Comodoto, aproximación invernal

Excursión invernal en la que unos amigos, Javier y Ana, debutan con raquetas. El objetivo es realizar juntos la subida hasta el collado de Espierba, una vez allí, y puestos los raquetistas  al resguardo, acercarnos al Comodoto con los esquis e intentar su ascenso. 

La adaptación al paso con raqueta por parte de los noveles es rápido. La pista que sube desde Espierba al collado se cubre de blanco tras unos cien metros de subida. El paseo es agradable, discurre en el bosque y con las paredes de Pineta entreviéndose tras las ramas de los pinos.




























Ya en las proximidades del collado el espacio se abre. La sierra de las Cutas presenta sus verticales perfiles.



























Hacia el sur, el valle de Pineta cortado abruptamente por el río Cinca. De fondo el macizo de Cotiella.








Ya en el collado de Espierba.

Desde el collado, contemplamos el valle de Chisagüés. La falda del pico Liena(2.607mts), punto central de la Sierra de Liena, muestra los bancales sembrados de bordas. 
El día es magnífico, pero el viento es frío en el amplio collado. Ascendemos un poco más para buscar mejor resguardo. Detrás queda el Tozal de Cazcarro, marcado por verticales paredes.

El grupo de raquetas ya ha visto un lugar donde descansar apaciblemente y con el suelo seco y soleado. El resto apuramos un poco el paso para ir ganando terreno. Con la altura el paisaje va mostrando nuevos horizontes. Tras el Tozal de Cazcarro, el Pico del Quezo. A la izquierda la sugestiva silueta piramidal de Punta Fulsa y a su lado Punta Suelza cubierta de nieve.



















Diego marca el paso y comenzamos a subir los sucesivos escalones que forman el denominado llano de Dué.







Impresionantes paredes de Pineta.

































Pinos negros encaramados a las aristas

Una manada de sarrios ha dejado sus huellas en la nieve.









Poco a poco comienzan a verse hacia el norte las formas finales de la sierra de Espierba.












Mirando hacia el sur , el llano de Dué, un vallecito colgado en las alturas. 
El valle de Pineta muestra su trazado rectilíneo, bruscamente roto por el río Cinca. Su continuidad geológica se extiende más allá del valle escavado de norte a sur y se adentra entre la Sierra Marqués y el Pico L'Orbar.

Hacia el norte, ya tenemos a la vista el pico Comodoto, justo en el centro. El Robiñera muestra su flanco sur
La ruta discurre por sucesivas subidas y bajadas que hay que ir superando. Todavía queda una última loma que superar antes de tener a la vista la falda del Comodoto.

En el Comodoto vemos una colada de alud que parte prácticamente de la cima. A la derecha la imponente figura del Robiñera que asciende con fuerza desde el collado que comunica con los lagos de La Munia.

Estamos ya a los pies del objetivo. Sólo queda subir unos pocos metros y seguir la arista. Nos dirigimos a la primera mancha de hierba entre la nieve.


Tras unos minutos de deliberación, decidimos no subir más. Diego no se encuentra bien, y lo puede pasar mal en la arista. Además no vamos bien de tiempo. Hasta ahora ha sido una excursión magnífica y queremos que siga así.


A disfrutar con la bajada. La nieve está magnífica.


Alicia disfrutando con cada curva.


Track de la ruta para GPS en  http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=6369356













Aquí dejo el enlace del vídeo de la jornada, espero que lo disfrutéis:


