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De Viadós a Eriste, pasando por las Forquetas de Eriste.


Qué lejano queda el mes de julio, cuando hicimos esta excursión. Fue una intensa jornada tras la ascensión al Posets desde el refugio de Eriste y pernocta en Viadós. Ahora tengo un momento para recrear aquel día a través de las fotografías. Más vale tarde que nunca.Además, ahora en invierno apetece ver los colores del verano.


Hemos salido muy temprano, puesto que el trayecto es largo. El primer tramo lo hemos realizado con las primeras luces, y por las umbrías  del Pinar del Clot.

En las gleras pizarrosas vemos crecer una resedácea, Sesamoides interrupta.






Viene acompañada de Vicia Pyrenaica, que ya ha madurado sus vainas.

Un recodo del camino guarda la sorpresa de una fuente ferruginosa que brota entre el rododendro. Los sedimentos del agua han creado una piedra toba de intenso color rojizo. Un orificio  en medio de la roca sirve de salida para un chorro de agua fresca.


Parasitando a Thymus praecox,  posiblemente sea Orobanche alba.


Siempre por pares las flores de Melampyrum pratense.
El valle de la Ribereta se encajona y muestra un descomunal escalón rocoso, con visos de ser producto de una falla estructural. Estamos ya a 2.200 mts, llevamos casi una hora y media caminando y todavía falta bastante para que nos dé el sol.  Arriba vemos el collado de Eriste, estrecha uve flanqueada a la izquierda por los multicolores estratos plegados del Posets.


El camino discurre por  la Ribereta d'es Millars , y en cuanto tomamos altura y clarea el bosque podemos identificar  el Montó frente a la salida del valle. A la izquierda Punta Suelza, todavía con algo de nieve, y a la derecha los picos de Culfreda, con nieve en sus flancos Este.


Formando coloridos cojinetes  en las repisas de los esquistos encontramos Arenaria purpurascens.


Un bloque desgajado muestra la complicada geología de este lugar: estratos de calizas de diversas edades que muestran la fractura y desplazamiento de los estratos.

Podemos contemplar ya más cerca el collado de Eriste, también llamado de la Forqueta. Frente a nosotros está la Punta Millars. Me hubiera gustado acercarme a los ibones Millars y Leners. Hace años que no paso por allí, y son lugares de muy gratos recuerdos, pero supone un rodeo que para el día de hoy no conviene. Otra vez será.


Restos de neveros que todavía aguantan el verano, 2.700mts.


Ya en el collado de Eriste, miramos hacia atrás. El Tucón Royo, estribación sur del macizo 
dePosets, domina la escena. 



































Al otro lado del collado de Eriste nos encontramos con este panorama.















































Vamos bien de tiempo, y consideramos factible alcanzar la cima de la Tuca de la Forqueta, un justísimo 3.000 que está a nuestra derecha. Como no hay senda, y es todo roca, iremos improvisando.

Cualquier espacio con un mínimo de suelo fértil es bueno para crecer a 2.900mts. En este caso Erigeron uniflorus añade una nota de color.


En la subida apreciamos que la Tuqueta tiene dos cimas, nos dirigimos hacia la del Norte, en la derecha de la imagen.


























A 2.950mts. en los recovecos que miran hacia el norte,Papaver lapeyrousianum.

Una belleza de ababol pirenaico que bien se merece un primer plano.




A pocos metros de la cima empieza a asomar el Posets tras las crestas del Espadas. Abajo el ibón de Llardaneta flanqueado al sur por las crestas oscuras del Forcau.



Foto de grupo en la primera cima de la Tuca la Forqueta. 3.010 mts.
























Desde la Tuca de la Forqueta se abre hacia el sur el valle de Bagueñola. Anima el rocoso paisaje el lago Grande de Bagueñola. La afilada cresta conduce a la Tuca de Eriste, último tresmil de este macizo.
Estando en esta punta de la Forqueta, vemos la otra y nos parece más alta... ¿nos animamos a subirla? Allá vamos.




Ya estamos en la segunda punta de la Forqueta, ahora la que parece más alta es la otra.


 Entretanto, nos vamos encontrando composiciones de color.

Debemos seguir dirección a Eriste. El próximo objetivo es el ibón de Llardaneta.

La bajada es rápida. El ibón está cerca y promete regalarnos algo de frecor.



La fría agua del ibón de Llardaneta es alivio para nuestros pies.
Detrás, en el centro, tenemos la Tuca de las Forquetas y el collado de Eriste a la derecha.


