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Acantilados del Algarve (2) De ermita da Rocha a playa Marinha.



10 de abril de 2017. En este segundo día por el Algarve elegimos el tramo de costa que parte de  Alporchinhos hasta la playa Marinha. Es un espacio en el que todavía quedan lejos las urbanizaciones. Los acantilados esconden numerosas y tranquilas playas y pasaremos junto a varios "algares", esas simas cilíndricas horadadas en la caliza.

Desde la ermita de Nostra senhora da Rocha vemos la larga playa Nova. La marea ha bajado y descubre su amplitud. Dejaremos para la vuelta pasear por la fina arena, ya que el trayecto que queremos hacer es algo largo.

La ermita está construida sobre un espolón que se adentra en el mar.

Tras pasar la playa Nova cruzamos un pequeño barranco y entre la espesa vegetación que rodea el camino encontramos estas dos orquídeas: Orchis itálica

Cada flor tiene un curioso labelo dividido en cuatro partes que forman una peculiar figura junto con los sépalos.

El camino en esta parte del recorrido está perfectamente trazado, con barreras en los lugares que pueden ser más peligrosos.


Genaria diphylla es la otra orquídea, la hemos cogido en una fase intermedia de maduración. Es una extraña orquídea de diminutos pétalos.
Después de pasar el barranco llegamos a un enorme algar bordeado de sabinas .
Genista hirsuta aparece en plena floración. El camino es sinuoso y recorre estos pastos primaverales llenos de aromas de mar y monte. Esta genista dispone las flores en espigas cónicas muy apretada y llamativas.


Nos acercamos al borde de los acantilados. El animado mar lame las verticales paredes


A la playa do Pontal parece que sólo se pueda acceder por mar.


La constante acción erosiva del mar y los agentes atmosféricos ha creado este doble arco por la destrucción parcial de un algar.

Comprobamos la composición de estas rocas. Arenas carbonatadas con multitud de conchas incrustadas. El nivel de los mares es cambiante. Estas rocas son vestigio de plataformas marinas ahora exhumadas. ¿Regresión marina  o levantamiento de plataformas continentales?

Testigos de estos cambios de nivel del mar son los espolones rocosos que quedan mar adentro, como barcos de piedra, en otras remotas épocas unidas a tierra firme y hoy separadas por la destrucción de la costa.

Cistus albidus y sabinas nos recuerdan que pese a estar mirando al Atlántico, aquí disfrutamos de un clima mediterráneo.

Seguimos la línea de costa disfrutando de los constantes cambios en el paisaje. Las olas se adentran en las grutas horadadas en tan débiles materiales.


























En Playa da Bandeira nos acercamos a mojarnos los pies y respirar al ritmo de las olas.


Poco más adelante otro algar en el que el oleaje llega a través de túneles naturales.

Phlomis purpurea  es una de las plantas que amenizan el camino. Está densamente cubierta de una borra blanca, estrategia para sobrevivir a la intensa exposición al sol.

A los pies de un matorral una densa colonia de Ophrys gr. scolopax. Nunca había visto tantas orquídeas juntas.

Estamos sobre la playa da Estaquinna.




















No podemos resistir la atracción de acercarnos al extremo del arco.


Abunda este pequeño lirio,Gynandriris sisyrinchium. Ya observamos ayer que durante las horas de más insolación la flor permanece totalmente cerrada, para abrirse completamente en cuanto comienza la tarde. También hemos observado que es capaz de atravesar suelos muy compactos y secos para sacar primero dos finísimas hojas y después el tallo, recubierto con varias vainas foliosas de la que nacen las flores.


Algares a pares


Playa do Barranquinho nos parece un buen lugar para hacer un descanso...





















...y en efecto es un lugar donde perder la noción del tiempo mecidos con el vaivén de las olas.





















La marea cubre casi por completo la playa Malhada do Baraço. Elegir la hora para llegar a una playa es clave en esta costa tan afectada por las mareas.

Prasium majus es un arbusto poco frecuente. Pertenece a la familia de las labiadas. tiene un cáliz peculiar en forma de embudo con cinco puntas. Lástima que no había frutos, ya que es una rareza que una labiada haga frutos carnosos.

Un rincón de la playa de Pau


Ya tenemos a la vista el entorno de la playa da Marinha.
Como ya vimos en la ruta de ayer, los tonos rojizos de las rocas continentales contrastan con los tonos claros de las carbonatadas por las conchas marinas. Profundas barranqueras se forman en un terreno tan inestable.

























