Sierra de la Gabardiella

El paso de la Hoya a la sierra de Guara no es siempre tan brusco como a simple vista parece. Sucesivos escalonamientos nos van advirtiendo de la proximidad de la sierra, de la que proceden los materiales que forman estas gradas. El núcleo habitado de Sabayés ocupa uno de los cerros que, individualizados por los barrancos, se asoman al llano. Es una atalaya que nos recuerda época de frontera. Hoy separa la economía del cereal de la del ganado.

El Salto de Roldán, encajonamiento del río Flúmen, enfrenta a las peñas de San Miguel y Amán ( o de Sen y Men). Sedimentos continentales del eoceno (40 millones de años) formaron conglomerados que sepultaron las calizas. Aprovechando las fisuras de los conglomerados, el río Flumen  ha ido erosionándolos verticalmente formando el Estrecho d'as Palomeras. Hacia el norte el angosto cañón combina erosión diferencial y kárstica.




























El embalse de Santa María de Belsué regula la cabecera del río Flumen. Comenzado a construir en 1.909 para uso de riego, fue un fracaso al no ser del todo impermeable el vaso. Para intentar evitar el problema se construyó a continuación el embalse de Cienfuens. Se puso en servicio en 1.931, pero el pretendido canal que llegaría a Huesca no se realizó. Situado en el pie norte de la sierra Gabardiella, se encuentra en la depresión entre dos anticlinales.
Llegados a la presa, delante nuestro vemos el frente de cabalgamientos paralelos al Pirineo axial, del que forma parte el Tozal de Usieto en la Sierra de Belarra, los barrancos erosionan las débiles laderas de margas grises. Resultado de todo ello es una serie de cúpulas anticlinales sobre la que se desarrolla una complicada red fluvial, que en no pocas ocasiones crea foces. Las margas grises alternadas con calizas son el soporte de una vegetación adaptada a estos suelos pobres, que en la ladera norte del embalse constituyen la pardina de Belsué y Lúsera.
La presa de Belsué contiene el caudal del Flumen antes de que se adentre en la foz también regulada de Cienfuens. Un paraje dominado por el cantil que soporta la Mallata de Campo Conzello, donde planean los buitres sobre la serpenteante silueta del agua.



La acción erosiva del agua en un terreno calizo crea un conjunto de paredes , abrigos y cuevas, como la Cueva del Toro.


La orientación al mediodía condiciona una vegetación xerófila en la que predomina el boj, tomillos y aliagas. La letrera o hierba topera (Euphorbia characias) prefiere suelos pedregosos al pie de cantiles y suelos degradados, bien soleados. Es una planta irritante. Su savia lechosa se ha utilizado para quitar las verrugas. Igualmente se utilizaba como purgante en los animales, dándoles a comer alguno de sus frutos.

Hemos dejado atrás el embalse de Cienfuens y subido por un fresco bosque de pinos y quejigos siguiendo el trayecto del barranco de Paúles. El final del barranco es inesperado por la amplitud del collado al que se accede. El collado de Paúles es en realidad un enorme polje, del cual se puede todavía apreciar su actual actividad observando el descarnado escalón que separa los bojes de los erizones. en efecto, aunque cubierto con una capa arcillosa, el subsuelo calizo sigue sufriendo una erosión tanto vertical como longitudinal formando un espacioso corredor que nos conduce a la cara sur de la Sierra Gabardiella. Es un dominio de bojes y erizones formando un laberíntico tapíz en las redondeadas formas del Pico de los Paúles y el Pico Estillero.


A la "cejalba" (Callophrys rubi), denominada así por el cerco blanco que rodea los ojos y que la diferencia de su pariente la "cejirrubia", de borde rojizo, le agradan las zonas arbustivas y con maleza, y los claros. Pertenece a la muy numerosa familia de las Lycaenidae. No es exigente en cuanto a plantas nutricias. Aquí la vemos en una mata de boj.  Su coloración más llamativa la muestra en reposo por su tonalidad verdosa irisada, con un ligero cerco marrón. En posición de vuelo muestra tonos marrones oscuros.

Hacia el sur, el collado Paúles no parece que haga honor a su nombre, puesto que su aspecto de páramo dista mucho de indicar la presencia de turberas y humedales como correspondería a cualquier paúl. Sin embargo aparece alguna pequeña balsa festoneada de vegetación que nos avisa que en algunas épocas del año el agua se embalsa. Hacia el Sur-este  vemos asomar, piramidal , la cumbre del Tozal de Guara.







