El Montsec de L'Estall y las peonias.

Está claro que subir al Montsec de L'Estall se puede hacer en cualquier época del año, pero mi ilusión era estar allí cuando las peonias estuviesen en flor, que suele ser a principios de mayo. Si se sube en esta época, y más aún si se va acompañado de alguien que conozca su flora, la excursión se convierte en una auténtica delicia. Para mi fortuna me acompañó José Vicente Ferrandez ( siempre animo a visitar su blog Pasos), por lo que se comprenderá que a este reportaje acompañen tantas reseñas de plantas.


Junto a la balsa desde la que comenzamos el camino aparece una nutrida población de Fragaria viridis. Aparentemente una matita de fresas como cualquier otra, pero que representa una especie muy rara en la provincia de Huesca.


Genista teretifolia, aliaga que carece de espinas, y que es un endemismo pirenaico cantábrico.

Herniaria glabra, hierba rastrera, de florecillas verdosas,  vive en  los suelos ácidos. En el Pirineo se localiza en el sector oriental.

Llamativo carex (Carex liparocarpus) que muestra la espiga masculina ahusada al final del tallo, y debajo anchas espigas femeninas.



Iberis ciliata, especie rara en el Pirineo y escasa en la depresión del Ebro. Tiene las hojas lineares y gusta de suelos básicos.


Hemos caminado siguiendo la pista que se adentra en estos parajes abiertos y pedregosos. Ha aparecido algún ejemplar de peonia, pero ya fructificadas. La pista va ganando altura suavemente. En un paraje desolado por el fuego aparecen los esqueletos de sabinas quemadas en un incendio.  Detrás comienzan a verse las paredes verticales del Montsec y la suave loma que presenta esta montaña en su cara oeste.


Algunos ejemplares de Tulipa sylvestris todavía no se han agostado.




Por fin aparecen ejemplares todavía frescos de Paeonia officinalis. Planta de interés especial en Aragón por ser sus poblaciones escasas y muy dispersas.
El Montsec de L'Estall es un enclave principal de su presencia en Huesca.

Paeonia officinales coloniza terrenos pedreosos, en ocasiones en claros de carrascales y quejigales. En el Montsec convive con el boj, en espacios bien soleados.


En estos rellanos soleados y rocosos también crece Genista hispanica subs. hispanica.


Aunque ya ha perdido la lozanía, no me resisto a fotografiar a Fritillaria lusitanica, especie poco frecuente y que todavía no había podido ver.


Estamos a 1.290 metros de altitud, allá abajo se extienden las tierras de Montañana, excavadas en amplio valle por el río Noguera Ribagorzana.La cola del embalse de Canelles llega a sus cotas más altas.

El castillo de Chiriveta, alzado sobre estratos casi horizontales




 Helianthemum apenninum, propio dee tomillares y montes bajos y soleados, en suelos calizos.







Helianthemum  oelandicum subs. canum, a 1320 mts, recubierto de densa pelosidad.


La suave ladera por la que ascendemos se interrumpe bruscamente, paredes verticales de 200 metros ponen fin al trayecto. El Montsec de Arés, de la vecina Cataluña, separado del Montsec de Aragón por el congosto de Montrebei. Paso excavado por el Noguera Ribagorzana hoy en día convertido en embalse.




Parada para posar delante de la cámara antes de seguir por la sierra.

Continuamos el cordal de la sierra, en dirección este, para inspeccionar qué vegetación aparece.
Alyssum serpyllifolium





Antirrhinum molle, endemismo pirenaico, escaso en Aragón que forma matas de grupos de individuos.


También aprovechando las fisuras de la caliza, Arenaria grandiflora.





Una joya del Montsec, Petrocoptis montsicciana, endemismo exclusivo del prepirineo central.


Viejas carrascas se cobijan en la sombra de las paredes, es un buen lugar donde renovar las fuerzas y conversar apaciblemente.

























Aunque ya de vuelta, en realidad continúa la exploración, siguiendo el cordal de la loma del Montsec,


Apretado ramo de Sarcocapnos enneaphylla






Thymelaea dioica, pequeña leñosa que aprovecha fisuras y rellanos en la roca.


 Escaladores natos, la sabina acompañada por una mata esférica de Erinacea anthyllis

El erizón azul era otra de las plantas que tenía verdadera ilusión por ver. Erinacea anthyllis


 Cabezuelas de Plantago argentea

Fuertemente armada, Rosa pimpinellifolia


 Polygonatum odoratum. Las flores tulipas alargadas, terminan en suaves verdes.
Algunas matas estaban atacadas por escarabajos nectarífagos, que incapaces de pasar por la boca de la campana no dudan en comer las paredes de la flor.



Detalle de la flor de Erinacea anthyllis, el erizón azul.





























