El Turbón desde Las Vilas

Desde Barbastro, la mole del Turbón forma parte del horizonte montañoso que vemos cada día. Desde la distancia parece un enorme patatón, pero en cuanto te acercas a sus paredes se convierte en una atractiva montaña. Antes de que el calor apriete subo con mis hijos Diego y Alicia  desde Las Vilas. 

El comienzo de la ruta ya nos ofrece una buena perspectiva de la montaña que pretendemos subir. Hacia Las Vilas se presenta como una formidable muralla, aparentemente sin ningún resquicio por el que acometer la ascensión, pero hemos mirado los mapas y sabemos que la ascensión por el collado Canals es sencilla. Evitaremos la ruta que va por las angosturas de Es Pasos para tener una ascensión tranquila.


Aunque el Turbón está construido con materiales calizos, la base del mismo, en el principio del recorrido, es una acumulación de margas y depósitos sedimentarios estratificados. En ellos veremos muchos icnofósiles, huellas de organismos que reptaron sobre o por dentro de los limos primitivos.


El terreno está abarrancado. Además de la erosión, las fuertes contracciones que soportaron estas margas hacen que aparezcan lechos levantados formando curiosos empedrados.



Por ahorrarnos las curvas de la pista que inicia el ascenso, hemos ido acortando por barranqueras utilizadas para la subida del ganado. En espacios aclarados, pero sombreados aparecen hermosos grupos de la orquídea Cephalanthera damasonium

A 1.600 mts., los pastos frescos que suceden al árido ambiente de las margas están salpicados por las pequeñas umbelas de flores de Ornithogalum ortophyllum




En los claros del pinar subalpino, a 1.750m. aparecen algunas matas de pulmonaria (Pulmonaria longifolia)


Dejamos la frescura del pinar y ya tenemos delante el collado  de Els Canal que nos permite evitar los pasos conflictivos. Entre los aislados pinos la senda discurre entre buchos (buxus sempervirens) cada vez más ralos, escarpines (Echinospartium horridum) y rosetones de xinastras (Juniperus communis).

































A 1.785m aparecen al resguardo de alguna roca Pulsatillas alpinas subsp. font-queri, con las hojas profundamente divididas.


Abunda en estos prados Androsace villosa.


A 1.900m, en estos prados pedregosos, sometidos a larga innivación encontramos Polygala calcarea.

Una vez llegados al collado vale la pena hacer una parada y mirar hacia atrás. Las calizas del Turbón muestran la formación de lapiaces, y en forma redondeada, propia de la erosión glaciar, se dibuja todo el valle que baja hacia Las Vilas. Las manchas oscuras de pino (Pinus silvestris y Pinus uncinata) dejan paso a los verdes pálido del pasto subalpino, que poco a poco se va transformando en manchas de erizones, para al final terminar en el ambiente rocoso.


A 1.950m. en pastos alpinos junto a enebros rastreros, Biscutella intermedia.


Superado el collado de Els Canals se abre un paraje inesperado. El piso alpino muestra una alfombra verde, recién estrenada. La nieve hace poco que se ha retirado.

Adonis pyrenaica a 2.145m, escondida en los espacios que dejan las rocas calizas que asoman en el pasto alpino.



Gentiana verna. Los capullos sin abrir parecen negros clavos.



Bulbocodium vernum, atiendase al único estigma blanco  dividido en tres puntas para distinguirlo de los cólquicos. Las hojas salen al mismo tiempo que la flor.



La suavidad del pasto joven contrasta con la rudeza del lapiaz. La esencia del Turbón es esta roca blanca. Disgregada por acción del agua y el CO2 crea estas cárcavas.

Como un espejismo aparece Cotiella.

































Ya estamos a 2.300m, y aunque por desnivel pareciera que ya la ruta está a punto de concluir, sabemos que todavía queda mucho que andar. El valle de San Adrián nos separa de la cima del Turbón, que se muestra frente a nosotros. Habrá que rodear el valle siguiendo la cresta.



Algunas puertas se abren al vertiginoso abismo vertical, y allá enfrente sigue la cima de  Turbón.
















La cresta es ancha y cómoda, no presenta ninguna dificultad. En el fondo, la cinta blanca de las altas cumbres pirenaicas: macizo de las Maladetas, macizo de Posets entre otros.
Hemos llegado al final del valle,Fontarruego, habrá que descender un poco para luego volver a subir por la nieve. El fin se ve ya cerca.

