En las gravas fluviales que cubren el encuentro del Vero y el Cinca, lugar al que en Barbastro llamamos "la Boquera", vive este arbusto de largas y rectas ramas. Las varas alcanzan considerable longitud, algunas más de tres metros cuando algún árbol les hace sombra. En las solanas pedregosas se hace más modesta pero forma espesos grupos. Ahora en abril está en flor. Es una planta polígama, es decir, tiene pies masculinos, con flores que sólo tienen estambres. Otros pies son hermafroditas, con estambres y pistilos. Los pistilos son largos y encarnados, y son el único adorno que despliega la flor en esta fase de su desarrollo. Los estambres cuelgan al aire, esperando que el viento disperse el polen. Todas estas flores nacen agrupadas en apretados racimos al tiempo que las hojas comienzan el desarrollo.
Las hojas son lampiñas, brillantes, de intenso verde oscuro, de la base de estas hojas salen prolongaciones que continúan por el rabillo y tallos, de manera que éstos parecen de sección cuadrada.
Toda la planta es extremadamente tóxica para el hombre, de suerte que sus frutos y hojas pueden ser mortales, en especial para los incautos que viendo los frutos los ingieren confiados además por el sabor ligeramente dulce y nada desagradable. Estos frutos se desarrollarán dentro de un mes. Una vez polinizada la flor, ésta desarrollará los pétalos, de color granate, que rígidos e incurvados protegerán el fruto, que cuando crezca exhibirá un profundo color negro. Al término de la maduración, los pétalos también se pondrán negros.
La planta contiene numerosos y muy potentes alcaloides y taninos. En tiempos pasados se utilizó triturada para curtir pieles, de allí que se le llame popularmente hierba zapatera, en tanto que se empleaba en la preparación de pieles destinada a zapatos. El otro término popular, emborrachacabras, proviene de que si la ingieren las cabras, éstas padecen un pasajero proceso de embriaguez, del que se restablecen.
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