Selva de Oza II. Valle de Guarrinza-Aguas Tuertas






Segundo día en Oza, en un ya lejano 19 de julio. El día anterior habíamos subido al Castillo de Acher  como ya comentamos en este blog. Este día  sólo queremos hacer un paseo por el valle de Guarrinza hasta llegar al valle de Aguastuertas. 

El valle se abre luminoso, y deja atrás las espesuras de la Selva de Oza.
 Cirsium palustre, como su nombre indica, habitante de pastos húmedos y proximidades de fuentes. 





























Otro cardo que salpica estos pastos, Carduus carlinifolius, con una base de hojas  similar a la carlina, y parte superior del tallo libre de espinas.


También habitual en pastos húmedos, la orquídea Dactylorhiza maculata. Hojas terminadas en agudo pico y moteadas de manchas parduzcas. 

Prunella vulgaris, primera generación de flores ya caídas y segunda generación en pleno apogeo. El último par de hojas aplicado a la cabezuela floral.

Flor de pétalos tintados de púrpura de Fragaria vesca, siempre la había visto de color blanco.




























Las areniscas rojizas del permotrías son fácilmente erosionables, en contraposición con las dura andesita, roca ígnea que forma un zócalo resistente.El punto de contacto de ambas rocas se resuelve con el diferencial de erosión que produce  el salto en la cabecera del Aragón subordán.


Los restos de un  túmulo prehistórico ocupan un resalte dominando todo el valle de Guarrinza. Testimonio de la vida ganadera en la Edad de Bronce.












 Sobre los detritos rojos del permotrías la mole caliza del Castillo de Acher, que muestra parcialmente la dirección de los pliegues del sinclinal que lo forman.


El río Aragón Subordán excava el  valle de Guarrinza,  ya modelado antiguamente por el glaciar cuaternario desaparecido.

 Duras andesitas resisten el paso del agua y forman pequeños parajes idílicos.
Al cobijo de estas rocas encontramos las flores inapertas de Lilium martagon.
   
Dos edades de Geum rivale

Saxifraga hirsuta, con sus características hojas lobuladas con largo peciolo.




























En la zona cálida de la andesita, Sempervivum montanum, ávido de sol.

 Discontinuidad rocosa: sobre una base más antigua de areniscas rojas,  acumulación de conglomerados rojos  en estratos horizontales.
El dolmen da comienzo al valle de Aguas Tuertas.
 
El valle de Aguas Tuertas, lugar de colmatación y formación de turberas surcadas por el meandro del río. Futuros carbones dentro de unos millones de años.



Selva de Oza I. Castillo de Acher.

Del    18 al 20  Julio, tres días en Oza. Primer día dedicado al Castillo de Acher, del que doy cuenta en esta entrada del blog.

Me gustan los bosques, disfruto paseando por ellos, pero este de la selva de Oza en dirección al Castillo de Acher se me hizo un poco largo.  Habíamos salido temprano, y el bosque estaba silencioso, oscuro, opresivo después de llevar un buen rato atravesándolo. Sólo entra un poco de luz al cruzar el claro de algún barranco, y hasta que no dejamos el bosque atrás no pudimos contemplar una porción del paisaje que nos rodeaba. Tenemos a la vista el frente de escarpes producidos por la erosión del barranco de Acherito, en dirección sur, y del río Lescún, desde la divisoria fronteriza hacia el Norte. Un acorde continuo de picos que comienza en la lejanía con la Mesa de los Tres Reyes y termina con las paredes de Lenito.

Subimos hasta tomar contacto con el sol. El viento norte y la temperatura de la atmósfera presagian la evolución de nubes orográficas. Aprovechamos para hacer fotografías por si la nubosidad acaba cubriendo las montañas. También es un buen momento para tomar un respiro y , mapa en mano, ponerle nombres a los picos. El relieve mantiene una marcada asimetría, con un frente norte de fuertes paredes, y una vertiente sur con relieves en cuesta revelando el carácter plegado de las calizas.

El manto de calizas forma la complicada geología de la Sierra de Alano. Lenito y Peña Forma enseñan la potencia  del pliegue que une ambos picos, y la enorme destrucción sufrida desde su origen.

A partir de los 1.600 metros comienza a escasear el arbolado. En estos pastos supraforestales encontramos Hypericum richeri, con sus largos filamentos estaminales y los pétalos moteados por glándulas negras.



También aparece aquí y allá la muy buscada hasta no hace muchos años, y ahora protegida, genciana amarilla, Gentiana lutea.


Un insistente reclamo, "tcha, tcha", nos hace observar unos pajarillos que se posan en bloques de roca tras un vuelo rasante y rápido. Podría ser la collalba gris, Oenanthe oenanthe, que nos devuelve la mirada con curiosidad.



Un verderón serrano, Serinus citrinella, compite con las collalbas grises por ocupar posición en las rocas.




El Castillo de Acher nos presenta su flanco oeste. La parte superior caliza, lo que propiamente parece un castillo, es un sinclinal colgado, totalmente separado del resto de calizas que le rodean producto de la fuerte erosión y pérdida de materiales.Este sinclinal descansa sobre una masa de areniscas rojas del permotrías, que aparecen fuertemente plegadas.


El murallón parece inexpugnable, pero sabemos que hay un paso sencillo en mitad de su flanco sur.