Camino de El Pueyo. Carex halleriana

En la familia de las Cyperáceas son frecuentes los individuos que habitan lugares húmedos, incluso permanentemente encharcados. De todo el mundo son conocidos los juncos.
El género Carex contiene un gran número de especies (89 especies y 10 subespecies en la Península Ibérica y Baleares) , indicando de esta manera el fuerte dinamismo de este género en la adaptabilidad y evolución natural. En esta plasticidad adaptativa algunos individuos ocupan nichos ecológicos más secos. Es el caso de Carex halleriana que encontramos ocupando lugares soleados tanto de pastos de montaña como en las sardas de la tierra baja. No soporta bien la sombra, y en El Pueyo  se arrima a las paredes rocosas de la cara sur , pienso yo que por aprovechar el agua de la escorrentía de la roca y favorecer el momento de reproducción en esta época primaveral que es cuando mayor humedad podrá captar. Al ser planta calcícola la proximidad a la roca le garantiza el componente de bases en el suelo que la planta prefiere.Encontramos este cárice formando espesos grupos cespitosos, de hojas estrechas, algo ásperas, de quilla angulosa. Es pequeño de porte,  alrededor de 15 centrímetros las hojas, y algo menos los tallos florales
Un tallo de dos ángulos muy agudos y otro obtuso sirve de soporte a las espigas donde se agrupan las flores, unas espigas masculinas y otras femeninas.
Aunque el tamaño de la espiga es muy pequeño (apenas un par de centímetros) las espigas masculinas resultan vistosas por las amarillas anteras. Mucho más discretas las espigas femeninas que se distribuyen por el mismo tallo.
En El Pueyo el caminante que lo busque descubrirá que su presencia es testimonial. No llega a cubrir grandes superficies, pero nos revela las características ecológicas del entorno de El Pueyo.


Nota: José Vicente Ferrández me ha hecho saber que la identificación de este cárice era errónea. Se trata de Carex halleriana, tal y como ya he corregido en el título. Gracias José Vicente.





De Barbastro a Hoz por Costean

Ruta ideal para bicicleta de monte que permite visitar algunos pueblos del Somontano de Barbastro, y otear otros más lejanos, siempre con el telón de fondo del Pirineo. En el ameno recorrido se disfrutan  pistas sinuosas de variados desniveles. 

Costean entre el mar de olivos. El Turbón de fondo.

Mirando hacia atrás, Cregenzán y el cerro de El Pueyo.

Costean
 Antes de llegar nos espera una divertida bajada tras la que hay que reaccionar para afrontar la empinada subida al pueblo.

Pasado Costean, disfrutamos de una amplia panorámica de la sierra de la Carrodilla, con el tajo que hace el Esera a su paso por el congosto de Olvena.

El pueblo y presa de El Grado. Asoma la torre nueva del complejo de Torreciudad.

El Pirineo está siempre presente. Peña Montañesa, con toda la serpenteante figura de sierra Ferrera. Cotiella completamente vestida de blanco.

Coscojuela de Fantova

Las mayores alturas de Guara aparecen nevadas.

Una parada para fotografiar a Buglossoides arvensis y de paso beber agua.




























El destino de la ruta, Hoz de Barbastro, detrás Salinas de Hoz.
Hoz de Barbastro

























Salinas de Hoz























Ya en Hoz, un esfuerzo más para subir hasta el promontorio rocoso donde se erige la iglesia. A los pies el amplio horizonte del Somontano.

Unas escaleras metálicas permiten subir a un aéreo mirador.
En las zonas más umbrosas de este resalte calizo crece el felze (Polypodium cambricum  subsp. cambricum)



























Tiene los soros preparados para comenzar el ciclo reproductivo.















Desde esta atalaya contemplamos la disposición de las casas de un barrio de Hoz.


Emprendemos la vuelta a Barbastro, en dirección hacia Montesa. Antes miramos atrás para despedirnos de Hoz.
























Parte del trayecto de vuelta lo hacemos por la cabañera, amplia ruta bordeada por encinas ramoneadas en la base por la oveja.