El valle de San Adrián, vestigio del glaciar que hendió en la mole caliza del Turbón una cicatriz que parte en dos la montaña. Por el fondo del valle discurre la ruta que procede de S. Martín de Veri. Tomamos nota para otra ocasión. En la derecha, cubierto de nieve Roques Trencades, vecina de la Tuca de Castanesa, hacia la izquierda la ladera occidental del valle de Benasque, y por último a la derecha asomando el macizo de Posets.

Los últimos metros de la cómoda cresta antes de llegar a la cima del Turbón. Al llegar a la cresta oriental se abre el panorama del valle de Bardaxi.

Para mí, el atractivo fundamental del Turbón está en esta panorámica,por la  proximidad con la Sierra Ferrera (izquierda) que serpentea hasta la Peña Montañesa, y la silueta hermosa del macizo de Cotiella. Abajo el valle de Bardaxi en el que destaca la alargada cresta  del tozal de Baziero, que aparece perpendicular a los valles fluviales, y la Sierra de Zervin, ligeramente curvada.

Foto familiar en la cima, lo que queda del vértice geodésico sirve de apoyo a la cámara.

Alicia y Diego en buena camaradería.


Tenemos tiempo para reposar y contemplar el paisaje lentamente , mil veces.

Hacia el Sur Este, el valle del Esera discurre en amplio valle entre Sierra Ferrera y el grupo Zervin-Baziero, con centro en Campo. Detrás se intuye el amplio dominio de La Fueva.

La cima del Turbón
































Hacia el Norte, Maladetas y Salenques  y los territorios de Las Paúles y Castanesa


Macizo de Posets
 Macizo de las Maladetas



Toca el regreso. Hacemos una leve variación para no perder altura innecesariamente y cresteamos por Fontarruego. Damos un último vistazo al valle de San Adrián.


Datos de la ruta:
Desnivel acumulado 1.296m
Distancia recorrida: 15,5Km
track de la ruta:

Camino de El Pueyo. Helicrhysum stoechas. "Siempreviva, hierba perpetua, bocha, manzanilla basta"




Si no se ha elegido bien la hora para vagar por estas tierras, el caminante se verá expuesto al agobiante calor que comienza a apurar este comienzo de junio. En sintonía con su estado de ánimo verá cómo la vegetación comienza a acusar los estragos de la sed, y lo que tan apenas hace un mes era verdor, ahora comienza a aparecer pajizo. 
Una planta especializada en estos rigores del clima es la siempreviva. Nos enseña cómo resistir al sol,  pues ella misma desarrolla  buena parte de las estrategias para sobrevivir al calor. 
Primera lección: evitar la transpiración. Cuanto más sudor, más necesidad de agua. El estrés hídrico se evita reduciendo al mínimo la exposición al sol. En la siempreviva veremos las hojas escasas y estrechas, con el margen revuelto. El mínimo para sintetizar los azúcares a través de la fotosíntesis.  Segunda lección: utilizar un protector solar. Siguiendo la máxima aquella de que lo que quita el frío quita el calor, la siempreviva se viste con fina borra blanca. El blanco refleja el máximo del espectro de la luz solar y los tejidos absorben menos energía. Tercera norma: aprovechar la sombra. En la siempreviva puede parecer que ésto no es así, pues la vemos crecer en los lugares más expuestos. Sin embargo observaremos cómo al formar grupos apretados y globosos se crea un leve pero eficaz espacio de sombra en la base que permite la protección de la humedad  en el subsuelo. Cuarta lección: utilizar materiales aislantes. El aspecto más llamativo de esta planta reside en las cabezuelas florales. Como en otras Compuestas, buscaremos las flores agrupadas en capítulos. No hay lígulas llamativas que capten la atención de los insectos. Confían en el aroma para atraer a los chupadores de néctar. Estas flores, esenciales para garantizar la perpetuación de la especie, están protegidas por sucesivas capas de brácteas. Al tocar las brácteas notaremos su consistencia papirácea. Leves capas de papel  que aíslan los ovarios de las flores de la radiación calorífica que asciende desde el suelo. 
Al pasar los días las minúsculas  flores madurarán. Al final sólo quedarán del capítulo las brácteas, que adquieren un tono dorado. Parecerá que la planta conserva siempre la flor, cuando en realidad las flores ya han desaparecido. Con razón en el habla común se le llama hierba perpetua, siempreviva.
















El Montsec de L'Estall y las peonias.

Está claro que subir al Montsec de L'Estall se puede hacer en cualquier época del año, pero mi ilusión era estar allí cuando las peonias estuviesen en flor, que suele ser a principios de mayo. Si se sube en esta época, y más aún si se va acompañado de alguien que conozca su flora, la excursión se convierte en una auténtica delicia. Para mi fortuna me acompañó José Vicente Ferrandez ( siempre animo a visitar su blog Pasos), por lo que se comprenderá que a este reportaje acompañen tantas reseñas de plantas.