Al resguardo de los bloques de roca, cerca  del aliviadero del ibón, Geum montanum devuelve los rayos del sol.

























En el descenso, la peña del Forcau  se va aproximando, bajo ella el refugio de Ángel Orús, y a partir de allí la senda que nos lleve a Eriste y el fin de esta travesía.




























Datos de la ruta:
Viadós: 1.676 mts.
Forquetas: 3.010 mts.
Eriste: 1.104 mts.
Ascensión acumulada 1.865 mts.
Descenso acumulado: 2.390 mts.
Distancia recorrida: 20,85 km.
Track de la ruta: http://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=8233463
























Posets entre el refugio Angel Orús y el refugio de Viadós.

Pequeña travesía realizada los días 29,30 y 31 Julio. Desde el refugio Angel Orús subimos al Posets para bajar por la cara oeste y pasar la noche en el refugio de Viadós  (o Biadós). La segunda jornada consistió en subir al collado de Eriste para subir las Forquetas y bajar al pueblo de Eriste, pero esta última jornada se contará en otra entrada de este blog. Una inolvidable experiencia que viví junto a mis hijos Alicia y Diego, además de Diego Martínez.

La aproximación al refugio de Eriste la hacemos por la tarde, con toda tranquilidad. En zona de humedal y megaforbias vemos algunos ejemplares de este acónito blanco, de flores  estrechas y alargadas, Aconitum vulparia subsp. neapolitanum.



























En zonas sombreadas hay bellos ejemplares de Astrantia major. Las cabezuelas de esta umbelífera producen en ocasiones simetrías que parecen sacadas de un estudio fotográfico.


Ya próximos al refugio, en retazos de prado, al abrigo de grandes bloques rocosos, encontramos esta Liliácea, Paradisea liliastrum. 






























También son frecuentes los grandes ejemplares de Gentiana lutea subsp. lutea




No hemos madrugado demasiado y disfrutamos de un admirable cielo transparente. A medida que vamos ganando altura aparecen las caprichosas formas rocosas, como es el caso del Forcau Bajo y el Forcau Alto, a sus pies está establecido el refugio del Forcau o también llamado "Ángel Orús", que fue montañero barbastrense que murió en las montañas lejanas del Mont Blanc en 1981.



 Tenemos ante nosotros la Canal Fonda, entalladura entre el Tucón de la Canal, también llamado Diente de Llardana, y la Tuca Alta de Canal Fonda. El Tucón de la Canal, situado a nuestra izquierda,presenta los potentes pliegues verticales que han sufrido las calizas oscuras que rodean el núcleo alto de Posets, donde predominan las pizarras. Delante de nosotros, otros grupos ya se han internado en el nevero de la canal.

Superado el tramo de la Canal Fonda, entramos en un caos de roca.  La Tuca Alta de Canal Fonda aparece individualizada con sus 2.910 metros. Cada vez van quedando más atrás las crenchas del Forcau.


El segundo tramo de nevero acentúa la pendiente. Empezamos a notar las especiales sensaciones de estar en alta montaña.










Ya casi en el Collado del Diente

Una vez alcanzado el collado del Diente, se abre ante nosotros la panorámica  desde el Espadas, en el centro , a la cresta que lo une al Posets, que asoma tímidamente en la derecha. El diente de Llardana aparece como un espolón vertical, con las calizas oscuras estratificadas verticalmente.



A partir del collado ya no hay nieve acumulada, por lo que nuevamente aparecen rastros de vida. En un resquicio de las rocas aparecen ejemplares de Ranunculus glaciaris, en torno a los 3.150m.


Cualquier abrigo es bueno para sortear las duras condiciones de vida a 3.200 metros de altura. Pritzelago alpina vive bajo la visera de roca.

Silene acaulis, que forma un espeso cojín en las calizas ferruginosas.

Saxifraga pubescens subs. iratiniana  forma densos cojinetes con las características hojas agrupadas en columnas. Estamos a 3.250m.

Mi hijo Diego con cara de satisfacción plena. Hacía tiempo que planeábamos esta ascensión, y por fin estamos a punto de completar el primer objetivo.


Saxifraga opositifolia formando brotes nuevos y floreciendo a contrarreloj porque la estación propicia es corta.

Draba dubia, cubierta con un blanco tomento protector.

Minuartia cerastiifolia no se arredra ante la verticalidad.

Últimos metros por la ancha y cómoda arista para llegar a la cima del Posets  o ,como se le llama por estas tierras, Tuca Llardana.
Los dos Diegos, Alicia  y yo reunidos en la cima. Momento para otear el paisaje con el cielo diáfano.

