Ermita de la Virgen de la Peña de Santa Cilia de Jaca

23 de abril de 2.015.   Frente a Santa Cilia de Jaca, en dirección sur parte una pista ,franca  para vehículos ,que lleva hasta un breve plano presidido por una cruz de hierro. Allí nace un sendero que lleva ,en breve paseo, a la ermita de la Peña .

En pocos pasos aparece frente a nosotros la pequeña ermita, blanca construcción en medio de la vertical pared, bajo el pico Cuculo.


Altitud 1.000m. en la orla del quejigal, una letrera  con las hojas agrupadas en la base, por encima de un pequeño cabillo leñoso pelado. Euphorbia amygdaloides.



Carex flacca, con la espiga masculina arriba y las femeninas debajo, abunda entre la hojarasca de los quejigos.


En terreno más pedregoso, a la misma altitud, Aethionema saxatile.



Algún ejemplar de guillomo
( Amelanchier ovalis) perfuma el ambiente.


Linaria supina subsp. pyrenaica, que muestra el tallo y el caliz muy glanduloso, así como llamativas bandas que parten de la corola hacia el espolón.




En estos ambientes caldeados, encontramos este único ejemplar de la liliácea Fritillaria lusitanica, ya totalmente desarrollado.

















Apenas pendiente, sólo un desnivel de 240m. El estrecho barranco separa las dos vertientes, una calurosa que mira al mediodía,  y la otra fresca y umbría, que serpentea en el paredón rocoso.


Lithospermum incrassatum, a 1150m, ha en plena umbría de la peña.






La ermita queda escondida entre los resquicios de la roca, una leve barandilla a la izquierda delata el camino de acceso.



En los resquicios de la pared, formada por conglomerados con base calcárea hay muchos ejemplares de Saxifraga fragilis, todavía sin florecer.


También en este mismo ambiente, y así mismo sin florecer , ejemplares de lo que creo es Petrocoptis montserratii.
( Nota posterior: José Vicente Ferrández me escribe para indicarme que lo más probable es que se trate de Petrocoptis hispanica, planta también presente en S. Juan de la Peña.)

La ermita de la Virgen de la Peña de Santa Cilia de Jaca.










Camino de El Pueyo. Orobanche ramosa subsp. nana

El caminante avezado pronto se percatará de que esta especie tiene algo especial, no hay hojas, no aparece el color verde en ninguna de sus partes. Orobanche ramosa es una de esas especies que se han especializado para vivir a expensas de las demás, es una parásita. Para nada necesita ya las hojas, no tiene clorofila que le permita transformar la energía del sol en hidratos de carbono. Toda esa tarea se la encomienda a las plantas que le rodean. Ya habíamos visto algo parecido con la cuscuta, que se adhería a las partes aéreas de las plantas. En el caso de  Orobanche ramosa creará una red de raíces chupadoras que se adherirán a las raíces de sus huéspedes. Allí perforará las raíces ajenas hasta que encuentre el floema, el tejido que transporta alimento procedente de las partes aéreas de la planta hospedada y que estarían destinadas a la alimentación de las raíces. 
Toda esa actividad subterránea pasa desapercibida, hasta que llega el momento de la floración. Para su reproducción la planta necesita de la polinización, de allí que extienda al exterior unas ramas de color blanco marfileño en donde se desarrollan racimos de flores azuladas. 
Las semillas que resulten de la fecundación, al germinar, lanzarán una raíz prospectora que buscará una raíz de huésped, a la que taladrará y extraerá los azúcares necesarios para su desarrollo. La raíz se convertirá en tubérculo del que más tarde saldrá nuevamente un nuevo vástago florido.

Paseos botánicos por El Pueyo. Recopilación 2011-2.014


Ya podéis descargaros el documento pdf en el que están recopiladas todas las entradas botánicas en torno a El Pueyo de Barbastro.  

Además de los comentarios aparecidos en el blog hasta la fecha, encontraréis unas breves notas botánicas y geológicas de la zona, la descripción de 13 itinerarios en torno a El Pueyo en el que se pueden encontrar todas las especies citadas, y además un catálogo de fotografías de otras especies botánicas que podéis encontrar en la misma zona. Todavía no es un catálogo definitivo, pero espero poder ir completándolo en el futuro... en próximas ediciones de estos paseos.
Que lo disfrutéis.

Punta Espelunziecha

Aprovechamos que todavía está abierto el acceso del  "corral de las mulas",  vamos a subir al Pico Espelunziecha en este final de temporada en la nieve.  Todavía hay nieve para evitar el porteo.

 En dirección hacia el barranco de Anayet.

La nieve ya tiene el color y consistencia de la primavera. 


El barranco de Anayet. 



























Al final del barranco, la pendiente se acentúa antes de llegar al llano de los ibones de Anayet. Atrás, cerrando el barranco el Garmo Campo Troya, y aquí más cerca la punta de El Garmet.

























Atractivas formas del Balaitus y Frondellas.

Ya estamos en el llano de los ibones, a la derecha la subida hacia punta Espelunziecha. Toca subir hasta la hombrera y seguir el cordal de la montaña.

























Desde la media ladera, un respiro para contemplar el llano de los ibones y el Anayet. A su izquierda el vértice al que están subiendo por el collado de la izquierda en lugar de por el Cuello de Anayet, ya que en éste hay una cornisa.

En el cordal de la Punta Espelunziecha. Detrás de Marisol el pico Culibillas. Abajo se ve la punta Garmet y el barranco de Anayet, por donde hemos subido.























Últimos metros para llegar a la cima de la Punta Espelunziecha. La bajada promete diversión.















