Camino de El Pueyo.Ficus carica. "Higuera"


Si hubiera que designar al frutal genuinamente mediterráneo, yo votaría por la higuera. Árbol friolero que ya alimentó a íberos, latinos y griegos, siendo con el cereal y el vino pilar básico de la nutrición de aquellos tiempos. En el entorno de El Pueyo no faltan las higueras. Yo le tengo especial cariño a una que crece solitaria en medio de una gravera, desafiando el calor del verano y las heladas nieblas del invierno. Crece con las ramas verticales y horizontales, formando una copa globosa, rodeada de tremoncillos y jarillas. Me he acercado estos días a verla, por si tenía algún higo. Ahora es la época de su segunda floración. En primavera produce unos higos más gordos y oscuros, ahora en el final del verano los higos son mas finos, pequeños y claros. Mi interés, no obstante, era fotografiar las flores de la higuera, y de paso , lo confieso, comer algún higo maduro.
La pobre , con este verano,está un poco lánguida, pero algún higo hay. Y si hay higos hay flores. ¿Dónde están las flores?  En el interior del higo.
La ecología de la higuera me fascina. Sus flores cubiertas por una envoltura carnosa. No ven la luz. Nacen encerradas dentro de lo que llamamos el higo. Pero lo más sorprendente no es esto. No se autopolinizan, por lo que requieren de la ayuda externa. Ésta la hace la avispa de la higuera. Una pequeña avispa que cumple un rito extraordinariamente complejo: La avispa hembra entra por el pequeño orificio que tienen los higos y deposita huevos en las flores femeninas. De los huevos salen avispas macho que, dentro del higo fecundan a las hembras. Hecho esto agujerean las paredes del higo y mueren. Las avispas hembras fecundadas salen del higo y van en busca de un higo donde depositar los huevos, entre tanto las flores masculinas del higo han madurado y cubren de polen a las avispas hembras, de manera que cuando éstas entren en otro higo para dejar los huevos, también fertilizarán las flores femeninas. Magnífico ejemplo de simbiosis en el que dos especies colaboran para cerrar su círculo reproductivo. Entre tanto yo miro la higuera, veo un higo de piel tersa, lisa, intacta. ¡Qué rico está!


camino de El Pueyo: Gypsophila struthium. "Badallera"


El resumen de la película podría ser el siguiente: Un viejo mar queda encerrado entre vetustas montañas. Al tiempo que estas siguen degradándose, el mar acumula grandes espesores de finos sedimentos y sales. La colmatación y un clima tórrido convierten el mar en un inmenso lago salado, por sus orillas dejan huellas animales ahora extinguidos. Este lago se abre paso entre las rocas que lo separan de lo que luego sería el Mediterráneo, vaciándose. De lago a suelos pantanosos donde las sales se desecan y cristalizan.Nuevas montañas se han ido formando, éstas jóvenes y de gran altura aportan nuevos sedimentos que caen sobre los antiguos. Las últimas contracciones de la Tierra, al tiempo que terminan de parir los Pirineos, pliegan esas sales ya completamente cristalizadas. Suelos pobres, salinos, con grandes espesores de cristal de yeso. Los yesos de Barbastro, estructura geológica "de libro" serán el lugar preferido para la badallera, resistente como pocas a la duras condiciones de vida que impone un clima seco, tórrido, salino como son los chesos que rodean El Pueyo. En la historia reciente de Barbastro, bloques de este yeso transparente se utilizaron como elemento decorativo en los muros del Hospital de San Julian. Por fortuna el hospital no cayó a manos de la piqueta, salvado por la insistencia de los vecinos de Barbastro y contra el criterio de algunos de nuestros ignorantes y desalmados gobernantes (¿cuánto patrimonio hemos perdido con su aquiescencia?) y por ello podemos ver estas piedras autóctonas a nada que paremos cuenta en ello.

Integrante de la familia de las Cariofiláceas, Gypsophila struthium subsp. hispanica es un endemismo ibérico que encontramos en los lugares donde predomina el yeso. Pequeña en sus flores, es grande en el porte de la planta, que se extiende en matas en los lugares más pobres. Su floración es larga, y se extiende desde junio hasta bien entrado el otoño.
En la elección de su nombre, se refirió a su predilección por el yeso=del griego gypsos.
En la nomenclatura del somontano es la badallera, y también jabonera, pues las cenizas de raíces y tallos se empleaban para la colada. José Vicente Ferrández en su libro ya citado aquí varias veces nombra el comercio que había en Barbastro con sus raíces para la confección de jabón. Otro uso, menos elegante, era para la pesca furtiva para lo cual se machacaban las raíces y se echaban en una badina. Los peces quedaban atontados y el pescador los cogía a mano.

