Stellaria media.


Hoy estaba volviendo a casa y he visto cómo en la avenida de la Merced, junto a los muros más vetustos de esa calle habían proliferado las plantas de Stellaria media. También es muy común verla junto a los huertos y en zonas ajardinadas, hasta el punto de que es considerada una mala hierba difícil de erradicar. Al ser tan la flor tan pequeña (los pétalos rondan los 3 mm) parece que sea una de esas hierbas que nunca florecen.  De los frutos en cápsula salen numerosas semillas que tienen un gran éxito de germinación. Los frágiles  y tiernos tallos se extienden pegados al suelo y tan apenas toman altura, pero como en una carrera de relevos, las semillas van ganando terreno y al final cubren amplias zonas.
Puede parecer una engorrosa mala hierba sin uso ni beneficio, pero en nuestras antípodas, allá por el Japón esta minúscula hierbecilla es una de las siete elegidas para elaborar un plato ceremonial. Cuando el 7 de enero celebran la fiesta de la primavera (hay que reconocer que son optimistas)elaboran un plato a base de arroz condimentado con siete variedades vegetales entre las que están nuestras familiares Stellaria media y Capsella bursa-pastoris.
En la cultura japonesa este plato sirve para dar la bienvenida a la primavera que está por  de llegar , purificar su organismo y convocar la buena suerte para el año que comienza . Estudios bioquímicos nos dicen que entre los principios activos de Stellaria media se encuentran un buen número de flavonoides. Muchos de estos compuestos están todavía sin investigar en profundidad pero se espera que  su conocimiento sirva para desarrollar tratamientos terapéuticos ya que los flavonoides tienen propiedades anticancerígenas, antioxidantes y antibacterianas.
Por otra parte hay que suponer que la incorporación de Stellaria media a la tradición japonesa está ligada a la vinculación entre occidente y oriente, ya que es una planta  considerada de origen europeo que ha pasado a ser cosmopolita. Cuándo hizo el viaje de ida está por saber, pero sí es cierto que le dieron buena acogida, al menos en la gastronomía.

Pico Cuyalaret/Cubilaret

Creía que ya había puesto alguna entrada de ocasiones anteriores en las que he subido al Cubilaret en invierno. Como veo que no es así, aquí van unas pocas fotos de este domingo en el que subimos Marisol ,con raquetas, y yo con los esquís. Aunque es una cima concurrida en invierno,  no desmerece en absoluto y si el habitual viento norte lo permite,siempre da ocasión  de trabar conversación con alguna persona que te encuentras en la cima, en este caso dos madrileños que amablemente nos hicieron alguna foto.


El pico Cuyalaret aparece en el centro, con su característica cima recta y la empinada pala que parece una rampa de trampolín. Hace apenas tres semanas estaba totalmente pelado por el viento y no era apetecible subirlo sin nieve. Hoy en cambio tiene buen aspecto y la bajada promete ser bonita.




























Nos apetece ir por el sol, por eso decidimos pasar pronto el barranco y seguir ascendiendo por la margen izquierda.

El colladito que une con las minas de El Portalet, una entretenida alternativa para ir por la margen derecha o incluso hacer una circular que conecte con las pistas de Formigal por el collado de Canal Roya.


Es fácil entender por qué nos gusta tanto este paraje.



Ambiente alpino...

Este año el Peiralun no está suficiente innivado como para subir con alegría, el viento ha alejado la nieve de allí.

Marisol está a punto de llegar a la cima.

Siempre es una grata recompensa ver la gran panorámica  del valle de Canal Roya desde el Cubilaret, y tener en frente las paredes del Anayet.




















Y ,en detalle, las cimas del entorno




Un año más , en la fantástica cima del Cuyalaret.





