Castillo Mayor

Como una gigantesca mesa  inclinada, el Castillo Mayor es la antesala de las recias cumbres del Parque Nacional de Ordesa. Mirador excepcional del valle de Escuaín, y hogar de una singular variedad botánica. Escenario del pastoreo pirenaico cuyos cielos surcan buitres y quebrantahuesos.

Como la mañana está fresca debido al nuboso cielo, la ascensión ha sido rápida y cómoda. Veníamos preparados para pasar calor una vez superadas la falda del Castillo Mayor, más boscosa. Ya en el último tramo, mar de rocas, apreciamos la extensión de la gran depresión calcárea denominada el Prado del Cura, donde quedan vestigios del pastoreo secular, así como muestras de su geología karstica que se manifiesta en pequeñas dolinas, algunas aprovechadas para labores pastoriles. Detrás , entre la Peña Montañesa y Sestrales, se extiende en toda su amplitud el valle del Cinca. Al fondo espejea el embalse de Mediano, en tanto alguna cortina de agua se ve caer allá a lo lejos.
















Castillo Mayor es uno de esos mágicos lugares donde los últimos tres metros son capaces de hacernos contener la respiración. Un repentino corte interrumpe la montaña y se precipita hacia Escuaín, que allá abajo se ve asomado a la garganta.Al fondo, cuello Vicenda avisa de la proximidad de Añisclo, y el Circo de Gurrundué demuestra el poder de destrucción del agua y los hielos en la Sierra de las Cutas. Al fondo, como no, Monte Perdido.



























El cañón de Escuaín se alarga y allí aparece Revilla, en la falda de Puntas Verdes. Sus laderas rocosas activan nuestra imaginación  que las hace prolongarse por encima del cañón en suave curva hasta unirse a los cantiles de Castillo Mayor. En nuestra mente forman así las curvas de aquellos anticlinales  y sinclinales que fueron su origen en el nacimiento del Pirineo. Castillo Mayor, un hermoso sinclinal aislado por la garganta que traza el río Yaga.  Las nubes  y las extrañas luces dificultan la visión sobre Cotiella y Posets. Pero allí están todavía con abundante nieve.

















La ruta discurre siempre por la solana, en los primeros tramos protegido por un bosquete mixto con quejigos, boj, algunas hayas donde se acentúa la humedad. Algunas plantas que hemos encontrado por el camino:
Polygala calcarea



En este primer tramo abundan las pequeñas cazoletas, Narcissus assoanus, punteando de amarillo el camino. También vemos las hojas de Lilium martagon, pero todavía les falta mucho para florecer.

Thlaspi caerulens

Iberis amara






























Potentilla neumanniana
El terreno se va volviendo cada vez más árido y rocoso, la vegetación arbórea va siendo cada vez más escasa. Aparece algún pequeño prado, etapas de ramoneo en la ascensión del ganado hasta el Prado del Cura.

Paronychia kapela  spp.serpyllifolia













Anthyllis montana

Hippocrepis comosa
Barbarea intermedia






















Ya en la zona de pastoreo de El Prado del Cura, lugar herboso, descubrimos que la primavera está en sus inicios. Lo que más abunda en este momento es el pálido narciso Narcissus alpestris y Euphorbia cyparissias, que también se adentra en el dominio rocoso que constituye la parte final del trayecto.
Narcissus alpestris






























Euphorbia cyparissias















Acer opalus













Ya en los últimos metros sorprende el desafío de varios solitarios árboles que han hecho su hueco entre el lapiaz. Todavía no han sacado las hojas. Su esquelético porte invernal acentúa la dureza de su empeño.
De vez en cuando, en  un respiro entre tanta roca aparece una tierna prímula.

Primula veris
















Pulsatilla alpina



























Casi junto al vértice geodésico que marca la cima de Castillo Mayor, una pulsátila nos recuerda la reciente retirada de la nieve.











Datos de la ruta:

Fecha 12 de Mayo de 2012

Punto de partida  1.280 mts. Camino de la Montaña de Sensa, Entre Puértolas y Bestué.