Hacia el  norte se abre la panorámica del Valle de Gistaín.

Abajo vemos el refugio de Biadós donde pretendemos pasar la noche. Sin dificultad se ven las Tres Serols, Culfreda, Bachimala, etc.


Hacia el sector Este, vemos el desolado paisaje de la Bal d'els Ibons, extensa cubeta glaciar que aloja una decena de ibones.  Cierra el valle el pico Bardamina, parcialmente cubierto de nieve, casi continuación del reducido glaciar de Llardana. Detrás la barrera que une Clarabide con Perdiguero. De fondo el rey  del Pirineo, el Aneto en el macizo de las Maladetas.

 Hacia el Suroeste vemos parte del recorrido que hemos seguido desde el diente de Llardana hasta la cima, y a la derecha la cresta del Espadas o Llardaneta. Cubetas glaciares que forman agrestes crestas y collados en un mar erizado de roca. El fondo lo jalona el macizo de Cotiella, y se adivinan las suaves brumas del valle del Cinca allí donde el bravo río comienza a amansarse.


Comenzamos el descenso. La ruta que seguimos es la vía natural hacia Biadós, es decir seguimos la cresta del Posets y antes de llegar a la brecha Carrivé, iniciaremos el fuerte descenso por la canal Llardana.
La cresta es amplia, excepto algún pequeño paso.


 Caminar tantos metros a más de tres mil metros de altura depara rincones como éste en el que un ibón queda escondido entre un tapiz de rocas multicolores.


El descenso implica pasar de la roca suelta a las láminas inclinadas donde cada uno busca su mejor camino...

...o deslizarse por el nevero, cada cual con su propio estilo.

La diversión del nevero ha terminado y vuelve el terreno pedregoso. Arriba queda la cima de Posets. Pizarras y calizas se alternan en bandas plegadas en caprichosas formas.
El nevero muestra algunos vestigios de hielo antiguo. Testigo de su antigua potencia queda la barrera morrénica formando una media luna de escombros.


Verónica nummularia. Las anteras violetas intensifican el colorido en un pequeño retal verde.


Draba aizoides, coloniza una ladera de derrubios.









Diego, situado sobre la morrena lateral  del extinto nevero, mira el macizo de Posets, el collado Jean Arlaud y la Tuqueta Roya.



Alicia junto a un bloque errático que ha sido acondicionado para servir de vivac.



El núcleo rocoso queda al descubierto por obra del torrente, y muestra las bandas multicolores de las calizas.


Cerca de allí, entre las gravas, Aethionema marginatum, pequeña Crucífera colonizadora de suelos pedregosos e inestables.


Providencial el torrente para reponer fuerzas y refrescarnos. La silueta del macizo de Posets nos informa del desnivel que ya hemos descendido.

















El mismo torrente nos sirve de guía para encontrarnos con el Zinqueta de Añes Cruzes. Frente a nosotros la Punta L'Ixabre, se ve algo del collado denominado Señal de Biadós,  y detrás la cresta que lleva a la Punta Sabre y Punta Bachimala.

Tenemos cerca  el pinar del Clot, instintivamente apresuramos el paso porque queremos encontrar un lugar fresco y descansar del sol  . Sabemos que ya no queda mucho. A la izquierda se ve la pirámide oscura del Montó. El refugio de Biadós está a sus pies.

En el frescor del bosque crece este musgo, Polytrichum strictum.  

Tiene los esporogonios ya desarrollados alzados por largos filamentos rojizos.






























En los prados de las bordas de Biadós encontramos las hermosas cabezuelas de Leuzea cynaroides, un cardo no muy abundante en el Pirineo.







Ya en el bellísimo entorno de las bordas de Biadós, echamos la mirada atrás para contemplar el macizo de Posets. La cima parece empequeñecida al quedar detrás del Espadas, pero los neveros, vistos desde aquí tan pequeños los tenemos frescos en la memoria cuando tan apenas unas horas nos deslizábamos por ellos. Miramos hacia la derecha, y trás el Dedo vemos las crestas de los Eristes y el collado que reservamos para mañana. Pero ahora toca descansar y reponer fuerzas.




















Muy buena cena en el refugio, y abundante.

Y antes de pasar a dormir, una última mirada a la montaña que nos ha unido durante el día de hoy.

























Datos de esta etapa, desde el refugio Ángel Orús
Ascensión acumulada: 1283m
Descenso acumulado: 1741m