Ophrys sphegodes y Ophrys fusca "abejetas"



De todos es sabido que la relación entre plantas e insectos es muy estrecha. También es frecuente observar que el balance de beneficios está equilibrado para ambos. La planta aporta nutrientes a cambio del intercambio de polen que el insecto realiza. Hay ocasiones en los que la planta sale perdiendo, como es el caso de aquellas que son nutricias para las larvas de mariposas, coleópteros, etc. En otras ocasiones son los insectos los que acaban digeridos por los jugos corrosivos de la planta, como sucede con Pinguículas o Droseras. Cuando se trata de la familia de las Orquídeas, y en concreto con el género Ophrys, la relación debe de calificarse de pérfido engaño.
Ophrys fusca

Ophrys sphegodes




































Un abejorro macho vuela a principio de la primavera, las hembras tardarán algo más en salir. Además de las apreturas del hambre, debe de sentir alguna inquietud por perpetuar la especie. Al girar el vuelo en torno a una encina sus receptores olfativos distinguen un aroma que estimula todavía más sus instintos reproductivos. Una hembra debe estar cerca. Allí a ras del suelo un lomo marrón, velludo está posado sobre una flor. La maniobra es fácil, el aterrizaje es perfecto. Seguido al traveseo viene la sorpresa y después el desengaño. Aquello no era una hembra. La  inmóvil flor  ha dejado pegadas sobre la testuz del abejorro unas estructuras, los polinios, cargados de miles de granos de polen. El abejorro se aleja, pero no puede resistir los atractivos olfativos y visuales de otra orquídea próxima. Cae de nuevo en la trampa. Algo del polen se desprenderá sobre el estigma. La fecundación cruzada se ha conseguido y de todo este enredo seguirán miles de semillas.
Ophrys lupercalis
































En las proximidades de El Pueyo , Ophrys lupercalis y Ophrys sphegodes son las primeras en orquestar este falso ritual de apareamiento. Ambas viven en lugares archillosos, a menudo algo pedregosos; lugares bien caldeados en la orla de la carrasca o del quejigo. Por su pequeño tamaño y sus colores discretos pasan desapercibidas a excepción de sus rosetas de hojas basales, anchas, lustrosas de un verde tierno. Distinguirá el caminante una de otra por la mácula que adorna el labio inferior. En O. sphegodes es brillante, encarnada, componiendo un dibujo que varía entre la X y la I I . En O. lupercalis es una mácula de forma menos definida, en muchas ocasiones con forma de W. La primera tiene el lóbulo basal con forma más globosa, mucho más incurvado que en O. lupercalis, cuyo labio es más alargado y más profundamente lobulado. Ambas presentan gran variabilidad en los diseños del labio inferior, lo cual ha motivado que se describan no pocas subespecies. No son las únicas orquídeas que podremos disfrutar por El Pueyo, pero para ver las demás tendremos que esperar todavía uno o dos meses.

Camino de El Pueyo: Arctostaphylos uva-ursi. "bucharguala,gayuba"

flores de Arctostaphylos uva-ursi
Cierto es que el conocimiento se multiplica cuando éste se comparte. De la buchardaga no tenía noticia que se encontrara por nuestros alrededores próximos hasta que Antonio Mariñosa, fiel seguidor de este blog, me lo advirtió hace un par de meses. También es cierto que salirse de la senda habitual propicia el aumento del saber, y es que el citado amigo tiene la sana costumbre de recorrer con la bicicleta las numerosas rutas que en torno a Barbastro se desparraman por nuestros montes. Él me indicó una pista de tierra que discurre entre el Camino del Medio del Pueyo y el Camino  de los Alparraces. En una pequeña colina, de tan apenas 430 metros de altitud, crecen bajo carrascas y entre aliagas un buen número de buchargualas. Ya desde la misma pista se la distingue, pues se descuelga por un talud rocoso que bordea el camino. 
matas rastreras de bucharguala
Hará bien el caminante en internarse un poco en el monte y observará no pocos ejemplares que se desparraman por el suelo, ya que este arbusto es rastrero y se extiende formando una intricada red de ramillas. Con inquietud he estado esperando que llegara el momento en que se formaran las preciosas flores de este arbusto. Son diminutas, pero la forma y los delicados tonos que muestran son motivo suficiente para hacerles una visita. Para mí  las flores son farolillos que tamizan la luz del sol de una manera mágica. En Salas Altas , de forma más prosaica les llaman a las flores porronetes. ¡qué simpáticos! .
Siempre las había visto en las agrestes sierras del Prepirineo, alguna vez en la Carrodilla, incluso en altitudes considerables ya en las altas sierras axiales, ahora puedo verlas cerca de casa. Un lujo.
Y cuando llegue el verano tendré ocasión, desde casa, de ir a ver las manzanetas rojas, globosas que se forman cuando madura el fruto. Son algo insípidas y farinosas , pero comestibles.
frutos de una gayuba de Monrepós
Al parecer se cogió el nombre genérico de  la descripción que hizo  Galeno de esta planta , y por tanto tiene etimología griega. El específico , en latín, es una redundancia , puesto que ambos términos griego y latino , vienen a referirse a los racimos de uva que gusta comer el oso.
Tan antigua referencia medicinal  continuará hasta nuestros días. Se usa la cocción de sus hojas para aliviar las infecciones de vejiga dado que los taninos que contiene desarrollan  acción bactericida.

Camino de El Pueyo:Helianthemum marifolium "jarilla"


Brota en terrenos pedregosos, resecos, muy soleados, acompañando a las principales aromáticas de nuestros montes como son el tomillo y el romero. Esta menuda planta, de aspecto leñoso, guarda gran parecido con otras  jarillas que ya comienzan a aparecer por los montes.  Todas las jaras y jarillas pertenecen a las Cistáceas. En estas dos denominaciones se unen los padres lingüísticos del castellano, primero por que Cistus es como llamaban los latinos a la jara, especie mayor de la familia. Y "jara" es una derivación del árabe "xara" que significa matorral. A las de pequeño porte se les llama comúnmente jarillas, englobando así a especies de distinto género y especie.
 Para evitar la confusión , el caminante  ,para separar esta especie de todas las demás,se valdrá  de la forma de las hojas. Al observar sus hojas triangulares nos viene a la memoria la similitud con las hojas del orégano, por lo que también se le ha denominado helianthem origanifolium, específico que se reserva en la taxonomía aceptada en "Flora Ibérica" a una de sus subespecies. Mas no le busquemos ningún aroma que no es planta que desprenda esencia alguna. 
La intensidad del color de sus pétalos justifica  su nombre: helianthemum de helios= sol y anthemon= flor. tanto podría valer por su posición al sol, como por el color de sus pétalos, amarillo luminoso.



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