camino de El Pueyo. Juglans regia. "noguero, noguera, nogal"

Es el nogal un árbol estrechamente ligado a la noche de San Juan. Noche mágica, ritos ancestrales, cambio de ciclo estacional, elementos culturales que se diluyen en la modernidad actual y que constituyen parte de nuestra alma colectiva. Es un árbol oriundo del este europeo, incluso de Asia. Cuando los romanos se establecieron en la península ya lo encontraron cultivado aquí. No me cuesta  imaginar que fue un árbol que pudo venir  con las migraciones indoeuropeas, aquellas que luego llamaríamos celtas,   un milenio antes de nuestra era. En parte así se justificaría el fuerte carácter ritual de este árbol, no en vano fueron los celtas adoradores de los árboles a los que atribuyen poderes e influencia en las personas, sin embargo el nogal está fuera de la rueda de su calendario. 
En nuestras tierras, como a otros árboles de fruto, se le pone nombre tanto en masculino como en femenino, así encontramos que igual se le llama noguero que noguera. 
Las flores masculinas del nogal forman largos amentos colgantes, con los estambres libres esperando la ráfaga del viento para dispersar el polen. Surgen tempranamente, al mismo tiempo que brotan las hojas, de ramillas leñosas del año anterior. 
Las flores femeninas son  modestas, tienen la forma de una pequeña nuececilla en cuyo término sobresalen los dos estigmas con diminutas protuberancias. Estas flores salen de brotes nuevos no leñosos.
Una vez fertilizado este ovario surgirá un único fruto, con una envoltura carnosa poco gruesa y un cuesco que va endureciendo a medida que madura y que envuelve la semilla.
Es para San Juan que los frutos están formados pero no maduros. Y con San Juan comienzan los ritos que unen el árbol y la tradición. Se invoca esta fecha para determinar que  el fruto se cucará si para entonces  tronara, aunque caben medidas mágicas para evitar el cuco como atar al tronco manojos de cebada. Es también con la noche de San Juan cuando es recomendado coger las tiernas nueces destinadas a la elaboración del vino de nuez. El número elegido es el nueve, el más utilizado en los ritos medicinales, y que  en simbología se refiere a la tríada corporal, espiritual e intelectual. Por tanto se estima como un vino espiritoso con virtudes sanadoras en los tres planos del ser humano. Para su realización hay múltiples recetas, pero todas ellas llevan a la maceración durante una cuarentena de la nueces troceadas en vino y luego endulzadas con orujo, o cazalla, o anís, y azúcar, a razón de 1/4 del total del vino, prolongando la maceración tras el colado de los restos de nuez.
Del nogal siguen muchos usos, aquí me quiero referir a la aplicación de su madera que es muy apreciada para la fabricación de muebles, aunque los carpinteros antiguos saben bien que antes de hacer tablones de nogal hay que mirar si es nogal blanco o negro, pues el valor del primero es nulo. Con la maceración en caliente de la carne verde de la nuez ( la que envuelve el cuesco) dejada secar y una vez triturada, se forma la nogalina, tinte natural para embellecer maderas menos nobles. El tono obtenido dependerá de la cantidad de agua en la disolución y de la pericia del que la aplique pues hace veladuras.
Tenemos algunas nogueras camino de El Pueyo, bien cerca de Barbastro, junto a una granja .Algunas tienen muchos años y se muestran majestuosas con copa amplia y redondeada. Desde un tiempo atrás miro con atención la más vieja de ellas, pues parece que ha perdido salud. A escasos metros de ésta, un ejemplar joven bordea el camino. Espero que prospere, para que se mantenga este vínculo de la modernidad con el pasado.

Ibón de Bucuesa, desde Acumuer

El ibón de Bucuesa está siempre apartado, vengas de donde vengas. Visitarlo por la ruta sur, que procede de Acumuer significa recorrer una larga pista, que sin embargo nos ofrece la posibilidad de reencontrarnos con espacios que conservan las marcas del pastoreo tradicional, sin alteraciones. Sucesivas parideras jalonan los pastos hurtados al bosque. Tras la suavidad de los prados se impone la aspereza de la roca llevada al máximo en los cortados de Semola Alta , los Neveros o Cuchillares. A esta aspereza le acompañó un día frío, ventoso y nublado que nos recuerda que la montaña otorga el permiso de la jornada apacible cuando ella lo cree conveniente.


El valle de Acumuer tiene un trazado rectilíneo norte sur. Va a estrellarse de bruces contra las paredes de la Partacua en su cara meridional. Al comienzo de la pista se pueden contemplar la cima piramidal de Collarada a la izquierda , seguida del Collaradeta y  Somola bajo en primer término con Somola alto detrás. El flanco oriental de estos último es por donde transcurrirá nuestra excursión.
La pista transcurre por zona de flysch. Esta roca sedimentaria, recurso natural para la construcción de casas y tapiales, aparece en algunos puntos fuertemente comprimida, produciendo pliegues inverosímiles.


