¿Dos orquídeas?: ¿Ophrys fusca u Ophrys lupercalis?

Hace un tiempo publiqué una entrada refiriéndome a lo que creía eran dos especies distintas de Ophrys que nacen junto al curso del Vero. En ese caso presentaba a dos pequeñas orquídeas que ocupan las terrazas adyacentes, más alejadas del agua, y donde la temperatura primaveral permite la floración temprana, ya que son especies que gustan de espacios medianamente soleados, en claros de carrascal, yermos secos y matorrales altos. Ambas orquídeas pertenecen al género Ophrys, que fácilmente identificamos por el labelo densamente cubierto de vello y decorado con una mancha de diferentes coloraciones y formas según la especie de que se trate. El aspecto del labelo motiva que popularmente se llamen a las flores de este género  "abejetas", en el que se engloban otras orquídeas ya aquí citadas anteriormente como son Ophrys sphegodes, Ophrys incubacea  y Ophrys passionis, así como otras que a medida que avance la primavera irán apareciendo.

Me parecía que podía indicar la presencia de Ophrys fusca y Ophrys lupercalis que son plantas afines, algunos autores subordinan la segunda a la primera, en tanto que las diferencias son sutiles. Flora ibérica tímidamente reconoce la separación entre ambas, aunque otorga más valor como taxón a Ophrys fusca sobre todas las demás, que otros autores engloban en un grupo del que separan numerosas especies. Es así como recibí en este mismo blog el generoso comentario de José María quien me corregía, e indicaba que lo que yo tomaba como dos especies, bien podría ser considerado como una sola: Ophrys lupercalis. Siguiendo su consejo, enmiendo la antigua entrada en este blog y dejo aquí constancia de la corrección. Para quien quiera abundar en mayores conocimientos le invito a que lea el exhaustivo comentario de José María que aparece a continuación de esta entrada. Agradezco aquí su colaboración.

Flor de Ophrys lupercalis

Aspecto general de Ophrys lupercalis

La especiación de las orquídeas es un ejemplo curioso de la prisa que puede tomarse la Naturaleza a la hora de provocar la evolución. Recordemos que las orquídeas son el último giro evolutivo producido en el mundo vegetal, y que al parecer hace pocos millones de años aparecieron sobre la Tierra. En este pequeño espacio de tiempo (geológicamente hablando ,baste comparar que si a las orquídeas se les atribuye una antigüedad de unos 20 millones de años, las coníferas llevan al menos unos 300 millones haciendo sombra en el planeta) las orquídeas  se han convertido en una de las  familias con más diversidad de especies, entre 25.000 y 30.000 especies con una distribución cosmopolita. Quizá la clave de su éxito y su diversificación estribe en que, como ninguna otra planta anteriormente, las orquídeas se han insertado en el encaje global de los hábitats uniendo su destino al resto de seres vivos.
Hoy en día se sabe que en esta familia los insectos son claves para su reproducción, pero también para el transporte de las semillas. Las orquídeas  unen su ciclo vital al de hongos específicos que hacen de nodriza de las diminutas semillas, tan pequeñas que no tienen recursos energéticos como para permitir el desarrollo de la plántula. También a lo largo de su vida tendrán que asociarse con hongos y microorganismos  que de manera cooperante enlazan sus existencias para sobrevivir juntos. Las orquídeas son un bello ejemplo de cooperación en un planeta simbiótico y los dos pequeños ejemplos que presento sirven para recordárnoslo en estas jornadas luminosas de marzo.


Ophrys lupercalis

Ophrys lupercalis

Punta Fazeras/Punta Fobarabach

Antes de narrar el recorrido, veamos una imagen de conjunto para situar el pico Faceras. Utilizo una fotografía realizada  en enero del año pasado,  tomada desde la pista que de la Pinada de Egena conduce al valle de la Ripera.

El trayecto para subir a Faceras pasa por los bancales de Panares de Panticosa, escalonamiento creado por los habitantes del valle y donde antiguamente cultivaban cereal. Hoy dedicado al pastoreo. Después asciende un tramo por la lengua de tierra del corrimiento masivo de la Travenosa, que aparece en la fotografía con suaves ondulaciones paralelas. Seguiremos ascendiendo en diagonal junto al barranco de Faceras para superar la hombrera del valle colgado que podemos ver a la izquierda. Rodearemos el pico Faceras por la base en dirección al collado que separa este pico del otro pico que está detrás, el pico del Verde. Desde el collado subiremos al pico Faceras.

Hay un tramo de porteo. Dejamos Panticosa pueblo y nos dirigimos al puente de Zoques por un bello sendero entre bojes y quejigos. En esta ocasión nos acompaña nuestro hijo Diego y la mascota de Alicia, Angkor.

El río Bolática baja con brío. El frío de estos días congela el agua del deshielo.





En los panares termina el porteo. Arriba a la izquierda vemos el objetivo.