Altura cima . 2.020 mts

Camino de El Pueyo. Orchis purpurea


 Esta vistosa orquídea ocupa taludes sombreados por las carrascas. Necesita frescor y un cierto grado de humedad, por lo que en El Pueyo sólo las vemos en las laderas norte donde alguna escorrentía primaveral permite que se desarrollen.

Es de alto porte, sobre los 30 o 40 centímetros, aunque en condiciones muy favorables puede hacerse mucho mayor. Las flores se disponen en un apretado racimo.
Si sorprende a simple vista por su tamaño, más atractiva es a corta distancia. Las pequeñas flores  presentan un labelo colgante, blanco con el margen púrpura, y manchas glandulosas del mismo color. Este labelo, dividido en varios lóbulos, más los demás sépalos y pétalos que convergen en la parte superior, forman un conjunto que se  asemeja a un grotesco hombrecillo que viste pantalones anchos y amplio sombrero.
Uno de los aspectos que me fascinan de las orquídeas está en el subsuelo. Estas plantas son consideradas dentro de las más evolucionadas del reino vegetal. Sin embargo para prosperar dependen de las complejas asociaciones biológicas que se producen bajo tierra con hongos específicos que permiten la viabilidad de los nuevos individuos. Literalmente, si el microscópico hongo no está en el suelo, la orquídea no se desarrolla.


A Orchis purpurea la podremos encontrar también si nos acercamos al Prepirineo, e incluso en pleno Pirineo. En esos enclaves indicará zonas de mayor insolación y sequedad, precisamente las características que en el entorno de el Pueyo no faltan y nos permiten contemplarla, si bien aquí es tan escasa que nos obliga a extremar el cuidado para no perturbar el espacio ecológico en el que habita.













Camino de El Pueyo. Ornithogalum umbellatum."leche de gallina"

Al comienzo del camino viejo que conduce al Pueyo, pasada una granja  precedida por unas hermosas nogueras en su entrada, hay un campo plano a mano izquierda que termina donde una cruz calvario y comienza la subida hacia el canal y los depósitos de agua. En este campo, yermo los más de los años, crece esta bonita liliácea de flores blancas en el interior y  bandas verdes en el exterior.
La umbela de flores sale directamente de un bulbo, así como algunas hojas estrechas y largas, que tempranamente se marchitan.
El reloj biológico de estas flores está acompasado con la llegada de la época de más lluvias y la retirada de los fríos. En algún momento de la evolución de la plantas hubo de desarrollarse esta estrategia que exponen las plantas de bulbo. Las plantas de bulbo parece que escasean allí donde los fríos se alargan, o donde la insolación ocupa muchos meses del año. Adaptadas a los climas templados, eligen el momento de suficiente iluminación y abundante agua para desarrollar, a partir de las hojas subterráneas del bulbo, aquellas hojas que formarán los tallos floridos y las hojas externas. Tiene que hacerse rápido, en el momento en que más agua y sol se disponga para , con las hojas al sol, volver a acumular reservas en las hojas del bulbo. Si el balance energético es suficientemente generoso,  formará además pequeños bulbillos que complementan su sistema reproductivo.
Flor de Ornithogalum umbellatum. El número 3 como esquema de composición
Aunque sus cebolletas se comen, y parece ser que son diuréticas y laxantes, no he dado con ningún nombre usual que difiera del común castellano "leche de gallina". Tan peculiar nombre me queda aclarado con una cita que Pío Font Quer recoge en su Dioscórides renovado y que atribuye a Andrés Laguna, aquel médico español del siglo XVI que trasladó al castellano el tratado de medicina del griego Dioscórides. Así, en la cita de Laguna se escribe: "cuádrale muy bien aquel nombre , orithogalon (que quiere decir leche de gallina), a esta planta, pues cuasi tan rara es de hallar como la mesma leche".
Leal caminante, si para Laguna el ornitogalo era raro de hallar, te animo a que lo busques donde te indico e incluyas esta planta entre tus habituales de  primavera.