En cuanto el bosque clarea, aparece el narciso (Narcissus alpestris) que se hace un hueco entre bojes y erizones. Es un endemismo pirenáico, más común en el prepirineo, aunque también aparece más escasamente en el Alto Aragón.

Al término del collado de Paúles podemos apreciar la silueta tendida de la Sierra Gabardiella. A sus pies, en la vertiente Sur comenzamos a divisar el inmenso panorama que le rodea. Separado por la garganta del río Guatizalema se interpone entre nosotros y el Tozal de Guara el Pico Fraginito (1.734 mts) que continúa en dirección Norte por al cresta La Ronera hasta la Punta del Corcurezo (1.662 mts) y hacia el sur, tras pasar el cuello Lizana, hasta el pico Mondinero (1.448mts), el cual en sus pies oculta la ermita de San Cosme y San Damián, en el ámbito de Vadiello. La sierra Gabardiella, anticlinal volcado al sur nos enseña su flanco descarnado. La vegetación se adapta a los escalones que se forman con la exhumación de las capas y dibuja las lineas de su complicada vida geológica.



Las alveolinas, fósiles de foraminíferos, vivían en el fondo del mar, en aguas cálidas y poco profundas. Abundante en el prepirineo está asociado con las calizas del Eozeno.

El entorno de Vadiello se adivina con la curiosa formación del Huevo de San Cosme, esculpido en los conglomerados. En primer término la asimétrica silueta de El Borón (1.313mts).
La senda es cada vez menos evidente y tortuosa. Aunque el nombre Gabardiella pueda aludir a la "gabarda", el rosal silvestre, en realidad con lo que nos topamos en el collado de Luna es una espesura de artos y aliagas que dificulta el paso. No obstante, la cresta en zigzag no da pie a dudas respecto a la dirección a seguir.


El Tozal de Guara, tal y como reza la leyenda, vigila a la doncella Gabardiella.
Guara, siempre celoso de que el gigante Gratal se la arrebate.

Ya en las inmediaciones del Pico de Luna, a 1652mts, se divisa en toda su extensión la Hoya de Huesca. La lámina de agua del embalse de la Sotonera resplandece entre los campos de cereal reverdecidos con la primavera. 



La vertiente meridional de la sierra se abre en una amplísima cuenca, donde la fuerte erosión ha creado un conjunto de lomas, tozales y puntas. el río Guatizalema organiza la red fluvial.


Dirección al Este, la sierra del Águila y tras ella Gratal. La del Águila es una sierra de estructura e historia similar a la de Gabardiella, en tanto que trazan sus líneas en formación perpendicular al eje del Pirineo. Cronológicamente, estas sierras de eje Norte Sur son anteriores y se produjeron en la fase de plegamiento pirenáica, al final del eoceno. El eje este-oeste de las sierras exteriores (Sierra de Gratal, sierra de Guara) es posterior y está unido a la segunda fase de plegamiento y que implicó a los conglomerados oligocénicos que en la actualidad bordean sus estructuras. La curiosa formación de mesa inclinada de la Mallata de Campo Conzello nos muestra claramente este entrecruzamiento perpendicular de pliegues. La perspectiva aérea nos permite valorar el desarrollo de estos cantiles ya observados desde el embalse de Cienfuens.

Por encima de la sierra de Belarra y el puerto de Monrepós aparecen las siluetas gemelas de Oroel y de san Juan de la Peña. Ambas custodiando la orilla sur de la Val Ancha, plenamente inmersas en la depresión media, divisoria geológica entre las sierras Interiores y las Sierras Exteriores del Pirineo.

La  franja de las Sierras Exteriores aparece como una barrera contínua. Como si una gran ola rocosa se hubiera detenido al toparse con la Val Ancha. A sus pies , en franjas paralelas de menor altura, las olas menores que llegan hasta nosotros, agotándose en la Depresión del Ebro.  Los valles perpendiculares al Pirineo abren puertas de acceso a la barrera montañosa. Es el caso del Gállego que separa la Partacua de Tendenera.


Mapa de la ruta.


Comienzo: refugio Peña Guara, embalse de Belsué.
Desnivel salida-llegada: 600 m
Desnivel ascensión acumulado: 1.041
Distancia (sólo ida): 8,7 Km


camino de El Pueyo.Quercus ilex subsp. rotundifolia. "carrasca, lezina, llecina, encina"


Ya estamos golpeando la aldaba para entrar en el mes de mayo y los montes están en plenitud. Ahora es el momento de contemplar las cortinas doradas de las carrascas.

