Visitar el parque de Ordesa, y verlo como lo podrían hacer los quebrantahuesos o los sarrios es un placer indescriptible. Si además se realiza respetando el silencio de las montañas, y con el calor de la buena compañía, la experiencia es de las que no se olvidan. Llegar aquí es poco esfuerzo para tan gran recompensa.
Una parada antes de llegar a Nerín. Mondoto y Sestrales cara a cara con el Cañón de Añisclo por medio.
Desde Cuello Arenas, el recorrido es cómodo para las raquetas, y de suave pendiente. Los últimos metros cortan la respiración y detienen el tiempo y el corazón. El abismo de Ordesa se desvela bruscamente.Divisamos la amplia curva del cañón, hasta la misma cascada de Cola de Caballo, al pie de Monte Perdido. El rumor de las gradas de Soaso se oye allá abajo.
Apetece caminar más separarse de la cima de Mondicieto, contemplar el paraje helado
Las laderas de la sierra custodia se interrumpen abruptamente en el cañón. Al otro lado del inmenso corte la cima blanca de Tobacor y las Tres Sorores.
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