Al pasar junto al barranco de Faceras observamos las cárcavas que la erosión produce en estos materiales pizarrosos deleznables.

La sierra de la Partacua.

Panticosa va quedando más abajo y se abren los horizontes hacia el paso de Portalet.

Todavía no hemos llegado a zona de nieve profunda. Aquí esta la nieve lavada y venteada.

Con amplias zetas vamos subiendo paralelos al barranco



Hemos llegado al valle elevado y tenemos a la vista el pico Faceras. Aquí la nieve es profunda y abundante.

Diego y Angkor ya han llegado al collado.

El pico Escuellas desde el collado. Angkor disfruta como nadie de la nieve.

Un pequeño respiro antes de seguir subiendo.


El pico Faceras muestra aquí una cara diferente, ya sólo queda subir estos pocos metros. Cogemos el piolet porque la nieve está dura.


Sin duda el mayor atractivo de la cima es la panorámica sobre la parte oriental de la sierra de Tendenera. Vemos abajo la curva del valle de la Ripera, el salto de la cascada, ahora congelada, y el collado de Tendenera, flanqueado por la pirámide del pico del mismo nombre.

Pico Tendenera

Girando un poco al norte y siguiendo el cordal de donde estamos vemos la cima del Pico del Verde, loma redondeada. Detrás la agrestes formas de la sierra Tendenera. Peña Forato con su singular forau que atraviesa la pared  (izquierda de la foto)

A continuación hacia el norte, Pico Escuellas (derecha de la foto) y a su costado los valle de Yenefrito y Pinecho. Por allí anda el ibón de Catieras.
Hacia el Oeste, el macizo de Argualas. El pico Argualas y la cresta de Garmo Negro en este caso blanca.



Desde la cima tenemos un vasto panorama que con detenimiento vamos a saborear. Izquierda: Pico Pacino, sobre el cantil de Las Crampas . Derecha: Pitón rocoso gris de Peña Foratata. Detrás las crestas de Soques hasta Ourade, y en el centro Midi d'Ossau con su compañero Peyraget. Fondo izquierda: ladera oeste del Alto Gállego

Ahora toca hacer algo de geometría.

Diego en pleno disfrute
Angkor se desplaza saltando como un conejo con la nieve hasta el pecho, pero no queda a la zaga.



Últimos metros de descenso hasta llegar a los panares.




Nota acerca de la toponimia utilizada. Punta Faceras/ Fazeras, es el nombre utilizado  en planos de Prames y también en miradores instalados en el valle para el pico que aquí nombro como El Verde. Para estas fuentes  la punta descrita en este reportaje es llamada Punta Fobarabach.


Helleborus foetidus. "chigüerre"



Es el chigüerre una planta siempre verde que encontramos con frecuencia en el Prepirineo y Pirineo. Tiene preferencia por los lugares frescos, incluso fríos, tanto en espacios abiertos algo pedregosos o bajo cualquier tipo de masa forestal. Si bien es fácil encontrarlo en los ambientes de montaña, es raro en el Somontano. Un lugar donde visitarlo es en el camino que de Castillazuelo conduce a El Poyet a tan solo 360 m. de altitud. Lo encontraremos bajo pinos y chopos allí donde el invierno se hace más intenso por la umbría que provocan las márgenes del barranco. 
Su ecología es peculiar, ya que elige enero y febrero para florecer (muchas veces lo hemos visto florecer en la montaña entre la nieve). Las flores están formadas por unos anchos sépalos verdes levemente manchados de púrpura en su interior. Las flores péndulas protegen los estambres y pistilos de los rigores del hielo. Sus hojas son muy características por estar divididas en segmentos muy profundos. Desprende un olor fuerte y desagradable.
Es planta muy tóxica tanto si se ingiere como si es manipulada exteriormente. ya que daña la piel. Pese a esta toxicidad, o quizá por ello, esta planta tiene una larga lista de nombres populares y señala que fue una planta muy conocida en los entornos rurales. 
Chigüerre es la denominación que Chesus de Mostolay indica para el Somontano de Barbastro, si bien éste y similares términos son utilizados en todo el Altoaragón como también indica Rafael Vidaller Tricas, otro estudioso del léxico aragonés. Costumbre antigua era llevar amuleto mágico con ramas u hojas del chigüerre en un pequeño saquito colgado del cuello para prevenir dolores diversos , entre los que se encontraban las "andaderas" vocablo aragonés para designar a la inflamación de los ganglios linfáticos del cuello, ingles y sobacos. De este uso procede el de "yerba de las andaderas" para nombrar a Helleborus foetidus. Entre los pastores, el chigüerre se empleaba para encarnar las "nafras" del ganado. En altoaragonés, nafras son las heridas o yagas. El chigüerre se aplicaba una vez cocido en las heridas de los animales, preventivamente con las manos enguantadas. Otros nombres también utilizados para esta planta eran "pixacan", "tetas de craba", "ixarruego", "marcusin","tetas de bruja"y muchos más.