Pico Borón (intento fallido)

Hay un hormigueo que corre por el cuerpo cuando ya se llevan varios días sin salir al monte. Es una especie de inquietud que provoca la sensación de estar mucho tiempo enclaustrado. Así estábamos en casa  y, esperando una ventana en el cielo nuboso ,nos acercamos a Vadiello con intención de subir al pico Borón (1.326mts.).  El tiempo no fue generoso y nuevos grupos de nubes y alguna gota que cae nos hace pensar que la bajada por el barranco con el agua cayendo puede ser una experiencia peor que desagradable. No nos fiamos y dejamos el Borón para otro día. No obstante lo visto hasta ese momento vale la pena ser recordado. Un paseo por el dominio de los conglomerados de la sierra de Guara.

Con decisión sube la senda que nos lleva en poco tiempo a los pies del Puro de Ligüerri. Oteamos la casi totalidad del embalse de Vadiello. Recordamos aquellos años en los que podíamos remar con la piragua por este magnífico paraje, uno de los paseos acuáticos más espectaculares de la provincia. Ojala se vuelva a abrir nuevamente al tráfico de remo.
Al fondo se ven, de izquierda a derecha, los picos Fragineto y Mondinero



























La senda queda escondida entre la maleza que cubre la canal por la que subiremos utilizando las manos en algún tramo. 
Los conglomerados presentan sus dos colores característicos grises y anaranjados. Estos últimos por el predominio de lutitas. Todo el conjunto de conglomerados de Vadiello forma parte de la segunda hornada de conglomerados del Pirineo. Estos, los más alejados del eje pirenaico, serían creados por la acumulación de depósitos continentales en los márgenes del lago salino  interior que ocupaba la cuenca del Ebro.La erosión es muy intensa a medida que el Pirineo se levanta, y la cuenca del Ebro se hunde y recibe los sedimentos de la nueva cordillera. La época de acumulación de estos depósitos fluviales, el mioceno (h.25 millones).
Una fractura recorre verticalmente el flanco sur del mallo de San Jorge, cerca de la canal. Además de fracturado hay un deslizamiento de alrededor de medio metro. Estas fracturas, quizá consecuencia del empuje de las calizas, más al norte, han propiciado este paisaje de lineas verticales y singularidades aisladas.


Superada la canal tenemos a los pies los mallos de Ligüerri formando un complejo sistema de cúpulas y barrancos. El Borón, a la izquierda, muestra su aspecto de anticlinal calizo, pasado el corte que realiza el Guatizalema se aprecia el pliegue del Pico Mondinero que se precipita sobre los conglomerados de la Peña de San Cosme, retratando así un proceso que se produjo al final del nacimiento de los Pirineos.


Los mojones indican un sendero que transita por un paisaje inusual. Los mallos de Lazas,a primera vista parecen un espacio arenoso, surcado por inestables barranqueras. Pero nuestras botas no  dejan siquiera huella porque es una dura roca que tan apenas deja lugar a la vegetación. Arena de grano grueso cementada  nos habla de los depósitos aquí acumulados hace millones de años y levemente levantados en plano inclinado por empuje de las calizas que contactan más al norte. Al fondo, la sierra Gabardiella.


Ya sólo quedaría bajar al cuello de Ligüerre y afrontar la última subida al Borón. Pero el tiempo no inspira confianza. Decidimos dar la vuelta y bajar la canal en seco. Antes contemplamos el entorno de Vadiello y la inmensa llanura que se extiende tras él. A vista de pájaro podemos observar las agujas de Ligüerri

Algunas plantas que hemos visto por el camino son las siguientes:
Cistus albidus, jara termófila habitual en Guara que forma vistosos arbustos nada más comenzar el camino.
Encontramos en la zona superior, pedregosa, ante de llegar al cuello de Ligüerre, junto a erizones, unas jarillas, la primera Helianthemum oelandicum ; el pequeño narciso , Narcisus assoanus y otra jarilla de flor blanquecina Helianthemum apenninum, de hojas alargadas con margen revoluto.


























