Ermita y gorgas de San Julián




Cerca de Nueno, el flanco sur de la Sierra de Gratal termina en estrechos barrancos tallados en los conglomerados. En un breve paseo se accede a la entrada de las Gorgas de San Julián. 


El sendero se abre paso en el matorral bajo de romeros y coscojas. A la izquierda, Gratal.  Al frente se ven dos cortes en la sierra, el de la derecha es el que tiene escondida la ermita de San Julián, y termina en un estrecho paso.


Ophrys lupercalis, orquídea que crece en los pastos recalentados, y claros de matorral bajo.



En pocos minutos estamos ya bajo las paredes talladas en los conglomerados.

La gayuba en plena floración, agarrada a los primeros tramos de conglomerado horizontal, y en terrenos pedregosos. Abunda en la zona.


Orobanche latisquama, que parasita una mata de romero.


En los pastos soleados, la Polygala nicaeensis subsp. caesalpinii.



La ermita de san Julián aprovecha un covacho en la roca.

Como es bastante habitual en la sierra de Guara, la ermita está algo elevada respecto al lecho del barranco. Al fondo vemos la continuación del estrecho.


El interior de la ermita.

El incesante goteo forma mamelones calcáreos y una pila de agua, con una oquedad que se introduce en la roca y sirve de depósito de la fría agua.



De vuelta al camino, observamos la pared en donde se esconde la ermita de san Julián































Tamus communis ha renovado las hojas, que lucen un verde fresco y de tacto como papel de seda ,por lo delgadas que son todavía.

Viburnum tinus, el durillo, abunda en el fondo del barranco.


Viola riviniana, en zonas más sombrías y frescas.



En un breve paseo hemos llegado al punto en el que el barranco se estrecha al máximo.

Aquí las luces y sombras se unen a la roca formando este peculiar paisaje.
Se nos ha hecho corto el paseo. Vemos que al final hay unos clavos en la roca, pero eso ya requiere seguir el sentido inverso y el uso de la cuerda.





















Botánica en el río Vero. Coriaria myrtifolia. "emborrachacabras, hierba zapatera"




En las gravas fluviales que cubren el encuentro del Vero y el Cinca, lugar al que en Barbastro llamamos   "la Boquera", vive este arbusto de largas y rectas ramas. Las varas alcanzan considerable longitud, algunas más de tres metros cuando algún árbol les hace sombra. En las solanas pedregosas se hace más modesta pero forma espesos grupos. Ahora en abril está en flor. Es una planta polígama, es decir, tiene pies masculinos, con flores que sólo tienen estambres. Otros pies son hermafroditas, con estambres y pistilos. Los pistilos son largos y encarnados, y son el único adorno que despliega la flor en esta fase de su desarrollo. Los estambres cuelgan al aire, esperando que el viento disperse el polen.  Todas estas flores nacen agrupadas en apretados racimos al tiempo  que las hojas comienzan el desarrollo.
Las hojas son lampiñas, brillantes, de intenso verde oscuro, de la base de estas hojas salen prolongaciones que continúan por el rabillo y tallos, de manera que éstos parecen de sección cuadrada.
Toda la planta es extremadamente tóxica para el hombre, de suerte que sus frutos  y hojas pueden ser mortales, en especial para los incautos que viendo los frutos los ingieren confiados además por el sabor ligeramente dulce y nada desagradable. Estos frutos se desarrollarán dentro de un mes. Una vez polinizada la flor, ésta  desarrollará los pétalos, de color granate, que rígidos e incurvados protegerán el fruto, que cuando crezca exhibirá un profundo color negro. Al término de la maduración, los pétalos también se pondrán negros. 
La planta contiene numerosos  y muy potentes alcaloides y taninos. En tiempos pasados se utilizó triturada para curtir pieles, de allí que se le llame popularmente hierba zapatera, en tanto que se empleaba en la preparación de pieles destinada a zapatos. El otro término popular, emborrachacabras, proviene de que si la ingieren las cabras, éstas padecen un pasajero proceso de embriaguez, del que se restablecen.



botánica en el río Vero: Viola alba subsp. dehnhardtii

El mes de marzo es el mes de la violeta. En la ermita de la Virgen del Plano surgen las violetas en las zonas frescas, más húmedas, en ambiente de carrascal. Bajando al río Vero desde el final de la escalera que lleva al ruinoso puente colgante veremos varios grupos de Viola alba, tanto en las repisas de la arenisca, como en el mismo lecho del río.




El género Viola es algo complejo. En el caso de esta especie nos fijaremos primero en la flor, los sépalos tienen el ápice obtuso. 
En segundo lugar observaremos si de la roseta de hojas salen estolones. Son éstos largos tallos rastreros que tienen la capacidad de enraizar en los entrenudos y así reproducir la planta de manera vegetativa, asexual. 


La tercera característica que nos permitirá identificar esta especie esta más oculta. 
Seguiremos el tallo foliar hasta su base y nos fijaremos en unas hojuelas muy pequeñas, estípulas, que tiene en el arranque del tallo de la hoja. En el caso de Viola alba ésta estípula  es estrecha, aguda, con el margen con finos hilos desiguales.
Como estaremos tan cerca de las flores, será inevitable respirar el dulce aroma que desprende, aunque ésta no es una característica exclusiva de esta especie. 
Hay dos estirpes de esta especie, una de coloración blanca (subsp. alba) y la que traemos aquí de coloración violeta.