Camino de El Pueyo. Retama sphaerocarpa. "escobizón, retama"

frutos de Retama sphaerocarpa
Con el calor del verano se ha quedado la retama en la mínima expresión. Unas varas largas de donde salen las finas ramillas. Adheridas a estas, sin apenas rabillo, los frutos comienzan a madurar, poniéndose amarillos cada vez más, día a día.
Es la retama un arbusto que nos indica la proximidad de la depresión del Ebro y su influencia climática que se asemeja, por aridez al Norte de África. Encontramos grandes ejemplares en el camino viejo hacia el Pueyo, muy cerca de Barbastro, y también hay añosos individuos próximos a las canteras de El Pueyo.
Por esta exigencia climática es planta austera, que no derrocha esfuerzos innecesarios, y además es capaz de enfrentarse a los vientos secos del cierzo merced a la flexibilidad de sus ramas.
Esta flexibilidad y dureza es la causa de que las ramillas se utilizaran antaño para confeccionar escobas, como eran los grandes escobones que los barrenderos municipales usaban para limpiar las calles de Barbastro.
Retama en flor.
El momento de mayor esplendor de la retama es  la primavera, cuando se despabila del duro invierno y ofrece floridas ramas cubiertas de amarillo. Es entonces cuando es fácil percibir su pertenencia a la familia de las leguminosas debido a la característica forma de las flores.


Ibón de la Sierra

Una mañana de calma, y me propongo ir hasta el ibón de Tramacastilla por ver una verónica que sólo está localizada allí en el Pirineo aragonés (Veronica scutellata). Como no tengo fortuna me acerco (ya que he venido con la bicicleta) hasta el ibón de la Sierra. Lugares solitarios, bucólicos y pastoriles donde, si se busca, se puede encontrar una auténtica paz.

Ibón de Tramacastilla, aunque represado, tiene su encanto





















Ibón de Tramacastilla con la sierra de la Partacua en su espejo.

Ibón de la Sierra. He dejado la bicicleta al final de la pista. En un breve trayecto, subiendo por redondeadas lomas se llega a este rinconcito del cielo.






















Este ibón, como tantos otros del Valle de Tena, está poblado por la acuática Sparganium angustifolium

Un humedal entre pastos permite el crecimiento de Typha latifolia
Esta ramnácea, Rhamnus pumila se adapta a la roca sobre la que crece. Me recuerda a los perales que crecen en las fachadas de las casas  en Hallstat.
En los prados húmedos junto al ibón de Tramacastilla , encontramos Sanguisorba officinalis
Una araña ha elegido esta orquídea, Dactylorhiza maculata, como escenario de caza.






Camino de El Pueyo. Arundo donax. "caña"

Estoy casi seguro que para cualquier persona de mi generación las cañas ocupan un lugar importante en los recuerdos de verano de la infancia. Formaban parte de los paseos que junto a mis padres y hermanos hacíamos a la Virgen del Plano. No por la desolada carretera actual, sino por el camino que desde el puente de Santa Fé (el puente de Hierro) y siguiendo la acequia, a la sombra de los sauqueros, iba a encontrarse con una fuente de agua fresca, para luego pasar el Vero por el puente colgante. Llegar hasta allí era ya un auténtico deleite que ya justificaba el paseo aunque quedase poco tiempo para disfrutar de los columpios de la ermita. Cortábamos el último penacho de las cañas y nos servía tanto de abanico a lo Crusoe , como de espanta moscas, amén de objeto con el que incordiar a los hermanos. No era bien visto por mis padres que lleváramos cañas en las manos, y siempre llegaba la misma recomendación: "mira que los cortes de caña duelen mucho y tardan en cicatrizar", y era verdad, porque rara vez no terminábamos con algún pequeño corte que corroboraba la advertencia. A la vuelta, fingíamos el ruido de los mosquitos o interpretábamos alguna melodía de la radio provistos con una trompetilla que hacíamos con el cogollo de la última hoja. Arrancado éste limpiamente, quedaba una pajilla tierna y enroscada por la que soplábamos compitiendo por obtener el mejor sonido.
Aunque la caña está totalmente unida a nuestro paisaje , es conveniente recordar que no es planta propiamente ibérica, puesto que fue importada de Asia desde muy antiguo. Algo distinta es otra caña que se da en el valle del Ebro y llega hasta el bajo Cinca, ésta sí podría considerarse autóctona. Sin duda, la utilidad de la caña en los trabajos agrícolas y en la construcción fueron decisivos para la difusión de esta gramínea. Para asegurar una mayor durabilidad de la caña la tradición popular aconseja  la recolección de las cañas verdes en las "minguas" de enero o febrero, cuando la savia está quieta y el efecto del cuarto menguante de la luna es apropiado para toda tala y poda. Los cañizos que se emplean para sombrear cultivos de huerta, o que se empleaban para armar techos y cubiertas de las casas se hacen empleando trenzado de cañas. Para la obtención de las cintas de caña, se utiliza un cilindro de madera con tres o cuatro ranuras que hacen facilísima la operación de partir las cañas longitudinalmente.

Garmo Negro

Como Marisol y yo somos de paso corto y contemplar largo, hemos decidido que en lugar de subir al Garmo Negro de una tirada, vamos a hacer noche allí donde nos plazca. Excelente ocasión para disfrutar de un tres mil en tranquilidad (hay fiebre de tresmiles, y parece que todos andan bastante solicitados) y saborear al máximo las perspectivas que este fácil pico nos brinda sobre el Valle de Tena.