camino de El Pueyo:Iris lutescens e Iris germánica. "Lirios, matapollos"

Iris germanica
Ya comienzan a proliferar las flores del lirio. Son especialmente llamativas cuando se han encaramado a un pequeño cerro y sus vivos colores contrastan con el intenso verde de los cereales de fondo, o tras él se perfila la silueta de Cotiella nevada. Este lirio de porte generoso, de largas hojas erectas y afiladas, está tan arraigado en nuestros campos como en nuestro imaginario colectivo. Su origen parece situarse en el Mediterráneo oriental de donde fue importado para su cultivo.Quizá sea la planta que más significados ha acumulado a lo largo de la Historia. Desde el  antiguo Egipto hasta la actualidad, las filosofías esotéricas, geómetras , la hermandades y dinastías nobiliarias medievales, la iglesia, organizaciones masónicas,   movimientos juveniles  y un largo etcétera la han utilizado como emblema dotándola de múltiples significaciones. Iris germanica es el nombre científico de esta singular especie que los franceses denominaron flor de lis, estilizando sus formas hasta conseguir uno de los iconos más famosos de la historia. 
Aunque naturalizada, fue tan manipulada  su estirpe  generando tantos híbridos ,que  difícilmente podremos observar los frutos de este lirio, reproduciéndose por segmentación de los rizomas o por extensión de acodos subterráneos.
Iris lutescens subbiflora
 Bien distinto es el carácter de Iris lutescens. Es autóctona, endemismo ibérico, y crece en las laderas pedregosas de la zona superior de Valcheladas, casi como una excepción que comparte con algunos lugares de la Litera, al ser planta sólo habitual en el suroeste peninsular. Valdrá la pena estirar un poco el paseo que hagamos al Pueyo, subir por la vertiente Este, siguiendo un camino amojonado que rodeando las abandonadas canteras vuelve nuevamente a bajar a la pista que conduce al Pueyo. Veremos Iris lutescens en el pedregoso suelo  calizo acompañada de abozos. Su población es reducida, y este año parece que los fríos tardanos le han dañado los jóvenes brotes florales. El atlas de la Flora del Pirineo la cataloga como subespecie subbiflora. En el herbario digital de Jaca se advierte de lo reducido de su presencia  en la provincia, y por ello se insta a catalogarla en la lista de especies  amenazadas de Aragón.

Ophrys sphegodes y Ophrys fusca "abejetas"



De todos es sabido que la relación entre plantas e insectos es muy estrecha. También es frecuente observar que el balance de beneficios está equilibrado para ambos. La planta aporta nutrientes a cambio del intercambio de polen que el insecto realiza. Hay ocasiones en los que la planta sale perdiendo, como es el caso de aquellas que son nutricias para las larvas de mariposas, coleópteros, etc. En otras ocasiones son los insectos los que acaban digeridos por los jugos corrosivos de la planta, como sucede con Pinguículas o Droseras. Cuando se trata de la familia de las Orquídeas, y en concreto con el género Ophrys, la relación debe de calificarse de pérfido engaño.
Ophrys fusca

Ophrys sphegodes




































Un abejorro macho vuela a principio de la primavera, las hembras tardarán algo más en salir. Además de las apreturas del hambre, debe de sentir alguna inquietud por perpetuar la especie. Al girar el vuelo en torno a una encina sus receptores olfativos distinguen un aroma que estimula todavía más sus instintos reproductivos. Una hembra debe estar cerca. Allí a ras del suelo un lomo marrón, velludo está posado sobre una flor. La maniobra es fácil, el aterrizaje es perfecto. Seguido al traveseo viene la sorpresa y después el desengaño. Aquello no era una hembra. La  inmóvil flor  ha dejado pegadas sobre la testuz del abejorro unas estructuras, los polinios, cargados de miles de granos de polen. El abejorro se aleja, pero no puede resistir los atractivos olfativos y visuales de otra orquídea próxima. Cae de nuevo en la trampa. Algo del polen se desprenderá sobre el estigma. La fecundación cruzada se ha conseguido y de todo este enredo seguirán miles de semillas.
Ophrys lupercalis
































