El resumen de la película podría ser el siguiente: Un viejo mar queda encerrado entre vetustas montañas. Al tiempo que estas siguen degradándose, el mar acumula grandes espesores de finos sedimentos y sales. La colmatación y un clima tórrido convierten el mar en un inmenso lago salado, por sus orillas dejan huellas animales ahora extinguidos. Este lago se abre paso entre las rocas que lo separan de lo que luego sería el Mediterráneo, vaciándose. De lago a suelos pantanosos donde las sales se desecan y cristalizan.Nuevas montañas se han ido formando, éstas jóvenes y de gran altura aportan nuevos sedimentos que caen sobre los antiguos. Las últimas contracciones de la Tierra, al tiempo que terminan de parir los Pirineos, pliegan esas sales ya completamente cristalizadas. Suelos pobres, salinos, con grandes espesores de cristal de yeso. Los yesos de Barbastro, estructura geológica "de libro" serán el lugar preferido para la badallera, resistente como pocas a la duras condiciones de vida que impone un clima seco, tórrido, salino como son los chesos que rodean El Pueyo. En la historia reciente de Barbastro, bloques de este yeso transparente se utilizaron como elemento decorativo en los muros del Hospital de San Julian. Por fortuna el hospital no cayó a manos de la piqueta, salvado por la insistencia de los vecinos de Barbastro y contra el criterio de algunos de nuestros ignorantes y desalmados gobernantes (¿cuánto patrimonio hemos perdido con su aquiescencia?) y por ello podemos ver estas piedras autóctonas a nada que paremos cuenta en ello.
Integrante de la familia de las Cariofiláceas, Gypsophila struthium subsp. hispanica es un endemismo ibérico que encontramos en los lugares donde predomina el yeso. Pequeña en sus flores, es grande en el porte de la planta, que se extiende en matas en los lugares más pobres. Su floración es larga, y se extiende desde junio hasta bien entrado el otoño.
En la elección de su nombre, se refirió a su predilección por el yeso=del griego gypsos.
En la nomenclatura del somontano es la badallera, y también jabonera, pues las cenizas de raíces y tallos se empleaban para la colada. José Vicente Ferrández en su libro ya citado aquí varias veces nombra el comercio que había en Barbastro con sus raíces para la confección de jabón. Otro uso, menos elegante, era para la pesca furtiva para lo cual se machacaban las raíces y se echaban en una badina. Los peces quedaban atontados y el pescador los cogía a mano.
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