Estuvimos en punta Burrumbalo hace unos años en verano. En esa ocasión subimos por Plan de Usabas. Ahora en invierno queremos subir desde el pueblecito de Betés. Esperamos que haya nieve, aunque el deshielo de la última semana habrá afectado a las zonas más expuestas al sol. La motivación fundamental es ver el panorama desde la cumbre en día despejado, puesto que aquel verano el día se cubrió y no disfrutamos completamente de los alrededores, en especial de la puerta de Santa Elena.
En previsión de que los caminos estén cubiertos de nieve y como queremos acortar las largas lazadas de la pista, llevamos un track para el GPS, aunque desde el principio no nos parece demasiado acertado. La vuelta la hicimos por una vía mucho más directa y limpia de ramaje, que es la que coloco
aquí y que soluciona los metros próximos a Betés y cómo evitar meterse por el barranco.
Hay que tomar un desvío antes de llegar a la Fuente de la Liebre. No obstante, si se llega hasta aquí, se podrá contemplar la losa utilizada para construir la fuente. Contiene unos fósiles de gusanos segmentados. Están atrapados en la arenisca característica del Flish.
Betés está situado en una amplia vallonada. Aunque a primera vista parece rica en pastos, un paisano con el que conversamos nos indica que cuando la ganadería estaba en plena vigencia, las ovejas pasaban hambre y la producción era escasa. A un lado, nos cuenta, estaban los pastos de Biescas, al otro los de Aso y Acumuer. Betés disponía de este valle y los pastos situados más arriba. Y aunque en invierno bajaban el ganado hasta Tardienta, "tanto arriba como abajo pasaban hambre". Ahora queda poco ganado, pasto abundante y las ovejas producen más. Qué lejos nos quedan aquellas épocas de sobrepoblación de la montaña.
Subimos rápido por el pinar. La nieve cubre la estrecha pista. Es agradable ahora en invierno, pensamos que en verano el camino irá bastante sombreado. Estas tierras del Sobremonte son duras en verano cuando están orientadas al sur, pero en este caso la vegetación espesa será de buena protección.
Sobre nuestras cabezas se oye el constante gru-gru de las bandadas de grullas que planean cruzar el Pirineo para dirigirse a las tierras septentrionales. Dan vueltas incansablemente como tratando de decidir si cruzan el frente frío que delante se les opone. La previsión meteorológica para estos días indicaba la presencia de una masa de frío polar que provocaría fuertes nevadas. Nosotros estamos bajo el sol brillante, pero las grullas deben ver otra cosa porque al final no se deciden a seguir y toman ruta hacia el sur.
Con algo de dificultad dejamos el bosque para pasar a la zona de pastos, la pendiente es un poco fuerte para las raquetas, pero ladeando un poco y haciendo escalones conseguimos superar la gran cantidad de nieve que se acumula sobre pequeños bojes ( algunos están completamente cubiertos) y que en ocasiones ocultan zonas huecas donde nos hundimos casi hasta la cintura. Después aparece la nieve venteada y más compactada. Hacia el sur se abre el valle de Biescas. A la izquierda el Pelopín y Erata cubiertos de nieve. Escondidos en esas sierras los pueblos de Sobrepuerto: el valle de Espierre y Barbenuta perpendicular al Gállego, después el valle de Susín y Ainielle. En el centro la cima blanca del Oturia y el llano de Santa Orosia, testigo del pliegue tumbado que se cierne sobre la Val Ancha.
El sol ha hecho mella en las zonas más expuestas y aparece el suelo limpio. Nos permite contemplar la estructura geológica de esta montaña. Estratos de arenisca formando escalonamientos. Dan la falsa impresión de acumulaciones horizontales, ocultan el buzamiento del anticlinal que ha sido descarnado en uno de sus flancos. Una cabaña pastoril aprovecha la posición de vigía del cerro, y los bloques son usados para construir un redil. Al fondo, a la izquierda vemos, ahora ya completa, la cima del Burrambalo.
