Ibones de Barbarisa y collado de la Montañeta

 11 de agosto de 2023. Ya hemos recorrido estos parajes en varias ocasiones, visitando los ibones de Barbarisa o subiendo al pico del mismo nombre, esta vez queremos asomarnos al collado que conecta con el collado que conduce al Bocs, el collado de la Montañeta.

El coche lo dejamos en el puerto de Sahún, divisoria de valles y de condados. Ribagorza a un lado, Sobrarbe al otro. En esta ocasión vamos a dirigirnos hacia Barbarisa sin bajar por la pista del barranco Surri y la cabaña dels Prats. Desde el puerto tomamos un poco de altura para después ir a media ladera intentando en todo momento no perder altura y así llegar hasta Barbarisa por la ladera de Las Blancas. No hay sendero claro, más bien trochas de ganado, caminantes y algún que otro hito de piedras (pocos). En recompensa, la ruta ofrece unas perspectivas muy hermosas por la altura a la que se transita.

















La luminosa mañana revela las formas del macizo de Cotiella. El pueblo de Plan descansa a sus pies. Oscuros bosques de pino negro cubren las laderas hasta convertirse en escasos pastos antes de dejar paso al inmenso roquedal de Cotiella.

Plan y Gistaín abren el valle de Chistau/Gistaín. Al costado de este último se aprecia el collado de Cruz de Guardia, tapizado por los bancales y bordas que hacen de ese lugar un paisaje único,  y  la doble cima que forman Maristás y Orbar, bien vestidos de bosque negro. A sus espaldas , medio tapado, el macizo Llardana /Posets. A la derecha de la fotografía, Punta Suelza, con sus descarnados pliegues, y bajo éste el tozal d'Escubillons, que nos trae gratos recuerdos de foqueo y descenso en invierno.

Como decía al principio, subimos unos metros hasta tomar la altura que nos llevará casi sin variarla a la altura geográfica de Barbarisa. A nuestra espalda aparece la proa de la sierra de Chía.

La ladera es pedregosa y en ocasiones algo incómoda. De vez en cuando un tímido regato baja  humedeciendo la ladera y permitiendo la vida de plantas amantes del agua. Pocas veces había visto un racimo tan compacto de Parnasia palustris.

De haber tomado la pista que baja al barranco de Ris para tomar la ruta habitual hacia Barbarisa no nos toparíamos con esta perspectiva tan amplia del barranco y circo. Frente a nosotros se desarrollan  las faldas del tozal  las Lleras de Cecilia y el tozal de Bosc. a la izquierda ya se intuye el circo donde descansan los ibones cercados por las grises paredes de Bagüeña y Bagüeñola, ya en territorio de los 3000m. Allá arriba se intuye el rellano donde descansa el ibón Chelao, y el collado Porteta de Infierno de donde arranca la cresta para el pico del Sen.

El pastor está al tanto de su rebaño, y como éstas están apurando los pastos altos, allá que está él a su cuidado, bien alto.

Mucho más alto que la trocha que nosotros estamos siguiendo. Está en el ángulo superior derecho de la fotografía.

Hemos pasado junto al lago inferior, allí cerca nos hemos incorporado al camino habitual de subida al circo. el lago está reducido por colmatación del vaso. acumulaciones naturales de derrubios y vegetación van cerrando el cuenco que  terminará por colmatarse del todo dando así final al ciclo del ibón.

Queda poco para llegar al circo. Ahora progresamos más rápido por el sendero bien marcado. Tenemos delante una vista parcial de la ruta que nos llevará al collado una vez  lleguemos al lago principal, en la parte central de la imagen.

Nos tomamos un descanso en la orilla del lago. Vemos a las truchas saltar sobre los insectos que van acercándose a la superficie del agua, no se salva ninguno que se atreva a quedarse nadando en ella.

Aunque el agua está quieta, y no hay ningún torrente a la vista escuchamos un murmullo intenso de agua corriendo. En un costado del lago, en la roca caliza horadada, unos sumideros se tragan el agua precipitándose en galerías que quedan fuera de nuestra vista. 

Aunque es planta muy frecuente, no me resisto a fotografiar estos ejemplares de Saxifraga aizoides

Otra mirada antes de comenzar a subir hacia el collado.


