Medicago truncatula


Como tantas otras personas, he aprovechado la primera oportunidad para alejarme lo más posible de casa, no porque en ella estuviera incómodo, sino porque necesitaba  caminar sin toparme con los límites que imponen las paredes. Estos días atrás, desde la ventana he estado viendo el progreso de la primavera y sabía de su exuberante crecimiento, aún así, me ha sorprendido ver la vegetación tan crecida, tan desarrollada, y la primavera tan avanzada. Quizá sea porque no he tenido la ocasión de verla crecer desde cerca, poco a poco. Tantos años viendo las plantas primavera a primavera, y sólo hace falta que se rompa esta cercanía habitual para que una vez he podido recuperarla todo parecía más nuevo, mas sorpresivo. Medidicago truncatula es una vieja conocida, pero me ha sorprendido verla proliferar con tanta alegría. Es una plantita humilde, rastrera y de poca vistosidad. Sólo sus pequeñas flores amarillas atraen la mirada. El fruto es una legumbre enroscada en espiral de cuyos costados surgen largas espinas rectas. Su lugar habitual para vivir son los herbazales soleados y secos en verano, por lo que no será demasiado difícil encontrar un lugar así por estos pagos. Esta planta tiene en nuestra zona parientes cercanas con apariencia muy similar, que permitirán al curioso hacer el ejercicio de separar estas siete u ocho especies fijándose bien en los frutos, algunos son de esos que se agarran a los calcetines a nada que caminemos por un herbazal. La pariente más conocida es la alfalfa (Medicago sativa).

Al verla, he recordado la importancia de esta sencilla planta en algunas recientes investigaciones. Con Medicago truncatula se está investigando su potencial utilidad en la recuperación de suelos contaminados por metales pesados, esos tan dañinos para todos los organismos como son el plomo, el cadmio o el mercurio.  Todas las Medicago son muy prolíficas, cunden sus tallos abriéndose y esparciendo unas semillas que darán lugar a numerosos descendientes. Se cultiva fácilmente,  además se han seleccionado variedades cuyo genoma es bien conocido. Algunas de estas variedades responden bien a la presencia de los minerales depositados en el suelo después de una mala gestión minera o industrial. Se sabe que estos metales se unen a la cadena trófica y es altamente acumulativo en el interior de las células a las que a la larga inutilizan y matan. Muchas plantas no soportan estos metales pues altera el funcionamiento de sus células. Sufren de estrés por oxidación, provocado por estos metales, y mueren irremediablemente. Medicago truncatula es capaz de superar esta prueba aislando en sus tejidos estos metales. Es importante comprender cómo consigue esta proeza, o más aún si cabe, si conseguimos decirle a la planta dónde realizar este almacenamiento para así recuperar los materiales tóxicos y aislarlos. Pensemos que este conocimiento podría servir para limpiar terrenos contaminados, o para evitar que estos metales se incorporen a la cadena trófica y pasen a los herbívoros y a sus depredadores (nosotros estamos entre ellos). Díganme si no es una planta importante, a pesar de su aparente insignificancia.

Pico Arroyetas

18 de febrero de 2020. Con las altas temperaturas de este irregular mes de febrero, la nieve es escasa y se encuentra a bastante altura. Pensamos en un lugar donde pudiera estar más baja la nieve y pensamos que el barranco de Culibillas mantendría suficiente nieve como para subir con los esquís y bajar con seguridad. Lo que no sabíamos es que el cambio repentino de temperaturas la noche y madrugada  anterior iba a convertir la nieve en duro hielo en la parte más sombría y alta. Un pequeño inconveniente que hizo un poco más difícil una ascensión que en otras condiciones no supone complicación.


Hemos calzado esquís en la zona Anayet de la estación de Formigal, y tomamos la misma ruta que nos llevaría hacia los ibones de Anayet. El pico Culibillas muestra su bella estampa antes de entrar en el barranco.

Es una ruta transitada y viejas huellas nos facilitan la marcha. 

El primer tramo transcurre por el fondo del barranco, progresión cómoda y rápida.

A pesar de estar próxima a la estación de Formigal, siempre me ha encantado la quietud de este vallecillo.

Se acabó el paseo con suave pendiente. En lugar de continuar hacia Anayet, nos desviamos a la izquierda. Ahora quedan dos pequeñas palas que progresivamente nos acercan al collado final. Esta es la primera.

 A nuestra espalda comienza a verse el escenario que  protagonizan Balaitus e Infierno.

El Anayet comienza a asomar, y la pendiente pronto nos obligará a hacer unas pocas zetas.

El tiempo está cambiando y las altas nubes nos marcan la entrada fuertes rachas de aire frío.

Hemos comenzado poniendo cuchillas, pero al final hemos optado por  portear esquís y calzar los crampones. Es una pala de poca pendiente, pero como indica el reflejo del sol, la nieve está muy dura e insegura. 

Alicia ha llegado ya al collado y con calma me hace esta foto. A mi espalda Anayet y Midi d'Ossau

Una vez en el collado, la línea de la sierra de la Partacua con la Pala de Ip y Punta Escarra en primer plano.