En las proximidades de El Pueyo , Ophrys lupercalis y Ophrys sphegodes son las primeras en orquestar este falso ritual de apareamiento. Ambas viven en lugares archillosos, a menudo algo pedregosos; lugares bien caldeados en la orla de la carrasca o del quejigo. Por su pequeño tamaño y sus colores discretos pasan desapercibidas a excepción de sus rosetas de hojas basales, anchas, lustrosas de un verde tierno. Distinguirá el caminante una de otra por la mácula que adorna el labio inferior. En O. sphegodes es brillante, encarnada, componiendo un dibujo que varía entre la X y la I I . En O. lupercalis es una mácula de forma menos definida, en muchas ocasiones con forma de W. La primera tiene el lóbulo basal con forma más globosa, mucho más incurvado que en O. lupercalis, cuyo labio es más alargado y más profundamente lobulado. Ambas presentan gran variabilidad en los diseños del labio inferior, lo cual ha motivado que se describan no pocas subespecies. No son las únicas orquídeas que podremos disfrutar por El Pueyo, pero para ver las demás tendremos que esperar todavía uno o dos meses.

Camino de El Pueyo: Arctostaphylos uva-ursi. "bucharguala,gayuba"

flores de Arctostaphylos uva-ursi
Cierto es que el conocimiento se multiplica cuando éste se comparte. De la buchardaga no tenía noticia que se encontrara por nuestros alrededores próximos hasta que Antonio Mariñosa, fiel seguidor de este blog, me lo advirtió hace un par de meses. También es cierto que salirse de la senda habitual propicia el aumento del saber, y es que el citado amigo tiene la sana costumbre de recorrer con la bicicleta las numerosas rutas que en torno a Barbastro se desparraman por nuestros montes. Él me indicó una pista de tierra que discurre entre el Camino del Medio del Pueyo y el Camino  de los Alparraces. En una pequeña colina, de tan apenas 430 metros de altitud, crecen bajo carrascas y entre aliagas un buen número de buchargualas. Ya desde la misma pista se la distingue, pues se descuelga por un talud rocoso que bordea el camino. 
matas rastreras de bucharguala
Hará bien el caminante en internarse un poco en el monte y observará no pocos ejemplares que se desparraman por el suelo, ya que este arbusto es rastrero y se extiende formando una intricada red de ramillas. Con inquietud he estado esperando que llegara el momento en que se formaran las preciosas flores de este arbusto. Son diminutas, pero la forma y los delicados tonos que muestran son motivo suficiente para hacerles una visita. Para mí  las flores son farolillos que tamizan la luz del sol de una manera mágica. En Salas Altas , de forma más prosaica les llaman a las flores porronetes. ¡qué simpáticos! .
Siempre las había visto en las agrestes sierras del Prepirineo, alguna vez en la Carrodilla, incluso en altitudes considerables ya en las altas sierras axiales, ahora puedo verlas cerca de casa. Un lujo.
Y cuando llegue el verano tendré ocasión, desde casa, de ir a ver las manzanetas rojas, globosas que se forman cuando madura el fruto. Son algo insípidas y farinosas , pero comestibles.
frutos de una gayuba de Monrepós
Al parecer se cogió el nombre genérico de  la descripción que hizo  Galeno de esta planta , y por tanto tiene etimología griega. El específico , en latín, es una redundancia , puesto que ambos términos griego y latino , vienen a referirse a los racimos de uva que gusta comer el oso.
Tan antigua referencia medicinal  continuará hasta nuestros días. Se usa la cocción de sus hojas para aliviar las infecciones de vejiga dado que los taninos que contiene desarrollan  acción bactericida.

