Latazín, lechazín, lechazino, letachín, llatarins, llatasín, lletera, ... nombres comunes con los que se denomina a ésta y otras especies afines, y que muestran al menos dos cosas: uno, la propiedad de sangrar una sabia blanca como la leche cuando se corta; y dos, la familiaridad de estas plantas en la vida cotidiana de nuestros antepasados. De todos los latacines que podemos encontrar por nuestro territorio, éste quizá sea el más esquivo. Es muy común en latitudes meridionales, pero a medida que nos separamos del valle del Ebro comienza a escasear. En El Pueyo lo podremos encontrar en la cara sur, buscando en las zonas más pedregosas, e incluso pegados a la roca, en lugares bien expuestos al sol. Ya floreció a principios de enero, llevándoles unos meses de ventaja a los demás latacines que comienzan ahora a aparecer.
Presenta la característica cabezuela donde se agrupan decenas de flores amarillas. Fórmula de éxito en la evolución de las plantas. Tanto es así que encontramos disposición similar en numerosas especies y géneros de esta familia de las Compuestas, haciendo que sea labor ardua llegar a dominar la identificación de todas ellas. En este caso Sonchus tenerrimus nos presenta una diferencia clara: la base de la cabezuela presenta una borra blanca.
Las lígulas (lengüeta que presentan las corolas del capítulo) no se limitan a la periferia de la cabezuela , sino que se distribuyen por toda ella.
También nos fijaremos en las hojas, que aunque de formas muy variables, tienen unas características hojas caulinares intermedias muy agudas, además de orejetas que envuelven el tallo. Por otra parte , las hojas basales están muy divididas.
Estas hojas, cuando son tiernas, han sido objeto de recogida para preparar ensaladas, para dar de comer a los animales, tanto conejos como cerdos, e incluso se les atribuyen propiedades cicatrizantes preparando una cataplasma con la hoja machacada junto con la leche que desprende, propiedades que comparte con su más robusto pariente Sonchus oleraceus, y el más común de los latacines que por aquí se crían y que pronto veremos abundar en los márgenes de caminos.