No hay dificultad en la subida, está bien indicado y no tiene pérdida.

En el pedregal crece Cerastium gracile, aunque estamos a 2.400m altura que no le es propia.

También en este suelo móvil, bastante seco y descarnado crece Reseda glauca


Y al abrigo de las rocas, especímenes muy pequeños de Polystichum lonchitis.

Ya hemos subido lo suficiente como para poder ver la cima del pico Barbarisa. Cima múltiple que visitamos ya hace unos cuantos años.



Hemos llegado al collado de la Montañeta, 2.500m. Tenemos bajo nuestros pies todo el circo de Barbarisa, con su lago principal y los dos superiores. Las rocas oscuras del pico Barbarisa contrastan con los granitos de Bagüeña.

Al otro lado del collado, se abre el valle de l'Aigüeta de la Val, subsidiario del valle de Eriste. El pequeño ibón del Paso da un toque de color a tan agreste paisaje. A nuestra derecha comienza la cresta que pasa por el Tozal de las Lleras de Cecilia y continuaría hasta el tozal del Bocs. Este sería un destino deseado de no mediar un recorrido tan largo para nuestro ritmo. Soñamos con planes para recorrer la cresta en alguna ocasión. Al fondo, el macizo de Las Maladetas.

Reconfortan lugares como éste, desde donde se abren amplias panorámicas.

Hay que volver, y tenemos un camino largo de vuelta. Tomaremos el camino habitual en lugar de volver por donde hemos venido. 

Pasaremos por sus cascadas.

Al llegar a la cascada de la cabaña del Prats, las sombras ya oscurecen los rincones. Ya sólo resta tomar la pista que lentamente asciende hasta el puerto de Sahún.


Ibones de Canal Roya y Las Negras y valle de Canal Roya

 20 de julio de 2023. Sobre el valle Canal Roya planea la sombra de la sobreexplotación en forma de la unión de las pistas de esquí de Astún y Formigal. Un valle pirenaico que milagrosamente permanece ajeno a trazados de pistas e instalaciones artificiales puede quedar trastocado si ese proyecto se lleva a cabo. Queremos recorrerlo para dar testimonio de su belleza actual, así como de su valor geológico, biológico y cultural. Nos acercaremos a uno de sus rincones menos conocidos: sus ibones.

Comenzamos a caminar en el aparcamiento situado junto a la Casa de Anglase, tres kilómetros río arriba de Canfranc Estación. Pronto nos internamos en el bosque. Las delicadas flores de Lapsana communis adornan las cunetas sombreadas por un denso bosque mixto.

En cuanto el bosque desaparece descubrimos las laderas del valle cuyas rocas proclaman el nombre del Valle. Rocas rojas, areniscas del Permotrías, aparecen en las descarnadas canales que descienden desde las alturas.

El valle traza una suave curva para abrirse a los pastos de ganado que de ahora en adelante dominarán el paisaje. Es un valle tradicional de pastoreo. Volviendo la vista atrás vemos las paredes pálidas de la Sierra de Aisa. De ahora en adelante será siempre el telón trasero que nos acompañará en casi todo el recorrido.

 
Junto al camino y los pastos,  rodales de enebro cobijan matas de Clinopodium vulgare, labiada que siendo escasa en el Prepirineo lo es todavía más en pleno Alto Pirineo. Estamos a escasos 1.400 m. de altura, y la exposición es resguardada pero bien soleada.

La excepcional conservación del valle, sin intervenciones que desfiguran su carácter, revelan un perfil que en su inicio parece fluvial, resultado de la intensa actividad geológica que el valle mantiene, pero en realidad, más adelante se revelará  su verdadero carácter glaciar .

 En efecto, internándonos unos metros más en el  valle, y a medida que el sendero toma altura, se descubre la verdadera fisonomía glaciar del valle. Fondo de valle en U, y laderas con incipientes fajas a media altura. Es un valle donde se aprecia una intensa erosión superficial en ladera y  deslizamientos masivos. Es decir, es un valle vivo desde el punto de vista geológico.