En  el camino de Barbastro a El Pueyo la carrasca prevalece en la sarda. Los campos de labor quedan separados por corredores verdes, llenos de actividad silvestre, en los que se enseñorea la silueta redondeada de la carrasca. Especie arbórea perfectamente adaptada al clima mediterráneo continentalizado, fuente de estabilidad en un suelo frágil y austero.
Las últimas lluvias han provocado el crecimiento de nuevas hojas. La carrasca no se desprende de sus hojas cada año, como hace su pariente el quejigo, sino que las mantiene al menos durante tres años. De los nuevos brotes surgen largos amentos florales masculinos, donde los estambres esperan madurar para que el viento disperse el polen. La producción masiva de estos amentos hace que la carrasca se vista de largas cintas doradas. Que el caminante no se prive de contemplarlas al contraluz del atardecer.
La exuberancia primaveral también provoca que se activen los carrasquizos, esas matas arbustivas que en ocasiones forma esta especie cuando abunda la germinación de la bellota y todas compiten por ganarse un espacio.
Afortunadamente han pasado los años en los que las carrascas eran sinónimo de espacio desaprovechado. El exceso de rotura de estos espacios provocó la fuerte erosión de la tierra y el empobrecimiento de los campos cercanos. Su acción como cortavientos hace que el cierzo se rompa y los campos que quedan a su cobijo padecen menos su furia. Además de las sardas, tenemos a los pies de El Pueyo un carrascal completo, mezclado con el chinebro, que permite la vida de una flora especializada, en un suelo jamás labrado: Aristolochia pistolochia, Osyris alba, Limodorum abortivum, Epipactis heleborine,Thalictrum tuberosum, Silene nocturna... entre otras muchas especies.
Además de la riqueza botánica, innumerables mamíferos, insectos y aves aprovechan los recursos que genera el árbol.
Tanto la raíz prerromana karr de donde proviene carrasca, como la raíz latina de lecina, han pasado a nuestra lengua  y designamos este árbol en género femenino. Idéntico arcano cultural por el  que en Aragón decimos noguera, alborzera, etc, cuando nos referimos a los árboles que nos dan abundantes recursos, femeninos a pesar de su robustez.
El pastoreo racional aprovecha estos encinares, y podemos ver en dirección a Valcheladas las carrascas clareadas por la base de la copa marcando  la altura de las cabras,  quienes hacen un pasillo natural con su ramoneo que deja limpio y luminoso el suelo, listo para que crezcan otras especies. En estos espacios tan auténticos dan ganas de coger un cazoler de bellota, el cascabillo vacío de su glande, apoyarlo estrechamente entre los dedos y soplar fuerte en el hueco para que el silbido agudo se cuele entre los espléndidos  troncos de las carrascas.

Camino de El Pueyo. Cuscuta epithymum."coscuta, pelo de culebra"

"La vida se abre camino" es la frase lapidaria que el protagonista matemático de Parque Jurásico (Ian Malcom) lanza como argumento ante sus dudas de que se pueda controlar totalmente la naturaleza. La teoría del caos aplicada a la biología.
En la evolución de las especies botánicas algunas plantas ejemplifican esta máxima vital. Todo se aprovecha, todas las posibilidades entran en el juego de la vida. La cuscuta podría ser un buen ejemplo de esta idea. 
La máxima de que las plantas obtienen su energía mediante el proceso de fotosíntesis es contradicha por las plantas que no desarrollan ningún órgano verde. Me refiero a las plantas parásitas. La cuscuta nace de una minúscula semilla, y al germinar desarrolla un finísimo y débil tallo. La vida del tallo depende de la energía acumulada en la semilla. El tallo no tiene hojas, no puede obtener mediante fotosíntesis nutrientes extra. A no ser que encuentre en su breve crecimiento otro tallo, preferentemente de una leñosa como el tomillo o la aliaga. Si este contacto se produce, la cuscuta desarrolla un finísimo chupón que penetra en la planta hospedante hasta que encuentra las células que transportan los nutrientes. 
Una vez establecido el primer contacto, la cuscuta prospera y se enreda en el arbusto parasitado cubriéndolo con una enmarañada red rojiza de tallos delgados como cabellos. El primer tallo, unido a tierra, se seca y la planta parásita vive enteramente suspendida del hospedante. 
En estos primeros días de abril, Cuscuta epithymum ya ha desarrollado las flores. Se agrupan en apretados grupos que hacen más visibles estas pequeñísimas flores rosadas de tan apenas 5 mm. Es fácil ver las madejas de filamentos rojizos en tomillares o renuevos de aliagas. Es una ocasión para detenerse y contemplar una más de las múltiples formas de la combinatoria vital de la naturaleza.