Ophrys speculum (ciliata) es frecuente, y aunque ayer también la fotografié, no me resisto a tomarle nuevas instantáneas.


Llegados a este punto, los farallones aparecen individualizados en este rincón del Algarve. Una idea comienza a tomar cuerpo en nuestras mentes: si el mar se encalma sería fantástico rodear los farallones con el kayak hinchable que hemos traído.

Fin del trayecto. Contemplamos el arco doble que cierra la playa da Mesquita.

Track y detalles de la ruta en
https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=17327770





Acantilados del Algarve (I) De playa Sao Rafael a playa Manuel Lourenço

9 de abril de 2017

Cambiamos por unos días las cumbres nevadas del Pirineo por los acantilados del Algarve. El sur de Portugal presenta al amante del senderismo un litoral rico en contrastes y vistas fascinantes. Además, recorriendo estos parajes en primavera se descubre una rica flora que aunque mira al Atlántico es característica del clima mediterráneo.
El primer día lo dedicamos a un recorrido que parte de la Playa Sao Rafael, próxima a Albufeira.

Elementos característicos de la costa del Algarve están representados en esta fotografía: acantilados verticales. farallones y arcos geológicos.

El sinuoso sendero atraviesa pradillos y bosques mediterráneos de pino y lentiscos. En los herbazales aparece con relativa frecuencia Aristolochia baetica

Los sedimentos acumulados en épocas geológicas pasadas, fundamentalmente del inicio del Terciario, son la base para la formación de una costa recortada en la que los acantilados de 40-50 metros sobre el mar ofrecen vistas espectaculares.

Canales labrados por el mar fragmentan la línea costera. La vegetación llega hasta el extremo  máximo. Una especialista en estos ambientes salinos costeros es Asteriscus maritimus

El sendero que hoy seguimos tan apenas ha sido alterado por la apabullante invasión de urbanizaciones que afecta a otras zonas del Algarve.

El predominio de los tonos amarillos y blancos de los acantilados responden a la naturaleza de los sedimentos que se van alternando en franjas carbonatadas (blancas) y arcillosas (amarillentas)

Briza maxima ,bella gramínea que vemos en los pradillos que contornean las matas de lentisco.

Cistus salviifolius forma un bajo matorral.

La línea costera padece el embate de las olas, y con el tiempo la fragmenta creando un sinfín de farallones.

Los frutos de Erophaca baetica, una leguminosa que nos recuerda nuestro espantalobos (Colutea arborescens)

Flores de Erophaca baetica

Además de la erosión marina, los agentes continentales también actúan sobre rocas tan deleznables formando barrancadas que desembocan en el mar.
El cromatismo de areniscas, arcillas y calizas produce impactantes efectos
La erosión vertical forma "algares", simas cilíndricas comunicadas con el mar. En este caso parte de la sima ha sido destruida.

Lupinus micranthus. Bonita leguminosa pariente de los altramuces.

El mar está bravo y azota los acantilados con fuerza. El viento trae el aroma del mar que se mezcla con los aromas de las jaras y pinos.

Malcolmia littorea, planta europea y africana adaptada a los suelos arenosos del litoral.

Ophrys ciliata (O. speculum) es bastante frecuente en los claros de matorral.

El camino nos permite seguir muchos de los salientes que continuamente se suceden en este tramo de costa.

Bellas calas y rincones van apareciendo que invitan a ser explorados.
Algunas bajadas a la orilla del mar siguen el trazado de los barrancos, que a menudo se cubren de vegetación.

Algunos accesos están bien acondicionados...

y nos llevan a secretos rincones.



De vuelta al camino que a 40 metros recorre el acantilado, atravesamos bosquetes de pinos de Alepo.

Es frecuente encontrar orquídeas del género Serapias


Trifolium stellatum ha perdido las flores y muestra los cálices.

Silene gallica


Ruta chalepensis, guarda bastante parecido con nuestra Ruta angustifolia.


No es camino para ir deprisa, sino para parar, contemplar, meterse de lleno en el paisaje.

Tripodium tetraphyllum. Pequeña leguminosa sin tallo que florece y fructifica a ras del suelo.
Nuevamente otra playa a la que bajaremos para relajarnos en su fina arena




Tuberaria sp.

Las rocas forman un laberinto de corredores.

Contra las verticales paredes chocan con energía las olas.

Algares unidos en un paisaje excepcional.

La tarde toca a su fin.

El sol se oculta en el horizonte y las rocas diseminadas cobran brillos metálicos.


Track de la ruta y detalle de distancias en