Nos cubrimos un poco más del frío y dejamos los esquís para llegar a la cima.

Es bella la estampa de la cuerda que une este pico con el Vertice de Anayet.

Ya estamos en el tramo final de la cresta, plana y amplia. Abajo vemos el collado donde hemos dejado los esquís, y la cresta que continúa hasta el Anayet. 

El tramo final de la cresta hasta el pico se estrecha un poco. Vemos a continuación el pico Culibillas.

Alicia recorre la cresta, a su costado la hermosa estampa de la Canal de Izas.


El pico Anayet tiene unas formas que cautivan. Sus rocas rojas están parcialmente cubiertas por la nieve.

Es momento para contemplar el paisaje, aunque el frío no deja demorarse mucho en los detalles. Desde esta posición se tiene una visión completa de la sierra de la Partacua, con el cuello de Escarra que separa la Canal de Izas del valle de Lana Mayor en donde se ven oscuras las Peñas Calcines

El pico Culibillas en primer plano a la derecha, abajo se intuye el barranco por el que hemos subido, y de fondo a la izquierda el puerto de Sallent , Peiralun y Foratata. Más allá los gigantes Balaitus e Infierno.
Mi hija Alicia y un servidor.


Ahora  queda bajar. Lo haremos pasando por los ibones de Anayet, apenas distinguibles en el llano que separa Anayet del pico Espelunciecha. Promete ser una bajada agradable, aunque con nieve cambiante.

Track de la ruta y detalles en 

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Ibón de Estanés desde Sansenet

14 de febrero de 2020. El valle de Aspe se abre en el lado francés del puerto de Somport. Poco antes de llegar a Les Forges d'Abel, una breve pista nos deja en un amplio aparcamiento en la entrada del bosque de Sansenet, precioso hayedo que cubre la cabecera del valle. Desde allí, subir al ibón de Estanés es una ruta sencilla con raquetas. Sin embargo, este año, a pesar de ser mediados de febrero, nos han sobrado las raquetas debido a la falta de nieve en baja cota.

La niebla cubre el bosque y asciende rápidamente hacia las cumbres. La luz del sol pasa entre los jirones e ilumina parcialmente el bosque de Sansenet. Los troncos de las hayas crean una textura sedosa sólo rota por abetos y tejos.

Debiéramos estar subiendo con las raquetas puestas, pero el día es primaveral y hace tiempo que la nieve desapareció.

Un amplio camino asciende por el interior del bosque hasta superarlo.  Cuando alcanzamos los pastos de altura podemos contemplar la cabecera del valle de Aspe.

 El circo de Aspe se insinúa tras el escarpe rocoso que forma  La Chorrota. A la derecha, el pico Labata, iluminado por el sol, mantiene vestidas de blanco sus empinadas laderas.

Los verticales y lisos estratos hacen de lámina de deslizamiento para las avalanchas de placa.

Continuamos la mirada  hacia el Este

Sinclinal de La Chorrota, resaltado por la erosión glaciar, y que ahora forma el último escalón para acceder al circo de Aspe.

y abrimos el ángulo hasta abarcar la cima redondeada de La Raca, escasa de nieve.

En torno a los 1750m comenzamos a encontrar leves manchas de nieve. Hacia el frente vemos la continuación del recorrido que nos llevará en pocos metros más al ibón de Estanés.

 Ya tenemos a la vista la sierra Bernera.

Casi de improviso aparece el lago.

La Cúpula de Secús y Punta Alta d'a Portaza en la derecha de la fotografía, y a la izquierda el pico Liuviella, que flanquea el valle de los Sarrios.

Desde este ángulo podemos admirar los verticales "chevrons" que apuntalan la sierra creando valientes relieves que atestiguan la potencia del pliegue tumbado que forma esta sierra.



Rodeamos el lago y para ganar mejor perspectiva subimos a un resalte rocoso que nos permita contemplar el lago  y la sierra Bernera en su conjunto. Aquí permaneceremos un largo rato de contemplación.


Desde este lugar vemos con claridad la Trinchera que da paso al escondido y precioso valle de los Sarrios

Tenemos tiempo de sobra para poder disfrutar de los detalles. El Midi d'Ossau, en un ángulo al que estamos poco acostumbrados.

El pico Anayet, a la izquierda , delante suyo la Punta de las Negras , y a la derecha el Vértice de Anayet, sobre el valle de Canal Roya.

Inconfundibles los pliegues del sinclinal del Castillo de Acher aunque sólo asome levemente sobre los collados que nos rodean.

De izquierda a derecha, los picos Chinebral y Acherito

Y no podemos despreciar al pico Acué, fondo granate  con jirones de nieve, que se alza frente a nosotros 

Allí donde el pico Acué extiende su larga falda se forma el valle de Aguastuertas, y la espina de la sierra se extiende casi en línea recta su final en el pico Secús. Cuesta abandonar este lugar. La calma de un día de invierno, el silencio que se extiende por todos los valles han creado un ambiente mágico e inolvidable. 


track y detalles de la ruta en 



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