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Pico Chía

19 de noviembre de 2017. Para subir al pico Chía hemos elegido la ruta menos comprometida, la que desde el sur recorre toda la sierra. Evitamos así el tramo de escalada que por el norte dificulta llegar al pico. También hemos elegido esta época, cuando ha caído algo de nieve en las altas cumbres, pero todavía Chía no ha recibido la nieve. Con nieve este sencillo pico se vuelve peligroso en los últimos tramos de la cresta. 



Subimos por la pista que se separa de aquella que sube al puerto de Sahún. Nos ofrece aéreas vistas sobre el valle de Benasque. Villanova y Sahún  ocupan las tierras fértiles del valle. Villanova a los pies de la sierra de Chía, Sahún bajo los picos  El Bocs (a la izquierda) , Tuca de Cambra,  Llastra y Tuca de Grist/Eriste.

Sierra de Chía

El pico Gallinero y los pueblos de la solana Eresué, Ramastué, Liri, Arasán

























Detalle de las campas de Chía, un bello ejemplo de bocage en el Pirineo. La división en pequeñas parcelas separadas por corredores de árboles y arbustos genera un espacio de diversidad ecológica.

Dejamos el coche después de un largo recorrido por una dura pista cerca de la cabaña-refugio Resuali. La Sierra de Chía es aquí un espacio pastoril. La estiva da paso a laderas suaves que dan comienzo a la subida hacia la sierra.

Un primer atractivo del camino es la proximidad a Cotiella  y circo de Armeña. La cresta Las Coronas aparece como una inhóspita muralla  de estratos pardos que conduce de mala manera a Picollosa

Cotiella, circo de Armeña, brecha de las brujas

Thymnelaea tinctoria subespecie nivalis mantiene la floración

Chía está construída con calizas del Cretácico (145-65 millones de años), por tanto antiguo fondo marino que al elevarse con la orogenia alpina subirá más allá de los 2500 metros actuales, alberga entre sus fondos marinos consolidados y convertidos en rocas calizas numerosos restos de conchas.


El camino pasa junto a los restos de una estalactita ( o estalagmita). Las bandas concéntricas indican la precipitación  de cristales de carbonato cálcico.


La presencia de la estalactita así como de calcita lavada indica que el camino actual pasa por donde tiempo atrás circulaba el agua en una caverna. La destrucción del horizonte antiguo de la montaña, así como la desaparición de la bóveda de la caverna nos da idea de la fuerte erosión que han sufrido nuestras montañas pirenaicas. Quién sabe qué cavernas correrán ahora bajo nuestros pies.

Seira y valle del Ésera

La subida es algo monótona porque es un trayecto rectilíneo y constante en  perfil y pendiente. Por suerte poco a poco va desvelando relieves próximos: Monte Perdido,... y un sarrio que hace un rato camina delante nuestro.




La altura y el movimiento hacia el norte nos proporcionan matices en el paisaje. El macizo de Cotiella aparece en todo su desarrollo oriental. Las Peñas de  las Diez y las Once quedan separadas del resto del macizo por la colladeta del Ibón. El barranco de Bilsé enseña sus verticales paredes a la salida del circo de Armeña. 


 Posets y Maladetas





















Maladetas- Aneto
Aneto
Al llegar a Las Colladas apreciamos la fisonomía de la sierra de Chía, rectilínea y estrecha, divisoria de aguas entre el barranco de la aigüeta de Barbarruens y el Ésera

Pico Chía, cada vez se hace más estrecha la cresta y más pendientes las laderas.

Vuelta la vista  hacia el sur.

Pico Chía
Campos de Chía, al pie de la sierra en una terraza elevada sobre el Esera.  Una falla con sus correspondientes desplazamientos rodea toda la sierra y crea estos relieves acusados. Al fondo el  Turbón

Marisol se queda en el pico Chía, yo avanzo un poco más al norte para ver si cambias las perspectivas. Al fondo  Benasque , Cerler y el pico Gallinero

La sierra de Chía  forma parte de las denominadas Sierras Interiores, estructura paralela al Pirineo Axial, que aquí vemos en su expresión máxima :Posets - Maladetas
Hacia el noroeste el panorama se extiende sobre la tierra de Bielsa y el valle de Gistaín  (Perdido, Suelza, Eristes, Posets)
ídem

Pico Chía y barranco de Barbarruens
El poblado de Gistaín rodeado de sus bancales y los pastos de verano que conducen hacia el Collado Cruz de Guardia.  Detrás de izquierda a derecha: Robiñera y La Munia. a la derecha  punta Fulsa y punta  Suelza

Valle de Benasque:  Eriste , Benasque, Cerler.