Hacia el Este tenemos los escarpes de Costatiza, con sinuosos pliegues y varias cuevas. Detrás de Costatiza,  Punta Agüerri que se prolonga hacia el oeste hasta formar la puerta excavada por el río Aragón en la llamada Boca del Infierno. Al otro lado de la puerta orográfica el pico Lenito.


En ambiente fontinal  la hierba centella acompaña a Alchemilla xanthochlora de flores verdosas.



También en estos lugares encharcados que crean los pequeños regatos encontramos Veronica beccabunga, flores de intenso azul celeste.


El ruido sordo del galope del sarrio sobre el blando suelo dura más que la fugaz visión de un pequeño grupo de sarrios corriendo por la pradera.

Pero el castillo de Acher es el espacio de la roca y ahora afrontamos el ascenso por la pedregosa y empinada cuesta.


En los últimos tramos sobre arenisca roja vive Astragalus sempervirens. Atención a sus largas y afiladas espinas que se esconden en la base del tallo.



Compartiendo espacio con el musgo, Gallium pyrenaicum


El camino está claro, aunque empinado. Vamos con calma.


Una especialista de las gleras, scrophularia canina, ya en el dominio de las calizas.



Erinus alpinus medra en pequeñas repisas donde se va acumulando suelo fértil

Estamos ya en el tramo más empinado. La caliza que corona el Castillo de Acher forma las elevadas almenas.



Una fisura es suficiente para Valeriana montana.


Toda muralla tiene una puerta, y Marisol está a punto de pasar por ella.


Una vez superada la puerta, aparece el interior de la fortaleza. Los estratos calizos forman un sinclinal y allí donde se ha perdido la continuidad del pliegue aparecen los acantilados como si de almenas se tratase. El proceso kárstico ha provocado la erosión a lo largo del eje de pliegue, dolinas y poljes que ahora están ocupados por la nieve.

























































Los habitantes del castillo, una manada de sarrios.


Y todo castillo tiene sus torreones, en este caso los picos situados en el extremo norte y el extremo sur. Dirigimos los pasos hacia el mayor de ellos que es Punta norte.
Veronica nummularia, planta perenne que vemos en crestones y lugares innivados, endemismo de las montañas pirenaicas y cántabras  habitual junto con las calizas.



Dryas octopetala comparte espacio con Anthyllis montana y forman una alfombra multicolor entre tanto cascajo.

Las previsiones de tiempo se han confirmado y el cielo se encapota rápidamente. En ocasiones baja un girón de niebla que oculta todo en derredor para después levantarse y mostrar apenas las montañas circundantes. Al frente punta del norte y punta del sur, las dos mayores prominencias del castillo.
El medio es hostil pero no estéril, entre las calizas, en torno a los 2.300mts. crecen buen número de especies.

Arabis alpina subsp. cantábrica.


También crucífera: Kernera saxatilis



La siempre fotogénica linaria alpina


Helianthemum oelandicum subsp. canum




Desde punta Norte la vista del sinclinal es fascinante, pocas veces se tiene la oportunidad de ver un pliegue totalmente separado, como desgajado del resto de la montaña. Al efecto espectacular de navío de piedra  contribuyen los márgenes cortados a pico, poco importa que las nubes lo cubran todo en derredor, nada quita protagonismo a esta singularidad geológica.

Allá abajo, Guarrinza, puerta de acceso a Aguas Tuertas, con Peña Lo Risté vestida de verde hasta la misma cima, y detrás en la penumbra Peña L'ariste, haciendo muga con Francia.
A pesar de que cae alguna gota, no podemos resistir la tentación de subir a Punta Sur, es como si quisiéramos ir de almena en almena. Y es un acierto puesto que nos muestra una nueva perspectiva hacia el interior de la muralla, con el dominio de Punta Norte...
Hacia el exterior,  aunque no podamos ver el territorio del Bisaurín, sí podemos ver los dominios de la sierra de Secús.

Antes de comenzar el descenso lanzamos una larga mirada desde lo alto de una almena


Pero la excursión no está terminada, la vuelta todavía nos depara más sorpresas:
Iberis bernardiana sobreviviendo a los movimientos de las gleras.

Pritzelago alpina subsp.auerswaldii



Globularia repens, arbustiva  que trepa y aprovecha la mínima ranura de la roca para acoplarse a ella y no sobresalir más allá de lo imprescindible, que luego vienen los hielos del invierno que lo arrasan todo.










En el descenso hemos llegado de nuevo al bosque. Un bosque mixto donde se alternan las caducifolias, bien representadas por el haya, y el perenne abeto.
Los coluvios acumulados durante eones así como la mayor humedad aportada por torrentes y escorrentías propician una flora que contrasta con la del achar. 



Polygonum viviparum



Tofieldia calyculata

































Campanula patula


Las sedosas alas de la Blanca del Majuelo (Aporia crataegi) brillan con la luz tamizada por el bosque.



Quizá sea la Doncella mayor (melitaea phoebe) la que apenas dobla la estrecha hoja donde se posa, y después de alzar repentinamente el vuelo se posa en mi mochila y me acompaña hasta el fondo del valle, donde nos espera el Castillo de Acher, ahora allá arriba.

Datos de la ruta:

Distancia recorrida 7 km (sólo ida)
Desnivel acumulado: 1.035m
Altitud salida: 1350m
Pico Castillo Acher: 2384m
Track de la ruta:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=8232931