Junto a la balsa desde la que comenzamos el camino aparece una nutrida población de Fragaria viridis. Aparentemente una matita de fresas como cualquier otra, pero que representa una especie muy rara en la provincia de Huesca.


Genista teretifolia, aliaga que carece de espinas, y que es un endemismo pirenaico cantábrico.

Herniaria glabra, hierba rastrera, de florecillas verdosas,  vive en  los suelos ácidos. En el Pirineo se localiza en el sector oriental.

Llamativo carex (Carex liparocarpus) que muestra la espiga masculina ahusada al final del tallo, y debajo anchas espigas femeninas.



Iberis ciliata, especie rara en el Pirineo y escasa en la depresión del Ebro. Tiene las hojas lineares y gusta de suelos básicos.


Hemos caminado siguiendo la pista que se adentra en estos parajes abiertos y pedregosos. Ha aparecido algún ejemplar de peonia, pero ya fructificadas. La pista va ganando altura suavemente. En un paraje desolado por el fuego aparecen los esqueletos de sabinas quemadas en un incendio.  Detrás comienzan a verse las paredes verticales del Montsec y la suave loma que presenta esta montaña en su cara oeste.


Algunos ejemplares de Tulipa sylvestris todavía no se han agostado.




Por fin aparecen ejemplares todavía frescos de Paeonia officinalis. Planta de interés especial en Aragón por ser sus poblaciones escasas y muy dispersas.
El Montsec de L'Estall es un enclave principal de su presencia en Huesca.

Paeonia officinales coloniza terrenos pedreosos, en ocasiones en claros de carrascales y quejigales. En el Montsec convive con el boj, en espacios bien soleados.


En estos rellanos soleados y rocosos también crece Genista hispanica subs. hispanica.


Aunque ya ha perdido la lozanía, no me resisto a fotografiar a Fritillaria lusitanica, especie poco frecuente y que todavía no había podido ver.


Estamos a 1.290 metros de altitud, allá abajo se extienden las tierras de Montañana, excavadas en amplio valle por el río Noguera Ribagorzana.La cola del embalse de Canelles llega a sus cotas más altas.

El castillo de Chiriveta, alzado sobre estratos casi horizontales




 Helianthemum apenninum, propio dee tomillares y montes bajos y soleados, en suelos calizos.







Helianthemum  oelandicum subs. canum, a 1320 mts, recubierto de densa pelosidad.


La suave ladera por la que ascendemos se interrumpe bruscamente, paredes verticales de 200 metros ponen fin al trayecto. El Montsec de Arés, de la vecina Cataluña, separado del Montsec de Aragón por el congosto de Montrebei. Paso excavado por el Noguera Ribagorzana hoy en día convertido en embalse.




Parada para posar delante de la cámara antes de seguir por la sierra.

Continuamos el cordal de la sierra, en dirección este, para inspeccionar qué vegetación aparece.
Alyssum serpyllifolium





Antirrhinum molle, endemismo pirenaico, escaso en Aragón que forma matas de grupos de individuos.


También aprovechando las fisuras de la caliza, Arenaria grandiflora.





Una joya del Montsec, Petrocoptis montsicciana, endemismo exclusivo del prepirineo central.


Viejas carrascas se cobijan en la sombra de las paredes, es un buen lugar donde renovar las fuerzas y conversar apaciblemente.

























Aunque ya de vuelta, en realidad continúa la exploración, siguiendo el cordal de la loma del Montsec,


Apretado ramo de Sarcocapnos enneaphylla






Thymelaea dioica, pequeña leñosa que aprovecha fisuras y rellanos en la roca.


 Escaladores natos, la sabina acompañada por una mata esférica de Erinacea anthyllis

El erizón azul era otra de las plantas que tenía verdadera ilusión por ver. Erinacea anthyllis


 Cabezuelas de Plantago argentea

Fuertemente armada, Rosa pimpinellifolia


 Polygonatum odoratum. Las flores tulipas alargadas, terminan en suaves verdes.
Algunas matas estaban atacadas por escarabajos nectarífagos, que incapaces de pasar por la boca de la campana no dudan en comer las paredes de la flor.



Detalle de la flor de Erinacea anthyllis, el erizón azul.





























Datos de la excursión.
Distancia recorrida: 10,5km
Ascensión: 368 m.
Enlace del track para GPS:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=6884242