La techumbre de la cabaña todavía aguanta el paso del tiempo y el abandono. El valle de Aso de Sobremonte aparece detrás , con la cumbre nevada del Lucas. En el fondo, la silueta plana de la Peña Oroel.
Incrustado en las areniscas de la cabaña aparece este llamativo liquen de intenso color anaranjado.Dejo como asunto pendiente la identificación de esta microflora.
En los pastos despejados de nieve aparecen las galerías que los topillos han realizado cuando la nieve todavía cubría el prado. Su vida activa bajo la nieve presenta su trabajo en superficie, creando delgadas galerías que al remover la tierra ayudan a drenar el agua y resultan tan útiles para frenar la erosión en ladera.
Ya hemos llegado al collado que separa Burrambalo de Punta Cerruza. Ahora se descubre un sublime paisaje presidido por la Peña Telera en su cara sur. Al pie el plan de Usabas y a la derecha el corte que el Gállego ha practicado separando la sierra de la Partacua de la Sierra de Tendenera.
En realidad, el objeto de esta excursión era poder contemplar con la atmósfera limpia este rincón del Pirineo. Creo que pocos lugares como éste describen tan bien el proceso geológico de formación del Pirineo. Desde Burrambalo se aprecia el encabalgamiento que realiza la sierra Tendenera, forzando su pliegue sobre los materiales marinos que al sur forman el Flish de Sarasé, Bachesango y sierras contiguas, como Erata u Oturia. Nuestros pies reposan sobre materiales sedimentarios depositados sobre un mar que recibe los finos escombros de montañas pretéritas. En un esfuerzo inmenso de compresión y desplazamiento, las calizas se desplazan desde el norte a lo largo de decenas de kilómetros, y como en una ola se comban y tumban sobre aquellos materiales durmientes marinos. Se forman las sierras de Tendenera y Partacua, en principio una sola, y con su descomunal empuje, doblan y pliegan los mantos marinos combándolos en ondas suaves de anticlinales. Franjas de areniscas que cuando muestran su esqueleto aparecen como muros construidos por gigantes.
El río Gállego, corta perpendicularmente esta sierra, forma un tajo separando para siempre Telera de Tendenera. El hombre pondrá un eón más tarde un testigo en este enclave singular. La ermita de Santa Elena, tan apenas apreciable allá abajo como un punto blanco, lugar donde surge una fuente mágica.
Superamos los metros que nos quedan hasta Burrambalo. El frío se hace notar y la nieve está dura, esto y la pendiente de ambas laderas recomiendan utilizar crampones y asegurar con el piolet. Hay quien ha necesitado de rescate en esta montaña de apariencia tan inocente.La roma cima aparece casi despejada de nieve, momento para relajarse y disfrutar.
Volviendo nuestro rostro al norte, la mirada queda atrapada en las agrestes formas de Telera y acompañantes. La cuerda de montañas continúa hacia Peñas de Aso y Petruso. El cuello de Cabacherizas, como un tajo en al roca, separa Corona ro Mallo ( a la derecha) de Peña Parda a la izquierda. Detrás, semiescondida, Peña Telera. Vale la pena quedarse aquí un buen rato, rodeado por el silencio de las montañas. He recordado unas palabras de Charles Darwin, escritas con ocasión de su maravillosos viaje en el Beagle al contemplar los Andes en Chile: "¿Cómo no maravillarse de la fuerza que ha elevado estas montañas, y todavía más de las incontables edades que han debido necesitar para abrirse camino por entre tan poderosos obstáculos y para remover y nivelar sus enormes masas?
Datos de la ruta:
Altura de la salida: 1297
Altura en la llegada: 2146
Desnivel acumulado 852mts
Distancia recorrido ida y vuelta: 9kms.
Track de la ruta
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=8232767