Es un terreno donde se aprecian huellas de seres vivos primitivos. Testigos de una vida marina que poblaba los fondos oceánicos donde se acumularon los sedimentos que ahora aparecen exhumados.



Una forma serpenteante nos llama la atención por estar flanqueada por unas leves trazas que no sabemos si atribuir a las huellas depositadas en el limo, o al molde de sus miembros propulsores.


La pista termina por confundirse con el prado, estamos en el entorno del Portillo. La barrera de la Partacua se visualiza aquí con toda su fuerza. Hay una similitud en la forma y la estructura con la puerta que , desde Biescas se abre hacia Tena en el congosto de Santa Elena. En efecto, estamos en la misma línea de montaña. Perfiles glaciares parten el frente rocoso de la Partacua y se internan en las amables líneas del Sobrepuerto.  El anticlinal de Somola Bajo aparece abierto y desventrado, sus líneas de construcción se continúan saltando el vacío abierto por el glaciar hasta unirse en el otro lado del valle con la Peña del Rincón.

La barrera montañosa que forma la falda de Semola baja llega al fondo del valle mostrando la disyunción de sus estratos. El riachuelo al escavar estos estratos actúa formando escalones. Si en otros parajes del Pirineo estas gradas tendrían orígenes en fallas, en este caso su formación se debe a la perpendicularidad de los estratos respecto a la línea de erosión.

Sucede que cuando se camina por primera vez por un paraje, aunque se haya recorrido anteriormente en los mapas, se produce en nuestra mente una transformación. Es como si se iluminara un nuevo espacio en nuestro mapa mental, como si los lugares ya conocidos se conectaran con los que se acaban de descubrir, rellenando los huecos y completando la visión que se tiene del conjunto. Es lo que nos sucede con este valle, tan cercano a los parajes de la Partacua que tanto hemos  recorrido  por la vertiente de Tena.



Poco a poco se va haciendo más patente el fin del valle. Entramos en un circo agreste, donde una cinta de roca cierra el paso y uno se siente pequeño ante las colosales  paredes. A la izquierda un pináculo de blanca caliza nos señala el Somola Alto. A la derecha un castillete rocoso de las Peñas del Rincón.

 Una brecha en la vertiente occidental del comienzo del circo ha formado una pedrera que marca la línea de ascenso utilizada por los pastores para subir las ovejas hasta los prados de Bucuesa. Tras superarlo, una estrecha faja recorre la pared horizontalmente, las ovejas en estricta fila de a uno, para llegar al collado que se abre a los pastos superiores ( en la foto en el lado derecho). Nosotros tomaremos otra vía, ésta en el fondo del valle, al pie del collado, subiendo por una evidente y vertical canal.

























Al quedar el fondo del valle encerrado entre las paredes de Somola Alta y Peña del Rincón, se produce un efecto de simetría vertical entre ambos lados del circo.































La canal se estrecha y queda custodiada por un inmenso gendarme.Tan apenas se ve a Marisol junto a este centinela cuando pasa por su lado.





























Tras pasar una pequeña repisa de frescos pastos, donde un refugio humaniza el paisaje, y apenas vislumbrada una balsa que se esconde entre las ondulaciones del terreno, hemos llegado al ibón de Bucuesa. El tiempo está empeorando y sopla un fuerte viento helado. Echamos de menos guantes, y suerte que llevamos provisión de abrigo. Alguna gota comienza a caer y el cielo no augura nada bueno. Con todo, disfrutamos  del paraje, la sobriedad de sus rocas. Desechamos la posibilidad de alargar más el camino y asomarnos al valle de Lena, que más allá se encuentra. Quizá en otra ocasión, podría ser pasando la noche por estas soledades. Todo se verá. Ahora toca respirar hondo, grabar en la mente este rincón. Saborearlo.
La vertiente occidental del Ibón de Bucuesa está flanqueada por Somola Alto, un pequeño circo donde asoman las aristas de Los Cuchillares, y la mole redondeada de Peña Bucuesa.

























Verticales los estratos de Los Cuchillares, a la izquierda Peña Nevera.


























Algunas plantas que hemos encontrado por el camino:

Linum campanulatum, en las proximidades de Acumuer, y por ello en la parte más cálida del valle.
Próximo a él el siguiente lino, que no llega a formar macizos globosos como este hermoso lino amarillo.









Linum viscosum.











La coronilla de porte arbustivo, Coronilla emerus, ocupando zonas más frescas, junto a los avellanos.











También arbustiva, pero más modesta, aunque muy enmarañada, ocupando taludes junto a la pista, Cytisophyllum sessilifolium.










A medida que vamos internándonos más en el valle, la vegetación cambia por la altura y sobre todo por la diferencia de humedad.  Aparece entre coníferas algún acebo (Ilex aquifolium) ahora están en flor.











Estas "acoletas", Silene latifolia,  al ser dioicas presentan pies femeninos, como es en este caso y pies masculinos como se ven en la fotografía siguiente.


