La vista de la especie humana es peculiar. Cuando se afina la vista y se busca con atención, utilizando la parte central del ojo, gran parte de lo que tenemos a nuestro alcance queda difuso y desdibujado. En cambio, cuando utilizamos la visión global, lo que llamamos el rabillo del ojo, funciona con gran eficacia y nos descubre cosas que difícilmente veríamos de otra manera. Quizá para ver esta pequeña planta sea más eficaz abandonarse al paseo amable, tranquilo y despreocupado, mirando con desatención por el rabillo del ojo. Quizá así nuestra atención inconsciente descubra esas pequeñas flores blancas, de aspecto insignificante, que salen en una mata de poco porte. Esta hierba es discreta en todo su conjunto. Las hojas son lineales, con terminación aguda. Las ramas parten de una cepa leñosa y se dividen desde la base en otras ramas muy abiertas, de allí el sinónimo botánico Thesium divaricatum. El resultado es un aspecto de planta tendida por el suelo (humifuso).
Las flores se disponen en racimos laxos, son hermafroditas, y la corola está formada por una única envoltura floral , de manera que al exterior es verde, con aspecto de cáliz, y al interior es blanco. No busque el caminante grandes flores, pues en el caso que nos ocupa no las verá de más de 5 mm. Es habitual que la corola, acampanada, termine en cinco lóbulos agudos, aunque como se ve en la foto, pueden aparecer las corolas tetrámeras.
No he encontrado ninguna denominación local próxima para esta planta . La más cercana es la que recogió Constancio Calvo Eito, activo difusor de la naturaleza en el Valle de Echo. Él la cita como yerba del mal de tripas y yerba fantasma. También Font Quer recoge una nota de Palau Ferrer en la que se cuenta que en Palma de Mallorca la utilizaban como diurética y refrescante, hasta el extremo que el abuso de su recolección supuso el exterminio de la especie en la zona.
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