Pico Baciero

Hacemos aproximación motorizada desde Gabás, por una pista en regular estado que nos lleva hasta prácticamente la falda del Baciero, desde allí es una ascensión corta y sencilla, sin más inconveniente, si se le puede llamar así, de subir por una glera que nos conduce al collado desde donde ya no hay mucho más que subir para llegar al pico Baciero, que aunque alejado de las altas cumbres es un hermoso mirador del curso medio del Esera. 7 de Junio de 2015



La pista que parte de Gabás sube hacia la ermita de San Juan (San Xuan), al resguardo del pinar encontramos Linum viscosum, a 1.400m

El Clot de Sin Xuan, bucólico lugar desde donde ya vemos las blancas rocas del Baciero.



En estos frescos pastos donde se ven muestras de actividad ganadera  vemos crecer una numerosa colonia de Ornithogalum orthophyllum. 1.600m.


Inusual aspecto de Ranunculus ruscinonensis, en el que alguna mutación genética, supongo, ha disparado la orden de crear pétalos desmesuradamente (normalmente 5), por los alrededores había algún otro especímen con esta variación, pero sin un resultado tan armonioso.



Emprendemos con parsimonia la subida por la pedrera. Poco a poco se va abriendo el horizonte, tras la loma de San Xuan (a la derecha) aparece la loma verde de la Sierra de Chía.


























El macizo del Posets luce galas blancas, delante El Bocs y la Tuca de Cambra que flanquean el barranco que sube hacia Barbarisa. Por encima de ellos la Tuca Bagüeña y Eriste, también de blanco.

Habitante en estas gleras calizas, Vicia pyrenaica.


Otro amante de suelos básicos: Galium pyrenaicum.



Gymnocarpium robertianum, creo.















Marisol se toma un respiro contemplando el paisaje.

El macizo de Cotiella sobre Barbaruéns


Entre los 1.900 y 2.000 metros hay unos magníficos ejemplares de Pinus uncinata. Algunos de ellos tienen un tronco en la base que supera el metro y medio de diámetro. Algunas de las ramas más antiguas están flexionadas en ángulo recto, sufrieron fuertes presiones que las dejaron paralelas al suelo y el crecimiento posterior les hizo recuperar el sentido ascendente.


Agazapada entre las piedras de la glera, un diminuto ejemplar de  Moneses uniflora. 1.950m




















Sedum atratum, 2.000m.



Viola biflora, 2.000m.










Poco antes de llegar al collado, el terreno se fractura en varias murallas rocosas entre las que se forman depresiones calizas. En este punto abundan esqueletos de pino negro.


Estamos a 2.000 metros y ahora la temperatura es agradable, pero el testimonio de estos árboles muertos indica unas condiciones extremas que afectaron a un buen número de árboles de similares características.


Forma cojinetes apretados, con la hojas formando columnillas de cuatro hojas, Arenaria tetraqueta.


En el herbazal que se forma en el collado aparecen ejemplares de Onosma tricerosperma subsp. alpicola, ya habíamos visto alguna más 350 metros más abajo.



Scrophularia pyrenaica, especie endémica del Pirineo central, considerada muy rara (Sainz Ollero & al. 1996) e incluida en el Catálogo de Especies Amenazadas de Aragón. La encontramos al abrigo de la roca a 2.080m.















Nos observamos largamente. Este sarrio está renovando cornamenta y pelaje.









Continuamos por la cómoda cresta hacia la cima. Detrás tenemos el valle en Castejón de Sos. La configuración glaciar del valle se aprecia en las hombreras donde se asientan los núcleos de Chía en la orilla geográfica derecha, y los pueblos de la Solana a la izquierda geográfica. El extinto glaciar trazó curvas, se ensanchó en Castejón  y se encogió en el congosto del Ventamillo del que vemos algunos de sus cortes a la izquierda.

Acinos arvensis. 2.100m.



Linaria supina subsp. pyrenaica. 2.110m.














Gran panorámica desde la cima de Baciero. 2.116m. Desde el macizo de Cotiella, hasta las Maladetas.











El hermano mayor del Baciero, el Turbón, con el valle de Bardaixi por el medio y el valle de Lierp más allá.

Cotiella, y a la izquierda la sierra Ferrera con el final en el Picón d'o Libro, Peña Montañesa.

























Macizo de Posets y montañas circundantes.


















Track y datos de la ruta en


Saldo del río Escarra

17 de mayo de 2015. Día muy ventoso en la alta montaña. Optamos por un paseo al resguardo. El Saldo del río Escarra es un pintoresco salto de agua al que se accede cómodamente en un paraje de media montaña, primero sombreado, y después por pastos  abiertos.