Eristes, Forquetas, Espadas, Posets, reino de los tresmiles. En primer término el barranco de Llisat que conduce a Barbarisa.

Monte Perdido y el circo de Pineta.




Santaliestra-Besians-Caballera-Monasterio de San Martín-Santaliestra

Ruta circular que nos permite adentrarnos en un paraje solitario de la Ribagorza, en la ribera derecha del Ésera.

 Partimos de Santaliestra, cruzando el pueblo en dirección al puente colgante. Edificios construidos tradicionalmente se conservan todavía. Sobre una base de sillares se levantan muros de adobe. Arcillas del Ésera mezcladas con cantos rodados. Viga de madera (¿pino negro?) cañizos entrelazados  y posteriormente teja árabe.Lascas de areniscas rematando la faena.
El puente colgante de Santaliestra, sobre el Ésera ya crecido.

















A lo lejos se perfilan las ruinas del castillo y parte de la iglesia de San Juan  de Besiáns.
























El puente medieval de Besiáns, la amplia luz del arco central salva el río y se apoya en dos plataformas
rocosas. La asimetría de los arcos laterales responde a la oportunidad de los apoyos.

Comenzamos a subir los flancos de la sierra de Campanué. Besiáns queda a nuestra espalda y la torre de la iglesia se oculta tras los cenicientos olivos.


La primavera está muy retrasada, tan apenas va apareciendo alguna flor. Una potentilla ilumina el todavía pardo camino. No tuve la prevención de fijarme en las estípulas de las hojas, quizá sea Potentilla neumanniana.


Aunque la vegetación todavía está en su mayor parte dormida, el regalo viene por vía olfativa. El aroma del romero y la aliaga, ya en flor, se mezcla con el de la resina de los pinos. El resultado de estas fragancias desvela el carácter mediterráneo de estos montes.  El norte está borrascoso ,  ráfagas de viento se cuelan estimulando el diálogo de los árboles.
La geología de la sierra, alternancia de calizas y areniscas crea plataformas rocosas, calveros donde crece algún pino aislado




Hemos venido demasiado pronto, y no están visibles todavía las  blancas flores de Cistus salviifolius.

















La actividad humana interrumpe la continuidad del bosque. Extensos campos avisan de una actividad agraria entre las fragas. Casetas diseminadas, con los tejados espaldados, nos recuerdan tiempos en los que el laboreo del campo precisaba permanecer días fuera de la aldea.












Entre el ramaje de los quejigos comienzan a aparecer las primeras casas de Caballera. De fondo el Turbón.















La actividad ganadera y agrícola ordenadas mediante tapiales. 

















Torre solitaria de la iglesia de Caballera. 











Infinito número de losas de piedra repartiendo el territorio.
Tomamos el camino que nos conducirá en una hora al monasterio de San Martín.


Evolución de las areniscas hacia formas redondeadas. Fracturas por escamas.


Empedrados naturales.





El sendero va ganando altura y nos presenta escenarios de la otra vertiente del Ésera. En medio de estos feraces montes aparece la torre del castillo de Fantova.




























La pista sigue la media ladera de la sierra y de pronto se abre la vista hacia el valle del Ésera. Este río ha excavado los conglomerados formando una espectacular curva





















En el camino, una huella, creo que de tejón.































 Los restos del monasterio de San Martín.

La hiedra se cuela por las rendijas de los muros construidos a cuerda seca.

Bajamos a la cripta
Interior de la cripta

Volvemos a Caballera



Un antiguo camino orillado por muros de piedra  nos lleva directamente hacia Santaliestra.


El camino nos conduce hasta un mirador sobre el valle del Ésera, son Santaliestra bajo nosotros.

Dedicamos unos minutos a contemplar el paisaje, las curvas del río, los pueblos diseminados y las ermitas. Sobre Santaliestra, la ermita de Santiago

El puente colgante por el que pasamos al principio de la ruta.

Santaliestra

Seguimos el camino, ya de bajada. Éste aprovecha las fajas naturales del barranco de las Traveseras.

En rellanos bien orientados al sol crece la coronilla de fraile ( Globularia alypum)


Cantiles fósiles tallados por el Ésera en épocas pretéritas

El Ésera, río que es y será, sigue haciendo su incansable trabajo, regalando a los habitantes de sus orillas fértiles tierras.


Detalles de la ruta: 
Distancia recorrida: 23km
Desnivel acumulado: 750m