Son varias las plantas a las que la cultura popular denomina bochas y ontinas. Tienen en común ser materia prima para hacer escobizos, o tener las hojas menudas y recubiertas de una borra blanca. Artemisia herba-alba es una de ellas, y florece ahora, cuando en los pobres suelos donde habita cae la lluvia de otoño. En nuestro territorio es fácil ver ontinares en las redondeadas lomas de las Baldorrias y Valdemora. Las hojas son muy pequeñas y divididas en segmentos romos. Si la sequía les apura se recurvan sobre sí mismas y crecen apretadas en pequeños grupos sobre las sarmentosas ramas, de no más de dos palmos de longitud. Con las últimas lluvias caídas en octubre desarrolla unas cimas en las que aparecen las diminutas flores, tan pequeñas que apenas se distinguen. Al principio se tiñe el capítulo de púrpura y después asoman segmentos amarillos.
Toda ella desprende
fuerte y montaraz aroma.
Toda ella desprende
fuerte y montaraz aroma.
Tan sencilla y discreta planta tuvo el honor de ser dada a conocer en el mundo científico por una de las mayores eminencias botánicas de Aragón: Ignacio Jordán de Asso, multidisciplinar lumbrera intelectual, autor de varias obras que inauguran el conocimiento científico de la flora, geología y fauna de Aragón, allá por los años de la Ilustración. En cierta ocasión ya nombré en este blog en qué medida era estimada su labor fuera de nuestras fronteras, hasta el punto de que el francés Dufour le dedicó uno de nuestros narcisos. Eran los tiempos del entusiasmo científico. La época en la que se realizó un notable esfuerzo en identificar, describir, catalogar con criterios dirigidos por la razón todo cuanto nos rodeaba. No es que no se conocieran esas plantas anteriormente. La Artemisia herba-alba ya se utilizaba como vermífuga, y también para acondicionar las digestiones a pesar de su discreta toxicidad. A los ilustrados les correspondió la tarea de establecer las primeras relaciones de parentesco, de indagar racionalmente sobre los vínculos entre los seres vivos entre sí y de éstos con el espacio que habitan. Ya han pasado más de doscientos años y todavía queda mucho por descubrir. Nuevos análisis químicos desvelan propiedades hasta ahora no conocidas. El análisis genético permite afinar la línea evolutiva de las especies que nos rodean. Los ilustrados hicieron denodados esfuerzos por aplicar las ciencias de la Naturaleza para la mejora de la sociedad. Todavía queda mucho por mejorar.