En la cima de Punta Espelunciecha


Panorámica hacia el Oeste. A la derecha el valle de Canal Roya, que termina en la rinconada y Anayet. A continuación del Anayet, el Vértice , seguidos de la Punta Serreta y Punta deras Arroyetas


























Perfilando la pared del Anayet, y en la lejanía el Castillo de Acher.

Por último, panorámica hacia el Norte- Noreste. El valle de Canal Roya, a la izquierda. El Midi d'Ossau, y el nacimiento del valle francés de Ossau.



Ermita y gorgas de San Julián




Cerca de Nueno, el flanco sur de la Sierra de Gratal termina en estrechos barrancos tallados en los conglomerados. En un breve paseo se accede a la entrada de las Gorgas de San Julián. 


El sendero se abre paso en el matorral bajo de romeros y coscojas. A la izquierda, Gratal.  Al frente se ven dos cortes en la sierra, el de la derecha es el que tiene escondida la ermita de San Julián, y termina en un estrecho paso.


Ophrys lupercalis, orquídea que crece en los pastos recalentados, y claros de matorral bajo.



En pocos minutos estamos ya bajo las paredes talladas en los conglomerados.

La gayuba en plena floración, agarrada a los primeros tramos de conglomerado horizontal, y en terrenos pedregosos. Abunda en la zona.


Orobanche latisquama, que parasita una mata de romero.


En los pastos soleados, la Polygala nicaeensis subsp. caesalpinii.



La ermita de san Julián aprovecha un covacho en la roca.

Como es bastante habitual en la sierra de Guara, la ermita está algo elevada respecto al lecho del barranco. Al fondo vemos la continuación del estrecho.


El interior de la ermita.

El incesante goteo forma mamelones calcáreos y una pila de agua, con una oquedad que se introduce en la roca y sirve de depósito de la fría agua.



De vuelta al camino, observamos la pared en donde se esconde la ermita de san Julián































Tamus communis ha renovado las hojas, que lucen un verde fresco y de tacto como papel de seda ,por lo delgadas que son todavía.

Viburnum tinus, el durillo, abunda en el fondo del barranco.


Viola riviniana, en zonas más sombrías y frescas.



En un breve paseo hemos llegado al punto en el que el barranco se estrecha al máximo.

Aquí las luces y sombras se unen a la roca formando este peculiar paisaje.
Se nos ha hecho corto el paseo. Vemos que al final hay unos clavos en la roca, pero eso ya requiere seguir el sentido inverso y el uso de la cuerda.





















Botánica en el río Vero. Coriaria myrtifolia. "emborrachacabras, hierba zapatera"




En las gravas fluviales que cubren el encuentro del Vero y el Cinca, lugar al que en Barbastro llamamos   "la Boquera", vive este arbusto de largas y rectas ramas. Las varas alcanzan considerable longitud, algunas más de tres metros cuando algún árbol les hace sombra. En las solanas pedregosas se hace más modesta pero forma espesos grupos. Ahora en abril está en flor. Es una planta polígama, es decir, tiene pies masculinos, con flores que sólo tienen estambres. Otros pies son hermafroditas, con estambres y pistilos. Los pistilos son largos y encarnados, y son el único adorno que despliega la flor en esta fase de su desarrollo. Los estambres cuelgan al aire, esperando que el viento disperse el polen.  Todas estas flores nacen agrupadas en apretados racimos al tiempo  que las hojas comienzan el desarrollo.
Las hojas son lampiñas, brillantes, de intenso verde oscuro, de la base de estas hojas salen prolongaciones que continúan por el rabillo y tallos, de manera que éstos parecen de sección cuadrada.
Toda la planta es extremadamente tóxica para el hombre, de suerte que sus frutos  y hojas pueden ser mortales, en especial para los incautos que viendo los frutos los ingieren confiados además por el sabor ligeramente dulce y nada desagradable. Estos frutos se desarrollarán dentro de un mes. Una vez polinizada la flor, ésta  desarrollará los pétalos, de color granate, que rígidos e incurvados protegerán el fruto, que cuando crezca exhibirá un profundo color negro. Al término de la maduración, los pétalos también se pondrán negros. 
La planta contiene numerosos  y muy potentes alcaloides y taninos. En tiempos pasados se utilizó triturada para curtir pieles, de allí que se le llame popularmente hierba zapatera, en tanto que se empleaba en la preparación de pieles destinada a zapatos. El otro término popular, emborrachacabras, proviene de que si la ingieren las cabras, éstas padecen un pasajero proceso de embriaguez, del que se restablecen.



botánica en el río Vero: Viola alba subsp. dehnhardtii

El mes de marzo es el mes de la violeta. En la ermita de la Virgen del Plano surgen las violetas en las zonas frescas, más húmedas, en ambiente de carrascal. Bajando al río Vero desde el final de la escalera que lleva al ruinoso puente colgante veremos varios grupos de Viola alba, tanto en las repisas de la arenisca, como en el mismo lecho del río.




El género Viola es algo complejo. En el caso de esta especie nos fijaremos primero en la flor, los sépalos tienen el ápice obtuso. 
En segundo lugar observaremos si de la roseta de hojas salen estolones. Son éstos largos tallos rastreros que tienen la capacidad de enraizar en los entrenudos y así reproducir la planta de manera vegetativa, asexual. 


La tercera característica que nos permitirá identificar esta especie esta más oculta. 
Seguiremos el tallo foliar hasta su base y nos fijaremos en unas hojuelas muy pequeñas, estípulas, que tiene en el arranque del tallo de la hoja. En el caso de Viola alba ésta estípula  es estrecha, aguda, con el margen con finos hilos desiguales.
Como estaremos tan cerca de las flores, será inevitable respirar el dulce aroma que desprende, aunque ésta no es una característica exclusiva de esta especie. 
Hay dos estirpes de esta especie, una de coloración blanca (subsp. alba) y la que traemos aquí de coloración violeta.