Circo de Piedrafita.Ibón Llena Cantal y Pico Musales

Ya fue hace algo más de un mes que hicimos esta ruta, pero como he estado de viaje este tiempo no he tenido tiempo ni de hacer las panorámicas. Tengo un montón de fotos sin revisar y alguna excursión todavía más en el cajón a la espera de que les de un vistazo. No me agobio y poco a poco iré poniendo lo que pueda para que quien quiera disfrute de las panorámicas. Las plantas fotografiadas no las pongo de momento...



Mi hijo Diego tenía especial interés en salir un par de días con la tienda y hacer una pequeña ruta circular, y más ilusión tenía en que nos acompañase Marina Sazatornil, así que preparamos algo que pudiera dejar gratos recuerdos. Como otras tantas veces Marisol y Aurora se sumaron a la fiesta.


El camino hasta el circo de Piedrafita ya tiene en sí especial interés. Los bucólicos pradosde Las Tornalizas, el encajonamiento del Paso del Oso y la amplia pleta del Llano Cheto tienen encanto como para que justifiquen por sí solos la visita. Superadas estas etapas y tras pasar la mole de hormigón de la presa de Respomuso lo que queda a la vista es el amplio circo de Piedrafita. El refugio de Respomuso se anuncia con su tejado rojizo.  En el centro, destacando su silueta de pirámide perfecta, el pico Llena Cantal (2.930mts) sirve de mojón  para indicarnos el valle por el que queremos continuar. A la derecha la divisoria de Pondiellos

























Hemos dejado atrás el refugio. Vamos rodeando el embalse por su orilla norte. Es ocasión para observar el itinerario que hemos elegido para hoy y mañana. En primer lugar el valle de Llena Cantal, a la izquierda, con los picos de Llena Cantal , Pico de Piedrafita (empequeñecido atrás, por la distancia) y Pico Pondiellos. A sus pies tiene un pequeño ibón que es el destino de nuestra primera etapa. Contorneando el embalse, la divisorias de La Forqueta y Musales. El pico Musales (2.653mts) , el segundo comenzando por la derecha de la fotografía, es el objetivo para mañana. La vuelta al embalse de la Sarra la haremos por la otra vertiente de la montaña, pasando por Ibonciecho.



















Queda atrás el embalse de Respomuso. Al cambiar de vertiente cambian las perspectivas que se abren ahora sobre el Balaitus y sus aledaños.  La mallata de Llena Cantal muestra su perfil de pequeño valle glaciar subsidiario.
El ibón de Llena Cantal , último remanso verde antes del dominio de roca. Con la cercanía las montañas cambian de forma. De derecha a izquierda: Pondiellos, collado de Piedrafita, Marmoleras, Piedrafita, Llena Cantal y su pequeño acompañante Pico de Campo Plano. En un principio pensábamos pasar la noche aquí, pero se está poniendo mucho frío, el tiempo está de cambio, y aquí el sol va a durar muy poco. Decidimos bajar un poco  y ponernos a cubierto en lugar más resguardado.

El segundo día amanece frío y con nubes. No han asomado las orejas todavía las marmotas y avanzamos rápidamente rodeando el embalse de Respomuso.
Aurora señala el collado por el que subiremos al Pico Musales. Al principio hemos tenido un poco de incertidumbre porque en el collado había antes una pilona de hormigón, restos abandonados del teleférico de carga utilizado cuando construyeron la presa. Es agradable no ver el feo pilón.


Una pequeña trepada en los últimos metros del collado le dan un toque de emoción. Unos guantes nos hubieran ido bien para contrarrestar el cortante viento norte que sopla.






Una breve parada en la cresta, para abrigarse un poco más.
Los cinco en el Pico Musales, experimentando el placer de subir a una montaña.
Aunque es un pico modesto en altura (2.653 mts.) las panorámicas que ofrece son muy interesantes, con dos vertientes , Norte y Sur, bien diferenciadas morfológicamente.
La perspectiva Norte se abre hacia el pirineo axial. Grandes cumbres dominadas por el Balaitus. En la esquina izquierda el Pico Arriel, a continuación el macizo del Balaitus, con el Frondellas mostrando su pared sur.Detrás el Pico Balaitus y la aserrada cresta que se extiende hasta el pico Cristales. De telón de fondo el pico Cambales y Gran Facha.
Nota: esta panorámica no es de este año, pues el tiempo estaba tan revuelto que las fotos desmerecían. La hice hace dos años a principios de  Julio desde el mismo pico Musales.

















Hacia el sur, la vista se extiende por el valle de Tena. Sallent de Gállego apiñado allá abajo junto al embalse de Lanuza, flanqueado por la Peña Foratata que muestra el blanco de sus calizas devónicas extendiendose hasta el pico Ministirio. Manchas oscuras muestran la extensión de los bosques de hayas en torno al pico Pacino y a la Punta Tosquera. De fondo, la sierra de la Partacua .

El recorrido lo cerramos bajando hacia Ibonciecho, un pequeño lago contenido por un umbral rocoso, balcón natural hacia Sallent. De aquí a La Sarra es ya un trámite de larga bajada.