Desde la Mallata Alta,  repisa secular para el uso del ganado, el horizonte ya se abre lo suficiente como para ver los crestones glaciares formados sobre los granitos de Panticosa. Pico Xuans, Dientes de Batans, Labaza, el circo colgado  de Brazato con Bazias en su fondo izquierdo y la cresta que continúa hasta los picos de Brazato y Sarrato, y al fondo la sierra Tendenera. En la repisa de la derecha, los ibones de Ordicuso. Más tarde tendremos ocasión de verlos desde mayor altura.















Mirando hacia arriba, nos encontramos con el barranco que baja de Garmo Negro, éste aparece romo junto al falso collado que lo separa de Argualas. Varias posibiliades para subir. Elegimos la que sigue las terrazas herbosas, por el barranco ancho. Nos sugiere que podamos ver algo más de flora que por medio del caos de piedras, también desechamos subir por el barranco que nos llevaría en dirección al cuello de Pondiellos, quizá para la vuelta.





















Hemos dejado el peso extra en un pequeñísimo rellano que hemos encontrado con hierba a unos 2.750 mts, antes de entrar en el pequeño circo que forman Garmo Negro, Algas y Argualas, vamos muy bien de tiempo y valoramos la posibilidad de subir hoy mismo al Garmo Negro, y dejar algo para mañana. La poca nieve que queda se puede sortear. Afrontamos el Garmo Negro por la pedrera que va directa, pero vemos el terreno muy dañado así que nos vamos a la cresta.  A la derecha la cima del Garmo Negro, de fondo el valle de Pondiellos, del que se ve el trozo de uno de los lagos. Al fondo la silueta del Midi, medio oculta por las crestas de Soques. La cosa se pone muy interesante.




























El glaciar rocoso de Algas se extiende allá abajo, en él se aprecian claramente la barrera morrénica terminal y las laterales, debajo de las rocas móviles una pequeña cinta de hielo que sobresale por los extremos. Un bloque errático ha ido avanzando y se encuentra ya casi al final del trayecto.













Esta panorámica revela la belleza de estas crestas. En primer término, a la derecha las formaciones glaciares del Balaitus o pico Moros. Delante de él, comenzando por la derecha, el pico de Tebarray que inaugura la arista de Pondiellos, hasta el pico de la Forqueta que se une al pico Musales por la cresta de Sanchacollons. Han debido derruir los restos de la pilona de hormigón, antiestético resto de las obras de construcción de la presa de Respomuso y que afeaba el collado de Musales.
A la izquierda la masa calcárea blanca de Peña Foratata parece una insignificancia, y se aprecia la unión de uno de sus contrafuertes, el pico Ministirio que se une perpendicularmente con la cresta de Soques y L'Ourade, muga con Francia. Bancos de niebla se han formado en el país vecino.











Sin duda, la estrella de esta ascensión es la perspectiva sobre los Picos del Infierno. Sobran palabras, y son necesarios intensos minutos de contemplación.
Los ibones de Pondiellos suavizan, si cabe, un paraje tan agreste.
Cuesta apartar la mirada del Pico de Los Infiernos, pero disponemos de tiempo para mirar en todas direcciones. Hacia el oeste, el batolito de Panticosa se despliega en su totalidad. Numerosos son los ibones que podemos divisar, 23 en total en los 360º. Al fondo aparecen otros señores de los 3.000 como el Vignemale o Comachibosa, y más lejos todavía el macizo de Monte Perdido, en su vertiente Norte.
















El detalle de la sierra Tendenera es especialmente atractivo.

















En dirección oeste tenemos los dos acompañantes de Garmo Negro, también de cota superior a los 3.000, Argualas a la izquierda que se adelanta como una torre albarrana  y Algás a la derecha, cerrando el circo.























Damos por concluida la jornada, tranquilamente bajamos hasta el punto donde pensamos pasar la noche. A la mañana siguiente nos proponemos subir al  Argualas. La cresta no está para muchas bromas, pero nos depara esta hermosa panorámica del Garmo Negro y Algas,con la que nos sentimos plenamente satisfechos y dispuestos a emprender la bajada



















Estas son algunas de las plantas que nos hemos encontrado durante el recorrido:

Epipactis atrorubens, una orquídea que crece en el entorno del balneario.


En la alternancias entre el pino y los claros del bosque, vistosos grupos de clavelillos (Dianthus deltoides)

En la mallata Baja una lustrosa mata de vincetóxico (Vincetoxicum hirundinaria subsp. intermedia)
A la altura de la mallata alta, (2200mts) forma cojinetes esta cistácea que carece de pétalos, Scleranthus perennis.










El suelo está dominado por la presencia del granito, en sus fisuras aparece esta crasulácea, Sedum atratum, creo que con la floración ya pasada.













En lugares menos extremos, donde se ha formado ya suelo fértil ,una violeta amarilla, Viola biflora.



También por estas cotas aparecen aquí y allá pequeños racimos azules de dos nomeolvides, Myosotis alpestris, acompañada de una armeria, ya teniendo a la vista la proximidad del falso collado de Algás, y a la vista de la cara este del Garmo Negro.

Parecida a la anterior, pero formando  grupos de flores más bajos,flores más pálidas y hojas más cortas, Myosotis alpina.

Han quedado atrás los granitos, una cobertura en la que se alternan calizas y pizarras que han sufrido la presencia cercana de los granitos aparecen fuertemente plegadas, ocultando el zócalo granítico. En este sustrato que perdura pese a la intensa actividad erosiva, de aristas cortantes y agudas, encontramos otras plantas que ya superan los 2.800 metros y se aventuran en los 3.000.

Arenaria moehringioides


Saxifraga pubescens subsp. iratiniana., en los recovecos de la arista.


Oxytropis neglecta, ocupando las gleras móviles del último repecho hacia la cima de Garmo Negro.



















Algunos datos:
fecha.18 y19 de julio de 2012
Altura punto de partida 1.639mts. Ibón de Baños
Altura Pico Garmo Negro. 3.066