Pico del Aguila

El pico del Águila es uno de esos lugares por los que pasamos cerca muchas veces y siempre dejamos su visita para otra vez. Vale la pena subir por muchas razones. Opciones de subida también hay varias: desde Arguis o desde el puerto de la Manzanera. Para mayor facilidad se puede subir sin esfuerzo físico, ya que la carretera que permite el mantenimiento de las antenas de comunicaciones que hay en su cima meridional es perfectamente practicable, aunque conviene hacer caso de Pablo Neruda: "Si no escalas la montaña, jamás podrás disfrutar el paisaje". En este caso, subas como subas, disfrutarás de unas bellas panorámicas.


El Pico del Águila es como una cuña que se alza en las sierras exteriores del Pirineo. Al este y oeste de esta montaña dos amplias depresiones cautivan por su simétrica orografía. Hacia el Este se abre la depresión de Belsué, al Oeste , la depresión de Arguis.
Es el paisaje de Belsué una sucesión de relieves en cuesta, plataformas de calizas levemente plegadas en armoniosos planos inclinados. Este escondido valle de orientación Este-Oeste  queda cerrado con la sierra de Gabardiella que discurre de norte a sur.


Si la anterior panorámica la dividimos en tres sectores apreciamos mejor los detalles. El sector más septentrional  nos muestra la regularidad de los depósitos calcáreos plegados.  El pueblo de Belsué ocupa la zona media de erosión entre dos resaltes. Mimetizado en el paisaje, sólo lo delata la pista de tierra que después continúa hacia el embalse de Belsué. Los espacios planos, donde la erosión ha acumulado la riqueza mineral y la escorrentía enriquece el suelo, se dispone la red de campos de labor. Franjas paralelas de verde renovado que contrastan con el matorral que ocupan los relieves en cuesta.
La zona media de la depresión la ocupa el pequeño embalse de Belsué, a su costado en el sur un gran plano inclinado, la mallata de Campo Concello, se corta abruptamente en los acantilados de Cienfuens. Tras el embalse, la sierra Gabardiella y el Tozal de Guara.



































El tercer sector, el más meridional se abre al Salto de Roldán y la Hoya. Los atormentados relieves ceden paso a una llanura sin fin.
El pico del Águila tiene varias cimas que vale la pena recorrer. Es el dominio del escarpín y el bucho recortado por los vientos, el sol y las heladas.




























Si miramos hacia el Oeste, tenemos a nuestros pies la depresión de Arguis. La erosión actúa sobre las débiles margas azuladas formando un extenso valle. El Pirineo deja su último testimonio antes de topar con la Hoya en la sierra de Gratal.

La debilidad de los depósitos acumulados permiten la erosión, el resultado de un hermoso valle que se despliega en arco.

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