Cuesta caminar bajo la calima que agosta los campos, más todavía si al mirar el calendario comprobamos que estamos a mediados de Mayo.
Siempre nos olvidamos de que estamos más cerca de África de lo que creemos. El caminante, con los ojos convertidos en dos líneas horizontales por el exceso de luz, observa una pequeña hierba que se abre camino entre el reseco suelo. Malcomia africana es una crucífera adaptada a vivir en la estepa, en lugares recalentados, de suelos pobres, margosos o incluso salinos. Quizá sea una de las especies que hace unos seis millones de años hicieron el viaje desde África, durante el periodo que los geólogos denominan "crisis salina del Messiniense". En ese momento, África y Europa estaban más cercanas. El mar Mediterráneo se había secado casi en su totalidad al cerrarse el paso de agua procedente del Atlántico y producirse una intensa evaporación que acumuló ingentes depósitos salinos. Entre África y Europa los ríos construyeron nuevos valles en aquellos territorios recién conquistados al mar. Especies animales y vegetales comenzaron a viajar de un continente a otro.Quién sabe si también algún homínido realizaría el viaje hacia el norte.Durante casi un millón de años ese pequeño espacio de la corteza terrestre antes cubierto por las aguas se pobló de vegetación y animales. En esa expansión, muchas plantas africanas llegaron a Iberia.
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