En este primer tramo abundan las pequeñas cazoletas, Narcissus assoanus, punteando de amarillo el camino. También vemos las hojas de Lilium martagon, pero todavía les falta mucho para florecer.

Thlaspi caerulens

Iberis amara






























Potentilla neumanniana
El terreno se va volviendo cada vez más árido y rocoso, la vegetación arbórea va siendo cada vez más escasa. Aparece algún pequeño prado, etapas de ramoneo en la ascensión del ganado hasta el Prado del Cura.

Paronychia kapela  spp.serpyllifolia













Anthyllis montana

Hippocrepis comosa
Barbarea intermedia






















Ya en la zona de pastoreo de El Prado del Cura, lugar herboso, descubrimos que la primavera está en sus inicios. Lo que más abunda en este momento es el pálido narciso Narcissus alpestris y Euphorbia cyparissias, que también se adentra en el dominio rocoso que constituye la parte final del trayecto.
Narcissus alpestris






























Euphorbia cyparissias















Acer opalus













Ya en los últimos metros sorprende el desafío de varios solitarios árboles que han hecho su hueco entre el lapiaz. Todavía no han sacado las hojas. Su esquelético porte invernal acentúa la dureza de su empeño.
De vez en cuando, en  un respiro entre tanta roca aparece una tierna prímula.

Primula veris
















Pulsatilla alpina



























Casi junto al vértice geodésico que marca la cima de Castillo Mayor, una pulsátila nos recuerda la reciente retirada de la nieve.











Datos de la ruta:

Fecha 12 de Mayo de 2012

Punto de partida  1.280 mts. Camino de la Montaña de Sensa, Entre Puértolas y Bestué.

Altura cima . 2.020 mts

Camino de El Pueyo. Orchis purpurea


 Esta vistosa orquídea ocupa taludes sombreados por las carrascas. Necesita frescor y un cierto grado de humedad, por lo que en El Pueyo sólo las vemos en las laderas norte donde alguna escorrentía primaveral permite que se desarrollen.

Es de alto porte, sobre los 30 o 40 centímetros, aunque en condiciones muy favorables puede hacerse mucho mayor. Las flores se disponen en un apretado racimo.
Si sorprende a simple vista por su tamaño, más atractiva es a corta distancia. Las pequeñas flores  presentan un labelo colgante, blanco con el margen púrpura, y manchas glandulosas del mismo color. Este labelo, dividido en varios lóbulos, más los demás sépalos y pétalos que convergen en la parte superior, forman un conjunto que se  asemeja a un grotesco hombrecillo que viste pantalones anchos y amplio sombrero.
Uno de los aspectos que me fascinan de las orquídeas está en el subsuelo. Estas plantas son consideradas dentro de las más evolucionadas del reino vegetal. Sin embargo para prosperar dependen de las complejas asociaciones biológicas que se producen bajo tierra con hongos específicos que permiten la viabilidad de los nuevos individuos. Literalmente, si el microscópico hongo no está en el suelo, la orquídea no se desarrolla.


A Orchis purpurea la podremos encontrar también si nos acercamos al Prepirineo, e incluso en pleno Pirineo. En esos enclaves indicará zonas de mayor insolación y sequedad, precisamente las características que en el entorno de el Pueyo no faltan y nos permiten contemplarla, si bien aquí es tan escasa que nos obliga a extremar el cuidado para no perturbar el espacio ecológico en el que habita.













Camino de El Pueyo. Ornithogalum umbellatum."leche de gallina"

Al comienzo del camino viejo que conduce al Pueyo, pasada una granja  precedida por unas hermosas nogueras en su entrada, hay un campo plano a mano izquierda que termina donde una cruz calvario y comienza la subida hacia el canal y los depósitos de agua. En este campo, yermo los más de los años, crece esta bonita liliácea de flores blancas en el interior y  bandas verdes en el exterior.
La umbela de flores sale directamente de un bulbo, así como algunas hojas estrechas y largas, que tempranamente se marchitan.
El reloj biológico de estas flores está acompasado con la llegada de la época de más lluvias y la retirada de los fríos. En algún momento de la evolución de la plantas hubo de desarrollarse esta estrategia que exponen las plantas de bulbo. Las plantas de bulbo parece que escasean allí donde los fríos se alargan, o donde la insolación ocupa muchos meses del año. Adaptadas a los climas templados, eligen el momento de suficiente iluminación y abundante agua para desarrollar, a partir de las hojas subterráneas del bulbo, aquellas hojas que formarán los tallos floridos y las hojas externas. Tiene que hacerse rápido, en el momento en que más agua y sol se disponga para , con las hojas al sol, volver a acumular reservas en las hojas del bulbo. Si el balance energético es suficientemente generoso,  formará además pequeños bulbillos que complementan su sistema reproductivo.
Flor de Ornithogalum umbellatum. El número 3 como esquema de composición
Aunque sus cebolletas se comen, y parece ser que son diuréticas y laxantes, no he dado con ningún nombre usual que difiera del común castellano "leche de gallina". Tan peculiar nombre me queda aclarado con una cita que Pío Font Quer recoge en su Dioscórides renovado y que atribuye a Andrés Laguna, aquel médico español del siglo XVI que trasladó al castellano el tratado de medicina del griego Dioscórides. Así, en la cita de Laguna se escribe: "cuádrale muy bien aquel nombre , orithogalon (que quiere decir leche de gallina), a esta planta, pues cuasi tan rara es de hallar como la mesma leche".
Leal caminante, si para Laguna el ornitogalo era raro de hallar, te animo a que lo busques donde te indico e incluyas esta planta entre tus habituales de  primavera.