Camino de El Pueyo.Convolvulus arvensis y C.cantabrica "correhuela, corretilla,corroziella"

Algunas de las especies pertenecientes al género Convolvulus son plantas que acostumbran a retorcerse, bien rastreramente, o girando alrededor de los tallos de otras plantas sobre las que se apoyan. Esta característica es la que le inspiró a Joseph Pitton de Tournefort, botánico francés que vivió en el siglo XVIII, en el momento de otorgar un nombre a las plantas de este género y  tuvo a bien aplicar  el latino convolvo= envolver, enrollar, dar vueltas. 

Aunque hace meses que nos acompaña, ya que comienza a florecer en mayo,  vemos destacar la corretilla  entre el  color pardo de nuestros montes por sus corolas de pétalos soldados blanco-rosáceos.
Observándolas detenidamente veremos que el número 5 esquematiza su estructura: corola en forma de embudo con 5 lóbulos, con igual número de nervios y bandas triangulares más visibles por la parte exterior, y así mismo 5 sépalos. Las hojas las tiene aovadas, y con dos orejas en la base de las mismas.  Aunque muera cuando llegue el invierno, sus raíces permanecen intactas y brotarán de nuevo con la primavera. De esta manera consigue extenderse durante años.
En nuestra tierra recibe el nombre de corretilla, corroziella y otros similares, haciendo alusión a su costumbre de extenderse horizontalmente por el suelo.
No es la única especie de este género que podemos encontrar en el entorno de El Pueyo. En claros de matorral crece Convolvulus cantabrica, similar a la anterior en la forma de la corola, pero de diferente hoja y comportamiento. Veremos que la hoja es estrecha y sin orejuelas, y también observaremos que hace tallos que no se enroscan como la corretilla.
Las flores suelen aparecer con pliegues bien marcados, como si acabasen de ser almidonados

Uno de los usos tradicionales de la corretilla, o correhuela menor , era como alimento para los conejos, pues se recogía profusamente con este fin. Me vienen a la memoria los fabulosos dibujos de la británica Beatrix Potter, pionera en la ilustración de libros infantiles allá por principios del siglo XIX que hizo popular al conejo Peter, entre otros personajes sacados de la naturaleza.
Hace unos años tuve el placer de visitar un espacio dedicado a B.Potter en la bella ciudad de Windermere (Reino Unido), en el distrito de los Lagos. Allí pude comprobar que además de ilustradora de cuentos era una excelente naturalista, faceta que ha pasado desapercibida. Sus dibujos tanto de animales como de flora eran rigurosamente científicos. Después de verlos , me convencí de que supo encontrar el puente que une la ciencia con la poesía.

Camino de El Pueyo. Xanthium echinatum subsp. italicum. "Bardana, cachurrera"


 Es la bardana una planta conocida y popular  por la producción de unos frutos que se agarran con facilidad en el pelo de los animales y en la ropa. Hay que advertir, sin embargo, que no es una planta autóctona. Fue introducida desde América,  y hoy en día es casi cosmopolita.
Ahora en septiembre veremos lucir estos característicos frutos que mirados en detalle nos mostrarán unos aguijones resistentes y curvados en la punta que recubren todo el fruto. La disposición de estos aguijones permite que se adhieran al pelo de un animal que pase junto a la planta . No es una característica exclusiva de esta especie, ya la comentamos en su día en este blog respecto a los cachurros de la "salseta" (Orlaya grandiflora), y también se da, por ejemplo en otra "bardana" que puebla tierras aragonesas un poco más al norte: Arctium minus, o lampazo menor.
Precisamente, parece ser que fue otra especie del género Arctium ( Arctium lappa) la que inspiró al suizo George de Mestral para crear el popular sistema de cierre que conocemos como velcro, y es que todas estas bardanas presentan esos efectivos ganchos que copió el ingeniero en el diseño de su exitoso cierre.
No será difícil para el caminante que se dirige hacia El Pueyo encontrar  Xanthium echinatum pues crece en márgenes de campos que han sido laboreados y que acumulan nitrógeno y humedad, y si tanto se aproxima a la planta hasta puede que se lleve un recuerdo...pegado a los calcetines.

Camino de El Pueyo. Heliotropium europaeum."yerba cornuda, zeniziallo"


Perteneciente a la estirpe de las Boragináceas, esta planta rastrera que coloniza como "mala hierba" cualquier terreno por seco que sea, destaca por la disposición de las flores insertadas en largas inflorescencias que se enroscan sobre sí mismas.  Hacia la base estarán las flores ya marchitas y  en el extremo  opuesto, al final de la llamativa espiral, las flores sin abrir esperando su turno para  ocupar la posición encaradas hacia el sol.
Esta peculiar manera de ir madurando no es exclusiva de esta especie. Por ejemplo, en el género Cynoglossum, igualmente de la familia de las borrajas ,también se desarrollan las flores de esta manera, pero Linneo dedicó el nombre  genérico Heliotropium  al grupo de plantas que como el zeniziallo se vuelven hacia el sol. Me gustaría pensar que Linneo le puso este nombre al quedar cautivado por la suave curva de la espiral, pero en realidad mantuvo la tradición de un nombre que  Dioscórides ,en el siglo I de nuestra era, ya utilizaba para designar a esta planta, el heliotropo mayor, y describir sus propiedades vulnerarias y purgantes.
Acostumbrados como estamos a considerar a los vegetales como seres pasivos, vegetativos, me atraen las plantas que muestran movimiento ante un estímulo externo. No soy el único interesado por estas plantas. Los girasoles (Helianthus annuus) al ser traídos de América causaron sensación entre las gentes pudientes de Europa, y se prodigaron los jardines con esta planta. Recuerdo un lienzo que reproduce fielmente al exótico girasol. Está en el palacio barroco de Hellbrunn, en las proximidades de Salzburgo. Su propietario, el excéntrico Markus Sittikus, arzobisbo de Salzburgo coleccionaba rarezas naturales, y sus preferidas las tenía reproducidas en lienzo en una de las salas del palacio. 
En neuropsicología se insiste en que la base de las reacciones humanas están en la química. Estímulos externos provocan reacciones electroquímicas que resultan en respuestas. Me pregunto si habrá algo en común en estos mecanismos de respuesta al medio  con los de las plantas. 
Habrá quien le desagrade esta idea, por reduccionista y simplificadora de la mente humana. No discutiré que el ser humano es mucho más complejo que plantas u otros animales, y que en las respuestas que nosotros damos a los estímulos externos intervienen otros factores además de los electroquímicos. Pero no me disgustaría descubrir que en nuestra historia evolutiva algún nexo tengo con los vegetales, o al menos que compartimos algo más que espacio y tiempo. 
Está terminando el verano y recuerdo algún momento en el que he gozado con los rayos del sol templando mi piel, girando el rostro para prolongar más esa caricia tibia del atardecer. Quizá como hace también el heliotropo.