Cerca de Nueno, el flanco sur de la Sierra de Gratal termina en estrechos barrancos tallados en los conglomerados. En un breve paseo se accede a la entrada de las Gorgas de San Julián.
El sendero se abre paso en el matorral bajo de romeros y coscojas. A la izquierda, Gratal. Al frente se ven dos cortes en la sierra, el de la derecha es el que tiene escondida la ermita de San Julián, y termina en un estrecho paso.
Ophrys lupercalis, orquídea que crece en los pastos recalentados, y claros de matorral bajo.
En pocos minutos estamos ya bajo las paredes talladas en los conglomerados.
La gayuba en plena floración, agarrada a los primeros tramos de conglomerado horizontal, y en terrenos pedregosos. Abunda en la zona.
Orobanche latisquama, que parasita una mata de romero.
En los pastos soleados, la Polygala nicaeensis subsp. caesalpinii.
La ermita de san Julián aprovecha un covacho en la roca.
Como es bastante habitual en la sierra de Guara, la ermita está algo elevada respecto al lecho del barranco. Al fondo vemos la continuación del estrecho.
El interior de la ermita.
El incesante goteo forma mamelones calcáreos y una pila de agua, con una oquedad que se introduce en la roca y sirve de depósito de la fría agua.
De vuelta al camino, observamos la pared en donde se esconde la ermita de san Julián
Tamus communis ha renovado las hojas, que lucen un verde fresco y de tacto como papel de seda ,por lo delgadas que son todavía.
Viburnum tinus, el durillo, abunda en el fondo del barranco.
Viola riviniana, en zonas más sombrías y frescas.
En un breve paseo hemos llegado al punto en el que el barranco se estrecha al máximo.
Aquí las luces y sombras se unen a la roca formando este peculiar paisaje.
Se nos ha hecho corto el paseo. Vemos que al final hay unos clavos en la roca, pero eso ya requiere seguir el sentido inverso y el uso de la cuerda.