Detalles de la ruta y track para GPS en Wikiloc
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=6249165






Camino de El Pueyo. Rosmarinus officinalis. "romero"

Ya van de vuelta hacia el norte las grullas. En el campo se reanudan sonidos que ya hace meses no oíamos. Tímidamente comienzan a aparecer nuevos brotes. El romero  comienza a abrir sus pálidas flores.
Perteneciente a la familia de las labiadas, el romero es una de las plantas emblemáticas del monte mediterráneo. La etimología del término rosmarinus  se interpreta como procedente de dos términos griegos: rhops (matorral) y myrinos (aromático).  
Arbusto perenne , crece allí donde el sol está asegurado , favorecido incluso por el incendio o la quema de rastrojos.  Las hojas alargadas y estrechas , recubiertas de fina borra cuanto más joven es la planta, nos indican su adaptación a ambientes cálidos, su protección contra la radiación ultravioleta y la aridez.
El característico aroma que desprende procede de los aceites que contiene tanto en las flores como en las hojas. Estos aceites son los que le han valido el favor de la medicina popular de manera que pocas plantas agrupan tantos usos como el romero. Tanto en infusión como en aplicaciones externas, el romero es acreditado remedio por su acción vulneraria, tonificante muscular, como antiséptico e hipotensor, entre otras lindezas.  Toda la literatura farmacológica trata con extensión este arbusto y no creo necesario repetir aquí lo que ya está escrito en tantos sitios.
Además de estas virtudes curativas, no debemos olvidar el atractivo que ofrece a las abejas, las cuales hacen una deliciosa miel con el nectar de esta planta. Los romerales desempeñan una labor estratégica en la conservación de las colmenas.
Por último habrá que citar su papel en la cocina. Comparte junto al tomillo el acento campestre que otorga a los guisos y potajes, además de aligerar con su presencia la digestión copiosa.  Pruebe quien lo desee las pastas al romero que venden las monjitas enclaustradas en un convento de Medinacelli. Saboree el afortunado una tierna focaccia al romero rellena de pimientos y cebollas asadas. Aliñe con romero,  quien quiera, olivas negras curadas con frío y  sal. Sabores antiguos, honestos.
El romero añade , allí donde se usa, un fondo de sabor cálido, atrapado cada jornada en las soleadas laderas de nuestros montes.

Camino de El Pueyo. El liquen Cladonia pyxidata

La natural carestía de flores en esta época invernal no es obstáculo para continuar con los paseos en los que descubrir sorprendentes mundos naturales. En la escala de lo diminuto tienen un lugar privilegiado los líquenes. Aunque no pertenezcan al reino de las plantas, haremos una excepción en estos paseos botánicos.  Para comenzar, conviene recordar que un liquen es un hongo que vive asociado con un alga o una cianobacteria. Viviendo en perfecta simbiosis, el alga aporta recursos nutritivos ( hidratos de carbono ) fotosintetizando el CO2 de la atmósfera. El hongo aporta los mecanismos de reproducción sexual y una altísima resistencia a ambientes secos. Tanto el hongo como el alga o  la bacteria renuncian a su vida por separado. Ambos forman una nueva unidad que es el liquen.
Del género Cladonia vemos ejemplares en los verticales taludes arcillosos que bordean algunos trechos del camino de El Pueyo.  Forman como pequeñas urbes futuristas. Posiblemente se trate de C. Chlorophaea, un liquen frecuente en ambientes secos que es pionero en la colonización de suelos erosionados.  
Todo es tan minúsculo en los líquenes que cuando los aumentamos con la lupa o con el macro de la cámara, se nos desvelan estructuras sorprendentes. Este liquen muestra una base escamosa de donde salen estructuras alargadas, acampanadas donde se distribuyen gránulos verdosos que, cuando se desprenden, permiten la reproducción asexual del liquen, ya que tienen tanto células del hongo como del alga con la que se asocia.
De los líquenes me admira su poder colonizador, su alta resistencia a las condiciones desfavorables. Pueblan lugares tan extremos como los fríos circumpolares o la extrema aridez de los desiertos. Extienden sus costras verrugosas por rocas, troncos,  suelo desnudo e incluso se incrustan en los  muros de nuestras viviendas.  En estos lugares absolutamente inhóspitos para otros seres vivos, los líquenes son la avanzadilla de la vida terrestre. Su lento crecimiento y la continua generación de materia orgánica van dejando un leve pero esencial sustrato que posteriormente aprovecharán las plantas. Animales herbívoros ramonearán los filamentos de algunos de estos líquenes hasta el punto de que se conviertan en su dieta básica. Los líquenes ocupan un espacio tan importante en el equilibrio de los ecosistemas que merecen ser contemplados con veneración. Aunque sean tan pequeños.