Junto al camino, antes de comenzar el sendero que parte de la curva previa al túnel de Escarrilla, los acirones ( Acer campestre) están en flor y ya comienzan a aparecer los frutos alados.  1.200m



Junto al río también florecen los sauces (Salix atrocinerea)





El sendero se interna al principio en una umbría de caducifolios y boj, aparecen algunos ejemplares de Orchis mascula

















El matorral está representado por Rhamnus cathartica que tiene abiertas sus verdosas flores. 1300m


A medida que vamos ganando altura vamos abriendo la vista hacia las paredes de Las Crampas.

























































Apretadas contra las pizarrosas paredes Saponaria ocymoides.










Es un agradable camino aromatizado por las madreselvas (Lonicera xylosteum)


























El barranco del río Escarra, donde escondido se encuentra el Saldo.












Arenaria grandiflora.





















El guillomo (Amelanchier ovalis) está en plena explosión de flores.




























Los pastos están interrumpidos por pequeños arbustos, entre ellos el de Lonicera pyrenaica subsp pyrenaica


























Escondida entre grandes bloques de roca, Viola saxatilis  subsp. saxatilis. en torno a los 1.300m


Volvemos la vista atrás y contemplamos una espléndida vista de la sierra de Tendenera.




































Siempre en lugares pedregosos, Scrophularia canina, de curiosas flores granate.















Dos ejemplares de ranúnculos
Ranuculus carianthicus















Ranunculus gouanii




































Formando parte de las masas arbustivas que crecen entre los bloques de rocas, encontramos otra ramnácea  Rhamnus alpina subsp. alpina, también con despliegue de flores.

Una oruga de la mariposa nocturna Eriogaster catax

Al término del agradable paseo llegamos al Saldo del río Escarra.  El agua procede del valle encerrado entre los Picos Tres Güegas, Tres Hombres, Pico Escarra, Arbenuso y Peña Calcín, y tras ser represado en el embalse del Escarra, recorre un tramo de valle encajado antes de encontrarse con el frente de roca que excava y salta. La roca presenta curiosos pliegues y erosión en escamas, siguiendo la curvatura del pliegue tumbado, provocando unos fuertes extraplomos.
Track de la ruta en 
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/saldo-del-rio-escarra-24521804












































































Camino de la Boquera. Andryala ragusina. "yerba del besque"


En las gleras del Cinca, aprovechando los limos que se acumulan entre las piedras ferrancas  encontramos fácilmente esta hierba de la familia de las compuestas, inconfundible por el indumento blanco que la recubre. 
Andryala ragusina es una especialista de terrenos soleados. La fina borra blanca que  prácticamente la recubre por completo evita un exceso de transpiración. El blanco refleja los rayos solares y evita que éstos penetren en las hojas, que dañarían sus estructuras fotosintéticas.

En el término de  largos cabillos se agrupan las flores en capítulos , como ya estamos acostumbrados a verlo en otras especies de la misma familia.
Las  flores exteriores tienen amplias lígulas terminadas en cinco o seis dientes paralelos, otras flores, las internas, concentran los órganos sexuales que permitirán su reproducción.
Se le conoce por yerba del besque. Hace no muchos años se exhumaban sus raíces para extraer unos canutillos pegajosos formados por  larvas que viven asociadas con esta yerba. Con estos canutillos de larva se preparaba una liga que era utilizada para   pringar las berguetas, palitos hechos normalmente con ramas de retama o similares y que se repartían por las ramas de una barraca. Era la barraca  normalmente un grupo de carrascas que se acondicionaban para poner en su centro el reclamo. El reclamo era un pájaro cantor enjaulado que con sus trinos atraía a otros pájaros de su especie. Éstos al poner patas  o alas sobre las berguetas quedaban atrapados por la liga del besque. Era el momento en el que el cazador, al acecho en algúna barraca vecina, se apresuraba a coger con la mano los pajarillos y tras liberarlos del besque, los introducía en la jaula donde allí pasaría el resto de sus días el pajarillo, si no es que iba destinado a la cazuela. Cuando era yo un crío, era frecuente ver cardelinas en jaula. Eran tiempos de poca televisión y mucha radio. En las casas se buscaba el trino de los pájaros, el chirrido de los grillos. Unos y otros eran atrapados para llevar esos sonidos de la naturaleza a las casas. Siempre me llamó la atención la bravura de las cardelinas, que siempre se mostraban ariscas con quien las mantenía encerradas. Eran animales para estar libres, no en minúsculas jaulas de madera y alambre. Afortunadamente la práctica de caza con besque no está permitida, y lo que es mejor, socialmente dudo que esté aceptada. La sociedad se ha tecnificado, vivimos bastante lejos de la naturaleza, pero quizá  hallamos ganado más en sensibilidad respecto a estos animales que nos rodean,  y que preferimos verlos, aunque sea fugazmente, en las pequeñas bandadas que a veces recorren, nuestros campos. Cada vez hay menos pájaros en el cielo, dicen los mayores. Los pesticidas, y la caza indiscriminada les han hecho mucho daño. Dejemos para el recuerdo  y para la etnología una práctica que ya no es acorde con nuestros tiempos.