Sierra de Arangol. Peña Castillazuala

La Sierra de Arangol es un escalón previo en la subida al Tozal del Cabezo de Guara, pero además es un balcón que mira en el valle de Rodellar y el cañón de Barrasil.
Peña Castillazuala, sin ser su punto más alto, aporta una buena perspectiva al ser un espolón de la Sierra sobre el cañón. Para subir a ella, lo más razonable es salir de Pedruel.
Hace ya un tiempo que José Luis Lucia, incansable  caminante de la sierra de Guara, me habló con entusiasmo de este paraje, incluso me facilitó información de cómo llegar. A él le dedico esta entrada. En esta ocasión no hice mucho caso a sus indicaciones, y alargué la ruta, un poco por curiosidad, otro por desconocimiento. Salí del puente de Pedruel. Acertada opción para contemplar no sólo el precioso puente, también para asomarme al Bozacal d'os gatos. Bozacal es un término aragonés que no acierto a asegurar su significado. Primero me inspira el verbo bozar, atascar. Pero también me encuentro la interpretación de Jesús Vázquez, que al estudiar la toponimia del Sobrepuerto dice que bozo podría significar piedra grande (bozacal: lugar de grandes piedras) o depresión entre despeñaderos, lo cual viene que ni pintado para este paraje.Si alguien da más cuenta de este término, sería de agradecer.
Ophrys scolopax
Sea como fuere, sigo el sendero que me conduce a Pedruel, glacis arenoso aprovechado para los cultivos. Afortunada elección puesto que me encuentro con una preciosa orquídea: Ophrys scolopax. Es una de las llamadas  "abejetas". Esas florecillas que simulan el aspecto de las abejas, al parecer para atraerlas y así favorecer la polinización cruzada, al tiempo que les regalan con un festín de néctar. 
El camino es llano y con el agradable sonido del Alcanadre a la vera.


En las proximidades de Pedruel veo la flor e inmaduros frutos de Lunaria annua. Con el tiempo los aplanados frutos irán secándose y tomando el aspecto del pergamino.Alguna vez los hemos visto como elementos florales decorativos .
Lunaria annua
Un poco más adelante, la estrellada flor del Tragopogon porrifolius. Una Compuesta de flor solitaria sobre alto tallo. Tengo noticia de que por las inmediaciones de Barbastro también se da pero no he tenido la suerte de localizarla.
Tragopogon porrifolius
  Al llegar a Pedruel , me encuentro con que me he dejado el mapa en casa. Llevo el GPS , pero no es lo mismo. Mi memoria no está muy fina y no recuerdo por dónde tengo que continuar. No veo a nadie. Miro el GPS y me indica una senda que parte de la calle del Sastre. El rastro conduce hacia donde yo quiero ir, pero...Bueno, siempre hay tiempo para dar la vuelta. El camino no es muy claro, en algunos tramos se desdibuja del todo. 
Ramonda myconi, la "oreja de oso"
El rumbo es bueno, pero no asciende deprisa. Al rato me encuentro sin camino, al final de la Sierra de Arangol, y con la perspectiva de un lapiaz adornado de bojes y escarpines. La vista es buena, pero se puede mejorar. Sé donde tengo que ir por el satélite. Vamos hacia arriba. Amenizan la cuesta plantas calcícolas. En el hueco de una roca, seguramente aprovechando las ocasionales escorrentías, una "oreja de oso" en plena floración. Al tiempo que subo observo la vegetación por si hay alegrías. Boj, boj, boj. Espero que no se espese y me complique seguir subiendo. Agazapada en las mismas rocas una bonita Crucífera, Aethionema saxatile. Las hojas son algo carnosas, el tallo robusto. Las pequeñas flores rosadas ya han empezado a madurar por la parte inferior del tallo y muestran sus semillas aladas, escotadas en el ápice, y redondeadas en la base.
Aethionema saxatilis
La estructura de la sierra de Arangol la conforma una base de roca caliza, de grano muy fino, que ha sufrido el proceso de descomposición por efecto del agua y el CO2. En esta zona, la parte norte de la Sierra, la roca está desnuda, no hay tan apenas cobertura de suelo vegetal, lo que le da un aspecto agreste. Esta descomposición crea estas oquedades, algunas bastante profundas. En ellas se acumula algo de materia orgánica y prosperan los bojes y la flora que tiene asociada.
Superado, al fin, este tramo, ya veo la peña Castillazuala, que se prolonga tras una breve depresión. Aparecen los pastos. El terreno se suaviza. Este espolón promete buenas vistas sobre el valle, y en efecto así es. Rodellar y Cheto aparecen como la única muestra de presencia humana. Agudizando la vista veo la ermita de la Virgen del Castillo, apoyada sobre la roca que se enfrenta al barranco de Andrebot. Detrás la Ciudadela de Mascún y, cuando el sol la ilumina, la Cuca de Bellostas. Frente a mí tengo la pardina de Seral y a su espalda el vallejo de los Moros, con la senda que me llevaría a Nasarre y Otín. En primer término,las paredes del flanco norte de la garganta de Barrasil, por donde discurre el Alcanadre que veo allá 600 metros más abajo.
1. Desde peña Castillazuala, dirección Norte
