Datos de la excursión.
Distancia recorrida: 10,5km
Ascensión: 368 m.
Enlace del track para GPS:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=6884242



Camino de El Pueyo. Ligustrum vulgare. "Aligustre, yerba de las andaderas"

Las oliveras ya llevan varios días mostrando sus pequeñas flores verde pálido. Es el momento de echar un vistazo a uno de sus parientes, el aligustre. Cualquiera que esté familiarizado con la flor de la olivera, verá en el aligustre, una versión soberbia en la floración, aunque modesta en el porte. Tienen en común olivera y aligustre la hoja algo coriácea, dispuestas por pares opuestos, las flores formando un pequeño tubo abierto en cuatro gajos y agrupadas en cimas piramidales. En la olivera las flores son modestas y las inflorescencias  laxas, las hojas cubiertas de borra mate. El aligustre, en cambio forma cimas llamativas de numerosas, apretadas  y más grandes  flores, adornadas además con  fragante aroma. Las hojas , verde oscuras, tienen un brillante lustre. La olivera se impone con su nudoso tronco. El aligustre no pasa de enmarañado arbusto.
La olivera cubre en formación los campos soleados, el aligustre se refugia a la sombra de quejigos o medra en la frescura de algún barranco. 
Camino de El Pueyo tenemos unos pocos ejemplares de aligustre. Con sus apretadas hojas cubren el talud que le da frescor y disputa con bravura el espacio entre los quejigos y la pista por la que caminamos. Al pasar por su lado llega el aroma de sus flores, olor que se hace más fuerte en cuanto las cimas comienzan a estar maduras.
De la fertilización de las flores se producirán unos frutos negros esféricos, llamativos aunque tóxicos.
Esto sucederá a partir de septiembre, y por ese entonces las hojas comenzarán a cambiar la tonalidad, haciéndose más granates a medida que se acerca el frío , hasta que al final caerán todas las hojas en invierno. Su valor medicinal  remite a la función astringente del cocimiento de las hojas, aunque puede tener efectos purgantes. También para aplicarlo sobre llagas con ayuda de una gasa. Los enjuagues bucales se hacían para sanar llagas de la boca. Aunque también se ha utilizado para intensificar el color rojo del vino tinto, no tengo noticia de que esta práctica se realizase por tierras del Somontano.
A veces vemos variedades cultivares para formar setos, también se han importado aligustres de otros países con el mismo fin.

Pico del Aguila

El pico del Águila es uno de esos lugares por los que pasamos cerca muchas veces y siempre dejamos su visita para otra vez. Vale la pena subir por muchas razones. Opciones de subida también hay varias: desde Arguis o desde el puerto de la Manzanera. Para mayor facilidad se puede subir sin esfuerzo físico, ya que la carretera que permite el mantenimiento de las antenas de comunicaciones que hay en su cima meridional es perfectamente practicable, aunque conviene hacer caso de Pablo Neruda: "Si no escalas la montaña, jamás podrás disfrutar el paisaje". En este caso, subas como subas, disfrutarás de unas bellas panorámicas.


El Pico del Águila es como una cuña que se alza en las sierras exteriores del Pirineo. Al este y oeste de esta montaña dos amplias depresiones cautivan por su simétrica orografía. Hacia el Este se abre la depresión de Belsué, al Oeste , la depresión de Arguis.
Es el paisaje de Belsué una sucesión de relieves en cuesta, plataformas de calizas levemente plegadas en armoniosos planos inclinados. Este escondido valle de orientación Este-Oeste  queda cerrado con la sierra de Gabardiella que discurre de norte a sur.


Si la anterior panorámica la dividimos en tres sectores apreciamos mejor los detalles. El sector más septentrional  nos muestra la regularidad de los depósitos calcáreos plegados.  El pueblo de Belsué ocupa la zona media de erosión entre dos resaltes. Mimetizado en el paisaje, sólo lo delata la pista de tierra que después continúa hacia el embalse de Belsué. Los espacios planos, donde la erosión ha acumulado la riqueza mineral y la escorrentía enriquece el suelo, se dispone la red de campos de labor. Franjas paralelas de verde renovado que contrastan con el matorral que ocupan los relieves en cuesta.
La zona media de la depresión la ocupa el pequeño embalse de Belsué, a su costado en el sur un gran plano inclinado, la mallata de Campo Concello, se corta abruptamente en los acantilados de Cienfuens. Tras el embalse, la sierra Gabardiella y el Tozal de Guara.



































El tercer sector, el más meridional se abre al Salto de Roldán y la Hoya. Los atormentados relieves ceden paso a una llanura sin fin.
El pico del Águila tiene varias cimas que vale la pena recorrer. Es el dominio del escarpín y el bucho recortado por los vientos, el sol y las heladas.




























Si miramos hacia el Oeste, tenemos a nuestros pies la depresión de Arguis. La erosión actúa sobre las débiles margas azuladas formando un extenso valle. El Pirineo deja su último testimonio antes de topar con la Hoya en la sierra de Gratal.

La debilidad de los depósitos acumulados permiten la erosión, el resultado de un hermoso valle que se despliega en arco.