Silene latifolia, pie macho.













Silene dioica, con todo el esplendor de sus colores.











Llegados a las zonas de pastos, la presencia de las orquídeas es patente, además de dactylorhizas , aparecen las cimas cilíndricas de esta orquidea, Gymnadenia conopsea.









Ya hemos dejado atrás la servidumbre de la pista, y caminamos ahora por leve trocha, junto a  Valeriana montana.










Aunque no nos podemos deleitar con el amarillo de las flores de Lilium pyrenaicum, al menos podemos acariciar las estrechas hojas y observar la curiosa disposición en espiral alrededor del tallo.









Polygonatum odoratum, muestra las largas y colgantes flores .












Ya que está el día gris, y el sol no deslumbra, me permite captar mejor los delicados tonos azulados y rosáceos de Lactuca perennis
Linaria supina, quizá subespecie pyrenaica.












El singular amarillo de Erysimum ruscinonense, crucífera que coloniza suelos pedregosos y de gravas.










Algunos datos de la ruta:
Fecha 10 de Junio de 2.012
Punto de partida, Pista Valle de Acumuer, en curva antes de entrar en Acumuer.
Altura mínima  1.060 mts.
Altura máxima. 2.131 mts
Ascensión acumulada. 1.086 mts
Distancia recorrida. 22,5 Kms.

Track de la ruta:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=8232702

Camino de El Pueyo. Iris foetidissima. "lirio hediondo"

Frutos y semillas de Iris foetidissima
Un par de meses atrás, mirando las plantas que hay en el entorno de Granja Aventura ( donde quieren hacer un pequeño  itinerario botánico de especies autóctonas) me encontré unas hojas de lirio. Había muchas bajo la sombra de unas carrascas. Las hojas eran más finas y endebles que las de los lirios habituales, pero lo que me llamó la atención  fueron las vainas con las semillas todavía en su interior, eran los frutos de la temporada pasada. 
La memoria debe albergar pliegues recónditos, donde quedan agazapados recuerdos a la espera de ser activados, porque inmediatamente recordé que había visto esas vainas hace muchos años. 
Iris foetidissima
Cuando yo tenía unos 17 o 18 años, Marisol, que ahora es mi esposa, recolectaba  plantas para hacer algún trabajo de biología. Ella es la responsable de mi afición a la botánica, y con ella comenzamos a identificar lo que podíamos. En alguno de los botánicos paseos dominicales exploramos el barranco que precede a la ermita de la Virgen del Plano, junto a la pista de acceso. Allí había unas vainas onduladas, que albergaban semillas esféricas de intenso color coral. Por algún motivo eso quedó olvidado, pues no recuerdo haber vuelto por allí los años posteriores, y en los pliegos de herbario que todavía conservo no hay referencias de este lirio. Tenían que ser las mismas plantas que ahora veía en Granja Aventura. He vuelto al barranco de la Virgen del Plano, y allí estaban estos lirios, esta vez en flor.
Iris foetidissima es menos llamativa que el resto de sus congéneres. De flores estrechas, las piezas inferiores son  azul pálido, y las   superiores  son parduscas. Carece de barbas en la garganta de la corola. También se distancia de los otros lirios azules de nuestra zona cuando busca lugares más frescos y húmedos. Es seguro que además de los dos lugares señalados ocupe algunos otros lugares frescos de nuestra zona.
Debe haber desarrollado un mecanismo químico de defensa contra los herbívoros, por lo que al ser frotadas las hojas, éstas huelen de forma apestosa, peculiaridad que sirvió para dedicarle el específico de su nombre.
Iris foetidissima
A pesar de esta desagradable propiedad, no es planta que haya carecido de uso. Pio Font Quer recoge su utilización como purgante y diurética, utilizando el zumo del rizoma o bien su cocimiento. Por lo gracioso y sustancioso me permito repetir aquí una cita sobre este lirio que el mismo autor  transcribe del famoso Laguna: "Por la xíride no puedo entender otra cosa sino aquella planta vulgar que se llama comunmente espátula fétida (...)Cuanto a lo que dice Leonardo Fuchsio, que la espátula fétida tiene la raíz blanca, gruesa, cabelluda y redonda, y que por este aspecto no puede ser la Xíride, cuyas raíces son luengas y rojas, no tengo que responder otra cosa sino que ansí como los hombres, en España y en Italia y en otras muchas partes del mundo son enjutos y delicados, y en su Alemania gordos, redondos, gruesos y cebolludos, aunque los unos y los otros se llaman hombres, de la mesma suerte no se debe maravillar si la espátula fétida, la cual es la legítima xiride, en Alemania produce sus raíces gruesas y muy redondas" ...y esto era allá por el siglo XVI.
Yo ahora espero que este lirio madure, vuelva a producir sus frutos escarlata, y entonces iré allí donde crece y la visitaré por ver si surge algún otro recuerdo de los pliegues de mi memoria.