Acantilados del Algarve (I) De playa Sao Rafael a playa Manuel Lourenço

9 de abril de 2017

Cambiamos por unos días las cumbres nevadas del Pirineo por los acantilados del Algarve. El sur de Portugal presenta al amante del senderismo un litoral rico en contrastes y vistas fascinantes. Además, recorriendo estos parajes en primavera se descubre una rica flora que aunque mira al Atlántico es característica del clima mediterráneo.
El primer día lo dedicamos a un recorrido que parte de la Playa Sao Rafael, próxima a Albufeira.

Elementos característicos de la costa del Algarve están representados en esta fotografía: acantilados verticales. farallones y arcos geológicos.

El sinuoso sendero atraviesa pradillos y bosques mediterráneos de pino y lentiscos. En los herbazales aparece con relativa frecuencia Aristolochia baetica

Los sedimentos acumulados en épocas geológicas pasadas, fundamentalmente del inicio del Terciario, son la base para la formación de una costa recortada en la que los acantilados de 40-50 metros sobre el mar ofrecen vistas espectaculares.

Canales labrados por el mar fragmentan la línea costera. La vegetación llega hasta el extremo  máximo. Una especialista en estos ambientes salinos costeros es Asteriscus maritimus

El sendero que hoy seguimos tan apenas ha sido alterado por la apabullante invasión de urbanizaciones que afecta a otras zonas del Algarve.

El predominio de los tonos amarillos y blancos de los acantilados responden a la naturaleza de los sedimentos que se van alternando en franjas carbonatadas (blancas) y arcillosas (amarillentas)

Briza maxima ,bella gramínea que vemos en los pradillos que contornean las matas de lentisco.

Cistus salviifolius forma un bajo matorral.

La línea costera padece el embate de las olas, y con el tiempo la fragmenta creando un sinfín de farallones.

Los frutos de Erophaca baetica, una leguminosa que nos recuerda nuestro espantalobos (Colutea arborescens)

Flores de Erophaca baetica

Además de la erosión marina, los agentes continentales también actúan sobre rocas tan deleznables formando barrancadas que desembocan en el mar.
El cromatismo de areniscas, arcillas y calizas produce impactantes efectos
La erosión vertical forma "algares", simas cilíndricas comunicadas con el mar. En este caso parte de la sima ha sido destruida.

Lupinus micranthus. Bonita leguminosa pariente de los altramuces.

El mar está bravo y azota los acantilados con fuerza. El viento trae el aroma del mar que se mezcla con los aromas de las jaras y pinos.

Malcolmia littorea, planta europea y africana adaptada a los suelos arenosos del litoral.

Ophrys ciliata (O. speculum) es bastante frecuente en los claros de matorral.

El camino nos permite seguir muchos de los salientes que continuamente se suceden en este tramo de costa.

Bellas calas y rincones van apareciendo que invitan a ser explorados.
Algunas bajadas a la orilla del mar siguen el trazado de los barrancos, que a menudo se cubren de vegetación.

Algunos accesos están bien acondicionados...

y nos llevan a secretos rincones.



De vuelta al camino que a 40 metros recorre el acantilado, atravesamos bosquetes de pinos de Alepo.

Es frecuente encontrar orquídeas del género Serapias


Trifolium stellatum ha perdido las flores y muestra los cálices.

Silene gallica


Ruta chalepensis, guarda bastante parecido con nuestra Ruta angustifolia.


No es camino para ir deprisa, sino para parar, contemplar, meterse de lleno en el paisaje.

Tripodium tetraphyllum. Pequeña leguminosa sin tallo que florece y fructifica a ras del suelo.
Nuevamente otra playa a la que bajaremos para relajarnos en su fina arena




Tuberaria sp.

Las rocas forman un laberinto de corredores.

Contra las verticales paredes chocan con energía las olas.

Algares unidos en un paisaje excepcional.

La tarde toca a su fin.

El sol se oculta en el horizonte y las rocas diseminadas cobran brillos metálicos.


Track de la ruta y detalle de distancias en 


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