Esta hermosa compuesta es propia de terrenos incultos, y bordes de caminos. También la encontramos en las orlas de las carrascas y lugares bien soleados. Aunque con aspecto de cardo es totalmente inerme y dispone las brácteas componiendo un involucro esférico. El involucro se abre levemente para dejar asomar las flores en un vistoso penacho que va creciendo a medida que todo el capítulo va madurando.
La mata puede llegar a medir el metro si las condiciones del suelo le son favorables. En estos casos de una maraña de grandes hojas escotadas salen multitud de vástagos terminados en las cabezuelas florales.
A media altura del tallo veremos otra suerte de hojas: unas hojuelas alargadas, levemente dentadas que se disponen de forma dispersa.
Con estas presentaciones, cualquiera quedará conforme con los nombres populares que se le dan por estas tierras: cabecetas y escobetas.
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