Abro la mochila para echar un bocado que llene el estómago, el espíritu ya se está llenando. Allí , plegadito, al fondo, veo el mapa. ¿no me lo había dejado? Bueno, al menos puedo identificar esas peñas de enfrente: Sierra de Lupera, con Tozal de Nasarre y Peña Ruaba como puntos máximos, sucesión de anticlinales que han sido excavados profundamente formando este cañón.
Chaenorhinum origanifolium
Antes de iniciar el regreso rastreo lo que entre las rocas crece.
Chaenorhinum origanifolium aprovecha las fisuras de la caliza para formar pequeños cepellones. Sus pequeñas hojas, parecidas a las del orégano, le han valido el apellido. Las flores son espolonadas.
Decididamente no voy a volver por donde he subido.Mirando hacia el sur se adivina levemente una senda que pasa por una apacible valle elevado.Ahora sí, con el mapa veo que este sería el paso natural, y cómodo, para llegar hasta aquí. Se llama Mallata Pequero, y está custodiado al oeste por Lacuna Alta (1.403 mts). Con el verdor de la primavera aparece como un oasis en medio de estas atormentadas peñas.
2. Mallata Pequero. A la derecha Lacuna Alta, y a la izquierda sierras de Balzez (Balcés) y Rufás
Saponaria ocymoides


Al tiempo que desciendo me encuentro con  ejemplares de Saponaria ocymoides, pequeña "jabonera" que también gusta de los ambientes calizos y bien soleados.
Observo que entre los cantos que hay a su alrededor hay alguno de caliza marrón, con fósiles de nummulites, los "dineretes" que tanto abundan en Guara y nos hablan de su pasado marino.
Más adelante, y a medida que los pastos van ganando terreno, me encuentro con Anthyllis montana. Tiene numerosos foliolos, más de 15 para diferenciarse de su pariente la vulneraria. Las flores agrupadas en capítulos globosos tienen un aspecto sedoso por los numerosos pelos que crecen entre las flores. 
Anthyllis montana

Ya en la Mallata Pequero la cosa cambia radicalmente. Si antes caminar era un tanteo entre piedras y agujeros, ahora el prado amortigua los pasos y se va como por una nube. 
El carácter montano de estos pastos queda patente en la vegetación. Algunos ejemplares de orquídeas empiezan a madurar. Delatan la presencia de humedad suficiente. Se trata de Dactylorhiza sambucina, con las flores de suave color amarillo, labio central con manchas anaranjadas, grueso espolón curvado hacia abajo.
Dactylorhiza sambucina
También por estos prados aparecen ejemplares de una bonita flor rosada, la  Valeriana tuberosa. Sus pequeñas flores agrupadas en cabezuelas globosas salen de un tallo al que se abrazan unas curiosas hojas divididas con lóbulos enfrentados y redondos. Las hojas basales son bien diferentes. Por su nombre intuyo que debe tener una poderosa raíz , pero la dejo tal y como está. 
Valeriana tuberosa
El camino se ha hecho evidente. Ya no hace falta intuir por donde debo caminar. Está claro que la ruta normal de ascenso va por esta vía. Empiezo a planear futuros recorridos que desde el pueblo de Pedruel, por esta vía directa me lleven a Lacuna Alta y al Tozal del Cabezo de Guara. Será un poco calcetinada, pero seguro que valdrá la pena. Siguiendo el mapa estoy al tanto de llegar a lo que llama Cuello Carapuca. No hay pérdida, el camino gira claramente hacia el Este y al poco me veo bajando directamente hacia Pedruel. Desde una de las lazadas del camino se vislumbra una gran panorámica norte sur. Veo a mi izquierda Rodellar, y en frente Las Almunias y los caseríos de Santo Tornil. Detrás la Sierra de Balzez que se extiende de norte a sur hasta que es rota allí donde el río Isuala forma el barranco  del Estrecho, que vemos en el extremo derecho de la fotografía. De fondo queda la sierra de Sevil, comienza a remontar la sierra de Rufás.

3. Sierra de Balzez. Las Almunias de Rodellar















Track de la ruta
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