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Yésero-Barranco del Infierno

Frente a Yésero, en el límite norte del Sobrepuerto, se abre entre las laderas de Bachesango y Punta Punero el barranco del Infierno. Un cómodo camino atraviesa el espeso bosque . Es recorrido sombrío, entre bojes cubiertos de musgo, y que va descubriendo la sucesión arbórea típica de la montaña: pino silvestre, abetal, hayedo.Queríamos llegar hasta la plana de los Fornos, donde antaño elaboraban la pez las gentes de Yésero, pero hemos continuado hasta las praderas alpinas para contemplar las paredes de la Peña Sabocos, ya en la cabaña de Gavín.


El camino nace junto a la carretera, poco antes de tomar el desvío de Yésero. A los pocos metros de camino veremos el pueblo bien encajado en su entorno.




Sólo por unos metros vamos a estar expuestos al sol. Es la ladera sur la que propicia que no falte la vegetación de la montaña soleada: Linum viscosum





















Va a ser una ruta en la que nos encontraremos unas cuantas orquídeas. En primer lugar, y como corresponde a estos espacios más secos y soleados vemos a Ophrys apifera






















Muy cerca de la anterior, todavía a 1.150m de altitud, Ophrys scolopax


























Si las anteriores orquídeas están en terreno algo pedregoso y más orientado al sol, pronto vemos Anacamptis pyramidalis sobre un pasto heliófilo. Seguimos sobre los 1.150m.















Muy cerca Gymnadenia odoratissima, no hace falta decir el delicioso aroma que desprende.























El camino se adentra en la espesura de bojes que anticipan la entrada en un bosque denso, que prácticamente durante todo el camino nos impedirá ver nada a nuestro alrededor.



Pronto vemos dos orquídeas propias de la umbría: Cephalantera longifolia






























Platanthera bifolia
























Todo el trayecto discurre sobre las bandas alternas de calizas areniscas  y margas que conforman el flysch. En un espacio abierto los espacios intercalados de margas están ocupados por una abundante colonia de Allium molly




Junto a estos ajos, también aparecen muchos pies de Althaea hirsuta.























La senda tan apenas ha ganado altura, incluso descendemos un poco para atravesar el torrente. Aunque hemos estado escuchando el agua en todo el camino, hasta ahora no hemos podido ver el lecho, que se muestra magnífico en las losas lavadas.
































Algún pequeño salto, y la gorgas crean rincones paradisíacos.

Será un hermoso recorrido para visitar en otoño, cuando las hayas y abedules hayan cambiado el color.


En el ambiente sombrío de las hayas vemos esta diminuta orquídea: Ophrys insectifera



El magnífico bosque de hayas permite que aparezca Neottia nidus-avis. Carece de hojas y de clorofila y para obtener nutrientes se asocia con un hongo específico.



Seguimos encontrándonos con el agua.





El ambiente es más fresco y húmedo, aquí prosperan Ranunculus platanifolius




















Saxifraga umbrosa, endemismo pirenaico

Veronica ponae

como diría Margerite Yourcenar, "el tiempo, gran escultor"

Torrentes laterales bajan por las gradas del flysch

Ya hemos pasado la plana de los hornos y el valle se abre, dejándonos ver la cima del Mallo de las Peñas

Hemos pasado el refugio forestal de Gavín y ya estamos en  las proximidades de la cabaña pastoril de Gavín. Los pastos de altura , estamos a 1.500m, tienen entre sus residentes a Orchis ustulata


 Y hasta aquí hemos llegado: queríamos ver cielo abierto después de tanto caminar en el bosque. Peña Sabocos a la izquierda  y Mallo las Peñas a la derecha , dejan en medio el circo colgado de la Refoya.
Esta ha sido una primera exploración del terreno. Nos prometemos volver para ganar más altura.




Ibones de Ordicuso

5 de julio de 2017.Mi hermano mayor, Josemari, me pidió le llevara a algún lugar del valle de Tena. Sin dudarlo pensé en los pequeños lagos de Ordicuso porque no es exigente llegar a ellos y porque estos laguitos, en su modestia, guardan el encanto de situar a quien los contempla en un gran escenario de alta montaña. Nos acompaña también su amigo Ángel y nuestra hija Aurora.


El balneario de Panticosa todavía guarda algún rincón amable después de las desastrosas intervenciones que sufrió con la remodelación del balneario. La cascada que baja de Argualas es una de ellas. Salta en varios escalones produciendo un fragor que al principio de verano refresca la soleada ladera.

Es inevitable resistirse al encanto de suspenderse sobre ella en la pequeña pasarela instalada a mitad de su recorrido.



Poco antes de llegar a la Mallata Baja, un falso puente nos recuerda que esta es zona de avalanchas en invierno y que ya en los tiempos primitivos del balneario tomaron precauciones frente a las avalanchas con este tipo de construcciones.

Un poco más arriba, el río se precipita en cascada. Es la entrada del agua en el barranco después de haber circulado apaciblemente por el valle que comienza a intuirse tras los árboles.


En la Mallata Baja, el barranco de fuerte pendiente por el que hemos subido se torna en amplio valle glaciar. Los bloques erráticos de granito diseminados por el centro del valle nos cuentan aquella acción de los hielos ya pasada. También nos indican la presencia de hielos antiguos el escalón izquierdo tallado también en granito y que en su parte superior esconde los ibones de Ordicuso. Al fondo, las crestas de Argualas y Garmo Negro nos meten en un escenario de alta montaña con picos que sobrepasan los tres mil metros.

Dactylorhiza maculata, es una de las orquídeas que se prodigan en estos pastos humedecidos por el torrente.

A medida que avanzamos por este valle colgado se va abriendo a nuestra espalda el otro lado del circo del Ibón. Es el dominio de Brazato y Labaza, con sus granitos redondeados por los hielos y las crestas afiladas por las rimayas. 

Josemari responde bien a las cuestas. No es una excursión larga ni de gran desnivel, pero todo hay que tomárselo a su tiempo. Aquí le comento cómo en invierno bajan los aludes por esas cuestas cubiertas de pedreras. 

Hemos dado un pequeño rodeo para que el primer contacto con los lagos sea más atractivo. Para ello hemos recorrido la Mallata Baja hasta casi al final, donde hemos subido por media ladera para tomar los lagos desde lo alto.


Los dos lagos se suceden escalonadamente en un paisaje bucólico de pastos y final de bosque de pino negro.

Josemari, Ángel, yo, Marisol y Aurora.


Es principio de verano y Trollius europaeus está en su momento de pleno esplendor.


El ambiente húmedo de los pequeños lagos propicia la presencia de diversas libélulas




Y sumergidas en el lecho del lago , sus larvas.

El día es caluroso y el agua está con la temperatura adecuada para darse un agradable baño.

¿Cómo expresar la sensación que produce sumergirse en el agua y asomar rodeado de este paisaje?

Argualas, Garmo Negro y Podiellos. Graníticos gigantes que se miran al lago.

Antes de iniciar el retorno, ascendemos un poco más , hacia el sur para asomarnos al barranco por el que sube la carretera. El fondo está cerrado por la peña Sabocos.


A lo lejos vemos la barrera que represa el agua en el ibón de Bachimaña. Cerca está el nuevo refugio de montaña.

Allium schoenoprasum, crece en ambientes fontinales. El agua del ibón inferior se esconde bajo los bloques de granito, pero en superficie hay la suficiente humedad para que este bello ajo crezca.
Una última mirada a Ordicuso antes de comenzar la bajada y abandonar este singular paraje.