paseo invernal al ibón de Culibillas

Como un oasis en medio de la vorágine de las pistas de Formigal, el entorno del ibón de Culibillas se mantiene aislado de ruidos, prisas, remontes y otras secuelas urbanas que azotan el Pirineo en invierno. Como el trayecto es corto y de poco desnivel es un paseo ideal para una mañana de invierno. Creía haber puesto una entrada en este blog de este ibón (casi balsa) en época de verano. Como veo que no es así me permito poner una panorámica del mismo lugar en la época en la que el verde es el color dominante.


La nieve no abunda, hace mucho que no nieva. Las laderas orientadas al sur muestran los surcos del deshielo y posterior rehielo nocturno. Curiosos diseños efímeros.

Como decía es un paseo corto y fácil, exento de riesgos. Aunque a veces sí está balizada con palos  provisionales negros por la vecina estación de Formigal es una buena oportunidad para  ejercitar con la gente joven de casa  el sentido de la orientación , puesto que no hay sendero,  y es raro ver trazas de esquís o raquetas por este lado. Las laderas  aparecen venteadas, con las características ondulaciones que dejan al descubierto las zonas más duras. Con todo, encontramos buenos lugares de nieve profunda donde se disfruta más de la raqueta.






Como remolinos de un mar solidificado











En un día de asueto, quedan momentos para la diversión. Marisol y Aurora hacen la "croqueta" en una ladera de nieve profunda.












No se asciende mucho, pero la configuración del valle de Tena, tan amplio y abierto permite contemplar un escenario tan bello como este.
















Ya hemos llegado al ibón de Culibillas. No es tan espectacular como otros cercanos, por ejemplo Anayet o los de Ayous, que en invierno presentan una horizontalidad que parece irreal. Como es un pequeño, la ubicación es menos llamativa. Quizá si vemos una fotografía del verano...















Una yeguada pasta apaciblemente el pasto a principios de verano.

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