Primeras nieves en Punta Tosquera

27 de noviembre de 2016. Antes de que a estas laderas del valle de Tena las perturbe el zumbido de los telesillas, subimos a punta Tosquera aprovechando la caída de las primeras nieves. Es una subida fácil y sin necesidad de acometer importante esfuerzo.


Ayer sábado estuvo nevando por la tarde, pero la noche ha sido estrellada y el rehielo ha fijado la nieve en las escarpadas laderas de Telera. En Tramacastilla de Tena luce el sol y nos motiva para salir y disfrutar del inicio de temporada en la nieve.

 Hemos parado en el aparcamiento Sextas de Formigal. La nieve está prácticamente al pie de carretera. El pico Tres Hombres luce blanco manto. A la izquierda las lomas de Punta Tosquera. Allá vamos.

El cielo está diáfano. Las calizas de Foratata parecen estarcidas por puñados de harina.

Los abedules todavía guardan en sus copas las hojas. El otoño se despide con pereza, pero el invierno ya empuja.

La pasada nevada matiza de glaucos verdes los bosques de Sallent.

Los abedules más elevados.

Pasamos por un corte en un bosquete de hayas. Son individuos jóvenes, arracimados y con los troncos tortuosos. Será que la nieve y la ladera les impide crecer rectos.

La subida entre las hayas es sombría, un pacino en el que la nieve se vuelve hielo que cruje bajo los pies.

Superado el bosque de hayas, vemos hacia el norte el valle del Alto Gállego, y parte de Aneou con el Midi y el Peyreguet como señores.

Nieve profunda, depositada en las caras norte, aportada por las nubes del sur.

Un lugar ideal para parar unos momentos y contemplar las fantásticas luces y colores donde las estaciones se mezclan

Formigal queda abajo. Aquí reina el silencio.

Tendenera destaca con su atrevida cima.

Hacia el este, Balaitus, Musales, Infiernos, Argualas...hermosas cimas 


Ya nos queda poco para llegar a la punta Tosquera. El sol y algo de viento ha dejado limpia esta ladera.

En cambio en la cara norte, manto profundo y cornisa de nieve en punta Tosquera que ya tenemos al alcance de la mano.

Desde su modesta cima, punta Tosquera nos ofrece una bella perspectiva sobre el embalse de Escarra, al pie de la rocosa Cochata y el domo de Pimindalluelo.
Al sur las nubes cubren el cielo. Ha bajado la temperatura pero el lugar nos dice: "no te vayas, quédate".  Hacemos caso un rato mientras recobramos fuerzas y dejamos posar en la memoria este momento.













La Tapla- Goñiburu-Berrendi-Idorrokia

31 Octubre 2016.  Ayer estuvimos caminando por el bosque de Irati. Casi todo el recorrido bajo el dosel de los árboles. Hoy en cambio, vamos a caminar sobre pastos. Desde el alto de la Tapla nos vamos a acercar a dos promontorios de esta sierra de Abodi, el Goñiburu y el Berrendi   Espacio transformado hace siglos para el pastoreo.


Nos hemos despertado poco antes de que el sol despuntara por el Este. El cielo está diáfano y las montañas forman una hermosa silueta recortada contra la luz del amanecer.  Son formas nítidas, contundentes, un perfil de montañas lejanas que dentro de un rato comenzaremos a descubrir.


Hemos dejado que el sol temple la atmósfera antes de comenzar el camino. Cerca de nosotros pastan las vacas y algún caballo. Este joven potro se pone tenso cuando pasamos junto a él. Abajo los bosques cercanos a Ochagavía y de fondo cumbres pirenaicas, entre ellas la cima hendida del Castillo de Acher, en el centro. Magnífico corazón de un sinclinal aislado por la erosión, un poco más a la derecha el anticlinal partido del Achar de Alano.

Las luces doradas de la mañana iluminan los prados. Las nieblas tardan en levantarse de los fríos fondos del valle. Aquí arriba gozamos de un sol que templa el ambiente.

Ayer recorrimos parte de los bosques que ahora vemos allá abajo. El río Irati ha cortado estas sierras , y de fondo contemplamos la llanura de las tierras francesas. Qué  permeable se siente aquí la muga.  Desde aquí también corroboramos lo que ayer ya habíamos visto, el bosque de hayas ha sido transformado al introducir coníferas, son las amplias manchas verdes que suben por las laderas en franjas regulares.

Hacia el Este las agrestes siluetas calizas de un Pirineo menos dulce y amable que las onduladas formas de la sierra de Abodi. Ya no son la silueta negra que vimos en la madrugada, ahora el sol nos permite descubrir sus escarpaduras. Nos rescatan del recuerdo alguna caminata por Oza y Guarrinza.http://rocayflor.blogspot.com.es/2013/10/selva-de-oza-iii-ibon-de-acherito-mallo.html

Ayer, tumbados junto a las hayas oíamos el chasquido de las hojas al caer. Hoy escuchamos el suave susurro de las plumas del quebrantahuesos al cortar el aire.
Desde el alto de Goñiburu observamos la línea de las hayas que suben como en un frente ordenado hasta los límites de los pastos. Al fondo, las laderas muestran un tapiz de colores alternando los pastos, los helechos y los retazos de hayas que ocupan el fondo de los pequeños barrancos.
Desde el alto de Goñiburu, miramos hacia el Oeste, los pastos siguen extendiéndose sobre el bosque de hayas. Allí tenemos a la vista el Berrendi. Lo tenemos tan a la mano que decidimos acercarnos hasta allí.
Seguimos una pista hasta que ésta toma un rumbo que no nos interesa. Ahora, por las trochas que abrieron los rebaños seguimos la ladera sin perder altura. Disfrutando de la vista sobre el bosque.
Un majuelo nos brinda un aperitivo con sus manzanetas de pastor.
El pastor indultó algunos de estos majuelos que con los años, y sin competencia adquieren porte de árboles. Lucen hermosos y solitarios en medio de los pastos.
La forma de los majuelos  nos invita a imaginar al rebaño de ovejas ramoneándolos y dándoles esta forma característica de paraguas. También nos las imaginamos amodorradas en la sombra. Ahora el ganado ya se ha ido a las tierras llanas. Hace unos meses estuvimos en las Bardenas Reales, lugar de invernada de los pastores roncaleses.Qué contraste de paisajes.
Además de los majuelos también destacan singulares acebos.
Corretea por el prado una collalba gris.

El alto de Berrendi descubre el secreto de su geología. Las bandas de estratos calizos orientados hacia el norte se prolongan a lo largo de toda la sierra. Lejos vemos el Goñiburu,  donde antes hacíamos parada.
A nuestros pies, algunos caseríos y su cortejo de pastos compitiendo con el bosque
Nos quedamos largo rato en lo alto de Berrendi sin más hacer que la contemplación de estos espacios amplios, ondulados, de incontables lomas y vaguadas, prados, bosques y caseríos.

Regresamos a la Tapla con las últimas luces. pero tenemos tiempo suficiente para encaramarnos para finalizar el día a un alto donde contemplar la puesta de sol.

Es el monte Idorrokia, allí en lo alto, como testimonio de una actividad que transformó estos montes se encuentra la escultura en hierro de un hacha cortando un leño.
Felizmente, una vez más, el sol se oculta por el oeste.