Desde la ermita de Nostra senhora da Rocha vemos la larga playa Nova. La marea ha bajado y descubre su amplitud. Dejaremos para la vuelta pasear por la fina arena, ya que el trayecto que queremos hacer es algo largo.
La ermita está construida sobre un espolón que se adentra en el mar.
Tras pasar la playa Nova cruzamos un pequeño barranco y entre la espesa vegetación que rodea el camino encontramos estas dos orquídeas: Orchis itálica
Cada flor tiene un curioso labelo dividido en cuatro partes que forman una peculiar figura junto con los sépalos.
El camino en esta parte del recorrido está perfectamente trazado, con barreras en los lugares que pueden ser más peligrosos.
Genaria diphylla es la otra orquídea, la hemos cogido en una fase intermedia de maduración. Es una extraña orquídea de diminutos pétalos.
Después de pasar el barranco llegamos a un enorme algar bordeado de sabinas .
Genista hirsuta aparece en plena floración. El camino es sinuoso y recorre estos pastos primaverales llenos de aromas de mar y monte. Esta genista dispone las flores en espigas cónicas muy apretada y llamativas.
Nos acercamos al borde de los acantilados. El animado mar lame las verticales paredes
A la playa do Pontal parece que sólo se pueda acceder por mar.
La constante acción erosiva del mar y los agentes atmosféricos ha creado este doble arco por la destrucción parcial de un algar.
Comprobamos la composición de estas rocas. Arenas carbonatadas con multitud de conchas incrustadas. El nivel de los mares es cambiante. Estas rocas son vestigio de plataformas marinas ahora exhumadas. ¿Regresión marina o levantamiento de plataformas continentales?
Testigos de estos cambios de nivel del mar son los espolones rocosos que quedan mar adentro, como barcos de piedra, en otras remotas épocas unidas a tierra firme y hoy separadas por la destrucción de la costa.
Cistus albidus y sabinas nos recuerdan que pese a estar mirando al Atlántico, aquí disfrutamos de un clima mediterráneo.
Seguimos la línea de costa disfrutando de los constantes cambios en el paisaje. Las olas se adentran en las grutas horadadas en tan débiles materiales.
En Playa da Bandeira nos acercamos a mojarnos los pies y respirar al ritmo de las olas.
Poco más adelante otro algar en el que el oleaje llega a través de túneles naturales.
Phlomis purpurea es una de las plantas que amenizan el camino. Está densamente cubierta de una borra blanca, estrategia para sobrevivir a la intensa exposición al sol.
A los pies de un matorral una densa colonia de Ophrys gr. scolopax. Nunca había visto tantas orquídeas juntas.
Estamos sobre la playa da Estaquinna.
No podemos resistir la atracción de acercarnos al extremo del arco.
Abunda este pequeño lirio,Gynandriris sisyrinchium. Ya observamos ayer que durante las horas de más insolación la flor permanece totalmente cerrada, para abrirse completamente en cuanto comienza la tarde. También hemos observado que es capaz de atravesar suelos muy compactos y secos para sacar primero dos finísimas hojas y después el tallo, recubierto con varias vainas foliosas de la que nacen las flores.
Algares a pares
Playa do Barranquinho nos parece un buen lugar para hacer un descanso...
...y en efecto es un lugar donde perder la noción del tiempo mecidos con el vaivén de las olas.
La marea cubre casi por completo la playa Malhada do Baraço. Elegir la hora para llegar a una playa es clave en esta costa tan afectada por las mareas.
Prasium majus es un arbusto poco frecuente. Pertenece a la familia de las labiadas. tiene un cáliz peculiar en forma de embudo con cinco puntas. Lástima que no había frutos, ya que es una rareza que una labiada haga frutos carnosos.
Un rincón de la playa de Pau
Ya tenemos a la vista el entorno de la playa da Marinha.
Como ya vimos en la ruta de ayer, los tonos rojizos de las rocas continentales contrastan con los tonos claros de las carbonatadas por las conchas marinas. Profundas barranqueras se forman en un terreno tan inestable.
Ophrys speculum (ciliata) es frecuente, y aunque ayer también la fotografié, no me resisto a tomarle nuevas instantáneas.
Llegados a este punto, los farallones aparecen individualizados en este rincón del Algarve. Una idea comienza a tomar cuerpo en nuestras mentes: si el mar se encalma sería fantástico rodear los farallones con el kayak hinchable que hemos traído.
Fin del trayecto. Contemplamos el arco doble que cierra la playa da Mesquita.
https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=17327770