 El trazado previsto para las 37 torres y pistas para acceso, mantenimiento y evacuación, alterarían estas laderas del valle, puesto que son las que median entre las pistas de Astún y las de Formigal a lo largo de cuatro kilómetros y medio, es decir, la practica totalidad del valle.  Supondría degradar las laderas de descenso y ascenso al valle, así como el recorrido de las torres por el fondo del valle, y construir las estaciones intermedias. Además atravesaría zonas de gran verticalidad, actividad geológica fuerte  en barrancos vivos y movimientos masivos y zonas de alto riesgo de avalancha lo que implicaría probablemente añadir otros elementos  de prevención para evitar los efectos adversos antes citados.
El valle de Canal Roya va describiendo un amplio arco hasta llegar a las inmediaciones del pico Anayet, guardián emplazado en la cabecera del valle. El Anayet aparece poco a poco a medida que nos acercamos al circo que cierra el valle, lugar denominado La Rinconada.

El valle termina por trazar su curva y cerrarse en La Rnconada. Al fondo a la izquierda vemos el pico Espelunciecha, precedido por una airosa pirámide que en realidad es de menor altura y no tan fiera si viniéramos desde el valle del Gállego. A la derecha del Espelunciecha el collado amplio y horizontal marca el perfil de La Rincondada, sobre el que se alzan los lagos de Anayet.  El fondo del circo presenta una estructura alveolada, propia de un fondo de valle colmatado. En él el agua discurre en meandros y es un sesteadero natural para el ganado.


Para muchos excursionistas el sendero sigue para remontar la Rinconada y acceder a los ibones de Anayet o incluso al pico del mismo nombre. Un aspecto a considerar de la rinconada es que sirve de unión entre los grandes valles del Río Aragón y el del Río Gállego, además de conectar  y extenderse por el valle glaciar de la Partacua. Un punto de contacto que es fundamental para permitir la permeabilidad ecológica en esta gran zona del Pirineo. Conservarlo con el mínimo de afecciones artificiales es clave para garantizar que la función de corredor ecológico se mantenga. Es un argumento más para defender la creación del Parque Natural Anayet - Partacua.


Nosotros pretendemos esta vez encontrar los ibones de Canal Roya y las balsas de Las Negras, lugares menos transitados. Ascendemos por el regato que desciende de uno de estos ibones. Al ganar altura aparecen la Punta de las Negras y el Cuello de Anayet

En el regato abunda Dactylorhiza maculata, orquídea que necesita suelos encharcados cuando desarrolla la floración.

Senecio adonifolius también es frecuente en los herbazales próximos al regato.
 

Las pequeñas islas que dividen el regato están profusamente colonizadas por especies ávidas de agua, Saxífraga stellata  con sólo alguna flor abierta y el resto ya fecundadas, y Epilobium alsinifolium, de flores rosadas

Arnica montana, tan buscada antiguamente por sus virtudes medicinales hasta el punto de llegar a peligrar su presencia, también aprovecha las orillas húmedas y la protección de las rocas.

En la actualidad, los ibones de Canal Roya están colmatados. La continua bajada de materiales por erosión y solifluxión han terminado por cerrar su ciclo vital  para convertirse en un humedal plano que solamente durante el deshielo acumula una fina lámina de agua.  El pico Anayet , su collado y el pico de Las Negras dominan las alturas sobre esta terraza. A la derecha de la imagen un contrafuerte poco elevado separa estos lagos de las balsas de Las Negras, éstas últimas todavía con agua y a las que nos dirigiremos después de explorar y contemplar este lugar.

Las escasas rocas que jalonan este herbazal dominado por las gramíneas entre las que destaca el endemismo pirenaico  Festuca eskia sirven de refugio a un pequeño helecho, Asplenium septentrionale, planta amante de suelos ácidos que presenta frondes alargados y estrechos como pequeñas falcatas divididas en su extremo. Le acompaña Saxifraga intricata.

Cobijadas bajo las areniscas rojas del Permotrías Senecio pyrenaicus subsp. pyrenaicus, una falsa árnica, la subespecie es endemismo pirenaico.