Camino de El Pueyo:Helianthemum marifolium "jarilla"


Brota en terrenos pedregosos, resecos, muy soleados, acompañando a las principales aromáticas de nuestros montes como son el tomillo y el romero. Esta menuda planta, de aspecto leñoso, guarda gran parecido con otras  jarillas que ya comienzan a aparecer por los montes.  Todas las jaras y jarillas pertenecen a las Cistáceas. En estas dos denominaciones se unen los padres lingüísticos del castellano, primero por que Cistus es como llamaban los latinos a la jara, especie mayor de la familia. Y "jara" es una derivación del árabe "xara" que significa matorral. A las de pequeño porte se les llama comúnmente jarillas, englobando así a especies de distinto género y especie.
 Para evitar la confusión , el caminante  ,para separar esta especie de todas las demás,se valdrá  de la forma de las hojas. Al observar sus hojas triangulares nos viene a la memoria la similitud con las hojas del orégano, por lo que también se le ha denominado helianthem origanifolium, específico que se reserva en la taxonomía aceptada en "Flora Ibérica" a una de sus subespecies. Mas no le busquemos ningún aroma que no es planta que desprenda esencia alguna. 
La intensidad del color de sus pétalos justifica  su nombre: helianthemum de helios= sol y anthemon= flor. tanto podría valer por su posición al sol, como por el color de sus pétalos, amarillo luminoso.



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Camino de El Pueyo. Euphorbia serrata. "lecheras, letreras"

La más tempranera de nuestras "lecheras" destaca en los taludes y cunetas por su intenso, luminoso, color verde.
Fácilmente la reconoceremos por el dibujo finamente aserrado del margen de las hojas y de las brácteas, característica ésta que es reconocida en el nombre específico.
Al cortar tallos u hojas veremos que surge una sabia blanca, como de leche espesa. Está clara la razón de su nombre común.
En general, las Euphorbiaceas son plantas extravagantes, en tanto que sus flores no tienen ni pétalos ni sépalos. Toda la maquinaria de reproducción está vinculada a proveer alimento a los insectos nectarífagos, y para eso no se adornan de llamativos colores, sino que exponen directamente el néctar a los comensales. Será fácil observar junto a las flores el brillo de éste nutritivo líquido. Eso sí, antes de que maduren los globosos y lisos frutos. No obstante la complejidad de estas flores se observará si las miramos a corta distancia, mejor con una buena lupa. Veremos que las flores están agrupadas en pequeños racimillos: una solitaria flor femenina central rodeada de flores masculinas provistas de un solo estambre. Alrededor del racimo unas placas mazudas bien lubricadas de néctar.
Es la letrera una planta que forma abiertos ramos, rara vez de individuos solitarios, crece de una cepa perenne que aporta cada año nuevos vástagos. 
La leche que rezuma cuando se la hiere es tóxica. En ocasiones se ha usado como pócima para "quemar" las verrugas.
No es la única lechera que habita por estos territorios del Somontano. En especial, la estructura floral nos permitirá ir reconociendo otros ejemplares de la misma familia. Las Euphorbiaceas son una familia variable y pródiga en los climas cálidos. En las casas se ven plantas de esta familia traídas de los trópicos, espinosas, con llamativas flores rojas, es la llamada "espinas de Cristo", procedentes de Madagascar. También exóticos son los cardones de las islas Canarias. Imposibles de olvidar son  sus singulares formas de candelabro en las inhóspitas laderas del Barranco del Infierno, en Adeje.

Ibones de Ayous con raquetas

Desde Gabás, pequeño pueblo francés pasado el puerto del Portalet, se entra en el valle de Bious. Una pista asfaltada, cortada al tráfico en invierno, nos obliga a hacer una aproximación a pie hasta el embalse de Bious. Hasta aquí no queda nada de nieve. Pero a partir de este punto, el camino se viste de blanco y obliga a usar las raquetas para llevar una marcha cómoda hasta los ibones de Ayous. Desnivel  800 mts.
Pulmonaria officinalis.