Datos de la ruta:
 salida: El Portalet, junto al paso fronterizo 1795m.
Cuyalaret/Cubilaret: 2.288m.
Desnivel acumulado: 500m


Fraxinus angustifolia, fresno, fragino, frasno

Aunque parezca que con el invierno la naturaleza queda en suspenso, la verdad es que se toma poco respiro , y a nada que las condiciones lo permiten reactiva su actividad y comienza de nuevo el ciclo. Con un invierno tan benigno hasta la fecha, los fresnos han comenzado a abrir los brotes florales y ya se pueden observar las flores en ciernes. Son más precoces las flores masculinas que ya comienzan a madurar los granates estambres. Poco a poco se ven aparecer los filamentos verdes que se alargarán en racimos y contendrán las flores femeninas. Todas estas flores nacen donde se insertaron las hojas del año pasado. Son características de la especie las escamas pardas que las protegen y que permiten diferenciar esta especie de F. excelsior de escamas negras, habitante de los valles de montaña.
El fresno es un árbol de ambientes frescos, habitual en las orillas de los cursos de agua.  En estos últimos años han prosperado unos hermosos ejemplares junto al puente de Santa Fe ( puente de Hierro) que ya tienen porte de adulto. También encontraremos buenos ejemplares en el camino Ras Vals que conecta Castillazuelo con Pozán de Vero. 
Al madurar el tronco gris se agrieta en  estrías longitudinales que van formando una red de polígonos con profundos surcos. 
Después de las flores comenzarán a aparecer las hojas que veremos que están compuestas de hojuelas en número impar. Las semillas van provistas de unas largas prolongaciones planas que les facilitan la dispersión por el viento, a este tipo de fruto alado se le llama sámara.

De unos años a esta parte el cauce del río Vero, como sucede también con el cauce del Cinca está recuperando su vegetación. Cualquiera que hace 40 o 50 años fuera a bañarse al río recordará cómo se podía caminar desde el barrio de San Juan hasta más arriba de la Virgen del Plano por el lecho del río, donde no había más que cantos rodados y playas de arena. Los baños en la Melinguera, Puntaflecha, la gorga de
Santa Fé, o las badinas de la Virgen del Plano eran fácilmente accesibles porque en el lecho del río había actividad humana: se sacaba madera, se cortaban sargueras, pastaban rebaños, incluso algún tractor utilizaba el lecho como vía de acceso a fincas. Aunque disfrutamos de niños en este río, también conocimos su muerte cuando los vertidos al río comenzaron a alterarlo. Había veranos en los que el río se ponía verde por el exceso de algas, y además de la turbidez el olor hacía imposible acercarse a su lecho. Incluso en ocasiones bajaron animales muertos arrojados al río desde alguna granja próxima. Las madrillas, barbos, gobios e incluso anguilas que aquí había comenzaron a escasear o incluso desaparecer. El cangrejo autóctono fue sustituido por el introducido desde  América. El mal uso del río terminó con él.
En la lenta recuperación de este río están trabajando unos obreros silenciosos. Son los fresnos, sargas, chopos, sauces, olmos, avellanos, aligustres, cornejos, e infinidad de pequeñas hierbas que están recuperando los suelos, aportando oxígeno, filtrando toxinas, reteniendo los limos, creando cobijos y nutrientes para los peces que poco a poco comienzan a poblar las aguas. 
El fresno tiene su historia ligada al hombre. Numerosos topónimos nos recuerdan la presencia del fresno junto a poblaciones rurales. Mis antepasados paternos clavan sus raíces en un pueblecito de la montaña, Fragen, pueblo con nombre de árbol. En la montaña, sobre todo con F. excelsior, el fresno aportaba madera para el carboneo, pero más importante eran las hojas como alimento para el ganado. Todavía podemos ver fresnos con un peculiar porte por los sucesivos desmoches que se le hacían para recoger este complemento al pasto. En la fabricación de utensilios el fresno era valorado por su resistencia y flexibilidad en la fabricación de mangos de aperos. En anticuarios podemos encontrar tablas de esquí hechas en madera de fresno  con rudimentarias fijaciones  que se traían del otro lado del Pirineo.
En la cultura celta el fresno tenía un lugar propio. A él se dedicaba el tercer mes de su calendario lunar que iba de mediados de febrero a mediados de marzo, y era considerado un árbol protector por su firmeza y resistencia. Ahora, cuando me acerco al río Vero y veo asomar por encima de otros árboles las copas de los fresnos les pido que sigan trabajando en este río, lo recuperen en salud y  lo colmen de vida .