Para acceder a las balsas de Las Negras desde donde nos encontramos caben dos posibilidades,  rodear sin perder altura el contrafuerte que se dirige hacia el valle o subirlo perpendicularmente para alcanzar la divisoria por su parte más baja. La primera opción es ir a media ladera con fuerte pendiente, la segunda es subir unos 100m por donde la intuición diga, para luego bajar a la laguna. Si se toma esta última opción, la vista que nos depara al superar el contrafuerte es esta: la laguna superior de Las Negras ocupando una terraza que mira hacia la sierra de Aisa.

Del lado por donde hemos venido, el pico Anayet y los lagos colmatados a sus pies.  Geológicamente hablando, el pico Anayet es singular por ser un pitón volcánico, resto, junto con el vecino Midi d'Ossau de las calderas volcánicas que se formaron hacia el fin de la era primaria (hace 290 millones de años).  Rocas volcánicas que se erosionan  al tiempo que la cadena herciniana termina por desaparecer. 150 millones de años después, la orogenia alpina volvería a retorcer este paisaje plegando areniscas y calizas y fracturando las duras andesitas del pitón volcánico. Las glaciaciones posteriores terminarán por esculpir las rocas formando el valle glaciar que forma el valle Canal Roya.

Aunque es habitual encontrarla en suelos básicos, aquí Potentilla alchimilloides crece en las fisuras de las rojas areniscas permotriásicas.

Desde el pequeño collado, vemos una parte de la vertiente norte de Canal Roya,  de izquierda a derecha los picos Peña Blanca, Punta dera Nieu y Punta Cubilaret, para llegar al amplio puerto de Canal Roya tras el que se ven los blancos mármoles del pico Moros o Balaitous.


La balsa de Las Negras , a 2.086m de altitud, la sierra de Aisa y el la vertiente norte del valle Canal Roya. El pico La Raca comienza la cuerda de montañas del valle, hasta allí llegan las estructuras de la pista de esquí de Astún.

Descendemos a la balsa superior de Las Negras.

Si no me equivoco ,no estoy muy versado en aves, nos topamos con un andarríos chico (Actitis hypoleucos). No sé si estará migrando o tiene aquí su nidada permanente . A buen seguro se ha subido a las rocas junto al lago para resguardarse de nuestra presencia, pues su hábitat debe ser la orilla del lago, en cualquier caso procuramos no acercarnos ni molestarlo


Un caballito del diablo, odonato del género Coenagrion se ha posado en una brizna de Lúzula spicata. Algunos de estos caballitos del diablo están incluidos en el Catálogo de Especies Amenazadas de Aragón.

Las largas hojas flotantes de Sparganium angustifolium forman una textura geométrica en la que destacan sus blancas cabezuelas de flores donde unos coleópteros están merendando.

Estas hojas de Sparganium forman un tapiz flotante con un equilibrado juego de curvas que ocupa las zonas menos profundas del lago. Es un buen lugar que sirve de cobijo a otros seres vivos.

En las puras aguas del lago, un tritón palmeado (Lissotriton helveticus), algo más pequeño que el tritón pirenaico. Las patas traseras están palmeadas, los flancos del tórax están punteados de negro. Como es un macho y está en época de reproducción, tiene al final de la cola un filamento.


Al ir rodeando el lago descubrimos diferentes perspectivas. En esta ocasión aparecen de fondo algunas cimas que limitan el valle Canal Roya, entre ellas la Punta Malacara y el pico de Canal Roya


Emprendemos el descenso. No seguimos la ruta por la que hemos venido sino que tomamos las laderas que van descendiendo hacia el fondo del valle, buscando encontrar el sendero que recorre el fondo del valle. Vemos una buena parte de este magnífico valle sin heridas, con las laderas, bosques y pastizales intactos. Tal y como fueron configurados a través de los milenios por la naturaleza, y en los últimos siglos, transformados por la labor lenta del hombre de montaña, creador de paisajes sostenibles y respetuosos. Así lo queremos, así esperamos encontrarlo en los años venideros. Que los que vengan detrás puedan aprender de biología, geología y paisaje en  este espacio de  pura esencia de  montaña pirenaica. Apoyemos la creación del Parque Natural Anayet-Partacua. Opongámonos a  agresivos proyectos como el de la unión de estaciones Astún-Formigal.