Afortunadamente, los cuatro kilómetros que nos esperan hasta pisar la nieve están amenizados por la incipiente primavera. Racimos de flores de pulmonaria (Pulmonaria officinalis) crecen a los pies de las hayas y los enormes abetos que bordean la pista. También las simpáticas flores de las hepáticas alegran el camino.


Hemos hecho la mitad del camino y por fin empezamos a recorrer espacio nevado. El embalse sufre la misma carestía de agua que en España. El bosque comienza a despertar. Algunas hayas presentan ya cambios en las yemas.Se respira aire primaveral. Cimas que rondan 2.200 metros , Houratatere, Biscau, Aulere ,forman el telón de fondo


















Es una sensación especial caminar por la nieve en un bosque de hayas. Al superar el bosque, tras el repecho del bosque de Arazures en la vertiente geográfica izquierda, contemplamos la fascinante silueta del Midi d'Ossau.

Estamos en zona de pastos alpinos, el bosque quedó atrás. La falda del Midi d'Ossau queda toda al descubierto. A sus pies la gave de Bious cubierta de nieve.





















Ya próximos al primer ibón de Ayous disfrutamos con la perspectiva que nos brinda sobre la cabecera del valle. El pico Peyreget a la izquierda, nos recuerda que tras su collado estaríamos en Aneu, que tantas veces hemos disfrutado. La sucesión de crestas nos lleva al pico Paradis.

















Los lagos en la montaña invernal tienen un aspecto casi irreal. En un espacio ondulado como es el que construye la nieve, siempre sorprende encontrar la línea horizontal absoluta, la ausencia de relieve. Si además entran en juego los colores y reflejos que se forman en las zonas menos heladas, la experiencia es única.


























Datos y track de la ruta en http://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=8233247


camino de El Pueyo. Scandix pecten-veneris."agujetas"

Esta pequeña hierbecilla, que apenas sobrepasa el palmo, de hojas muy divididas, la encontrará el atento caminante en cultivos y baldíos. Es de la compleja familia de las Umbelíferas. Esto es, las flores se disponen a modo de paraguas formando un conjunto denominado umbela.
Lineo la clasificó en 1753. 
En una ocasión me despertó la curiosidad una cita que Wikipedia atribuye  a Strindberg ,quien escribió: "Linneo era en realidad un poeta que se convirtió en naturalista".  Al encontrarme ahora a principios de la primavera con esta pequeña flor percibo el sentido de sus palabras.  Y es que esta flor evocó en Linneo ( lo imagino viendo los alargados frutos)  ni más ni menos que al divino peine que alisaba la cabellera de Venus (pecten veneris). Sólo con  el espíritu agitado por una vibración poética podría ponerle un nombre así a una planta.


Es curioso, porque esto me recuerda un fragmento de la tercera "carta desde mi celda" de Gustavo Adolfo Becquer quien escribía:  "Sucede con estos pueblecitos tan pintorescos, cuando se ven en lontananza tantas líneas caprichosas, tantas chimeneas arrojando pilares de humo azul, tantos árboles y peñas y accidentes artísticos, lo que con otras muchas cosas del mundo, en que todo es cuestión de la distancia a que se miran, y la mayor parte de las veces, cuando se llega a ellos, la poesía se convierte en prosa."  
vainas de Scandix pecten-veneris
Y me lo recuerda porque a mí me sucede exactamente lo contrario cuando me acerco a las flores. Desde la lejanía  son prosa, ejercicios de identificación botánica, valoraciones de hábitats, calibre de ecosistemas. Pero cuando desciendo, cuando me acerco al máximo a la flor que miro, la prosa se vuelve a veces poesía. La poesía que emana de las texturas, de los ritmos que cada planta posee, sus tonalidades y armonías.  Y poco importa que  Scandix pecten-veneris sea una planta vulneraria, o que se utilizase como colorante por sus taninos amarillos, o que las hojas sean comestibles y alivien la sensación de sed. 
En esas ocasiones  su nombre se graba más intensamente porque se escribe en el mismo lugar donde se guardan los sentimientos.