Invernal a Punta Tarmañones.

Pese a que los pronósticos meteorológicos anunciaban una ventana de sol, la mañana amaneció nublada en Tramacastilla de Tena. Cambio de planes de última hora para subir a Punta Tarmañones.





Tras un pequeño porteo ,  la pista que sale de la carretera entre Sandiniés y Escarrilla está suficientemente cubierta como para comenzar a foquear.
Un hermoso quejigo destaca  sus rojizos tonos.




















El pequeño hayedo aporta un agradable aspecto al trazado de la ruta.

 Mis hijos Diego y Alicia son los que  me han animado a salir en un día tan gris.







El paraje de As Crampas, acantilados por donde discurre el "camino de los forzados" hacia el embalse de Escarrilla, tiene un aspecto inusual en invierno. Las nubes ocultan parcialmente las altas cumbres que rodean Panticosa. Como no hace viento, aunque la atmósfera está fría, es agradable progresar sobre un manto tan profundo. 




















Las acumulaciones de nieve hacen caprichosas formas.



















Subida cómoda pero constante.

Próximos al collado que separa La Cochata de Tarmañones.



























A la izquierda de la Cochata aparece la loma redondeada de Punta Tarmañones.















Alicia observa la evolución de Diego al hacer la "vuelta María".
Ya quedan pocos metros más de subida.

El tiempo ha empeorado rápidamente. Tenemos el tiempo justo para hacer unas fotos y bajar, ya que la visibilidad empieza a descender. Las nubes han ocultado las barreras montañosas de la sierra de Tendenera y sierra de la Partacua.  Como una mítica puerta aparece el paso de Sta. Elena.
























Es tan intenso el frío que no apetece ni preparar la cámara para hacer foto de grupo. Una fotografía rápida de los dos hermanos y vale.




























Se levanta fuerte viento que eleva  en remolinos de nieve. Comienza a nevar. Sin pensarlo dos veces iniciamos con calma el descenso.




























Todo tiene color blanco.  Es difícil distinguir las irregularidades del suelo.Bajada con mucha prudencia.



























Ya en la pista, descendemos los últimos metros. Un buen caldo caliente es lo que ahora más apetece.

Aquí dejo el vídeo de la jornada, editado por Diego:





Como en años anteriores, he recopilado las entradas de este blog dedicadas al entorno de El Pueyo de Barbastro y las he editado en formato PDF. Ya podéis descargaros el archivo haciendo clic en la imagen de la derecha o en la palabra PDF que hay debajo. He añadido dos índices al final del documento que espero os ayuden a encontrar las especies tratadas.

Os animo a que utilicéis el formato electrónico, mejor que en papel, puesto que tengo intención de seguir  actualizandolo año tras año, con lo que la impresión en papel os quedaría incompleta.

Muchas gracias a los que seguís con asiduidad e interés las entradas de este blog. A vosotros os dedico este documento.

Ibón de Piedrafita... y más allá.

Creía que ya había puesto en este blog alguna foto del ibón de Piedrafita. Pero al comprobarlo en la búsqueda del blog he descubierto que no era así. De manera  que pongo unas fotos que hice la semana pasada en un paseo que hicimos Marisol y yo. Después del ibón seguimos la pista (cubierta completamente de nieve) que recorre hacia el oeste este amplísimo valle glaciar.

Peña Telera asoma tras las suaves laderas


El pequeño barranco que nace del ibón.














A la vista el circo donde se esconde el ibón.
























El calor de los últimos días ha dejado el ibón en un estado semicongelado. Tiene el azul pálido del hielo pero sobre él una fina película de agua.



El fuerte viento en la cumbre levanta penachos blancos de nieve.













El cierre del circo





















Mirando hacia el Este, el macizo de Argualas vestido de nieve






















Repentinamente el tiempo cambia y se torna todo gris. Comienza a entrar viento frío del norte y flotan ya algunos copos. Media vuelta y a casa.