Camino de El Pueyo. Rubia peregrina. " Mermasangre, raspagüello, hierba pegalosa"

Con las lluvias de septiembre, los campos entran en sazón y comienza a descontarse los días para la recogida de la oliva. Junto al tronco del olivo crece una hierba áspera, enreligada, de curvos ganchos en tallos y hojas, que agarran la manta de la recogida y dificultan la tarea si no se mantienen los troncos de los olivos limpios de maleza. Prospera también bajo las carrascas y quejigos, proliferando cuando se encuentra en umbrías no demasiado frías. Rubia peregrina es una mata enredadera que se extiende rastrera y se agarra como puede para cubrir, en ocasiones, las espuendas hasta hacerlas impracticables. Las hojas se disponen en verticilos, son ovaladas y duras, armadas en el margen con finos ganchitos que le permiten agarrarse a todo lo que por allí pase. Los tallos tienen la tendencia a partirse en los entrenudos. La rotura del tallo no es , en absoluto, un contratiempo para la planta. Al contrario, el fragmento roto viajará y permitirá la reproducción vegetativa del individuo. Un clon idéntico que enraizará y permitirá la dispersión de la especie. 
Es ahora, en septiembre, cuando muestra los frutos globosos, que cuando caen dejan un esqueleto de ramillas en trazados quebrados que se enredan entre sí.
El caminante atento ya la pudo ver florecer en los comienzos del verano, y quizá la recolectase para hacer un cocimiento que le ayudase a "rebajar la sangre". 
Rubia peregrina es pariente de otras yerbas "pegalosas" como comúnmente se les llama a muchas especies  de la familia de las Rubiáceas.

Camino de El Pueyo. Cichorium intybus y Chondrilla juncea. "Achicorias, chicoinas, carnigüelo"

El verano marca la máxima actividad en las huertas. El riguroso clima y los mimos que requieren las hortalizas exigen tan cuidada atención. Por estas fechas, y hasta bien comenzado el otoño, crecen en las tierras incultas dos plantas que tienen que ver con las refinadas plantas de la huerta. Cichorium intybus es la chicoina o achicoria, pariente cercana de la endibia (Cichorium endivia) y de la escarola.  Las flores azules, de lígulas con cinco puntas aparecen en el extremo de cortos cabos , o están directamente pegadas  a los tallos finamente acanalados. Cuando las condiciones son buenas, la chicoina sobrepasa el metro y medio, presenta un aspecto desgarbado  trazado por múltiples ramas que miran en todas las direcciones.
Ha sido la chicoina una planta útil hasta el punto que se cultivó una variedad para producir con sus raíces tostadas un sucedáneo del café. Quien pasó por la amarga época de la posguerra conocerá también el amargo sabor de la achicoria. Sin embargo, su uso como bebida de cocimiento se remonta mucho tiempo atrás, ya que está acreditado el uso de la achicoria como tónico y estomacal haciendo cocimientos no sólo con las raíces, sino también con hojas y flores previamente desecadas.
Por la semejanza en la distribución de las flores también se llama chicoina o achicoria a Chondrilla juncea, planta más próxima al diente de león (género Taraxacum), y de la que se han utilizado las hojas basales del primer año como ensaladas. Esta chicoina dulce, de sabor no tan amargo hace una roseta de hojas el primer año de vida, cuando crece el vástago floral las hoja se secan y llegan a desaparecer. La planta queda dibujada como una vara  con pocas hojas estrechas de la que parten ramillas en las que se agrupan las flores. En Salas Altas a esta achicoria se le llama "carnigüelo", denominación genérica para las ensaladas silvestres y dientes de león.

Peña Telera por plan de Usabas y Zarrambucho

Peña Telera es una cima a la que le teníamos ganas desde hace tiempo. La hemos contemplado desde Tramacastilla en todas las estaciones y su imponente aspecto ejerce atracción. Aprovechando que en Biescas se puede pedir permiso para circular por la pista que lleva a las proximidades de plan de Usabas, emprendemos la ascensión a Telera por la ruta que nos llevará por el circo de Zarrambucho. Excepcional paisaje rocoso de estas sierras interiores del Pirineo aragonés.  Por otra parte, es un paraje donde se hace montaña en estado muy puro: no hay carteles señalizadores, ni marcas de colores que faciliten el camino, sólo algún hito y ligeros rastros de paso. En definitiva un espacio donde ejercitar las artes de la orientación.
Sirva también este reportaje para felicitar al ayuntamiento de Biescas por una gestión tan razonable de las pistas de su territorio.




En cuanto se llega a plan de Usabas, primer escalón de cierre del valle que se descuelga en la vertiente sur de la Sierra de la Partacua hacia Biescas, uno se encuentra con tres guardianes rocosos que llaman la atención por la blancura de la roca, de izquierda a derecha, Peña Gabacha, Pico Retona y Peña Parda/Covachirizas. Entre ellas se abren pasos que llevan a pequeños circos, el que nosotros buscamos es el más amplio, el que nos internará en el circo de Zarrambucho.

Las laderas orientadas al Este presentan importantes gleras donde crece Campanula speciosa, especializada en estos suelos sueltos. De esta orientación no salen, y aunque subimos por las pedreras de la cara sur , por allí no la encontramos.















Sí encontramos en las fisuras de la caliza, que por aquí forman extensos lapiaces, Potentilla alchimilloides.





Corregimos el rumbo para dirigirnos hacia Zarrambucho. Desde estos altos pastos podemos contemplar la línea divisoria que separa este valle del vecino valle de Aso de Sobremonte. En primer término tenemos la loma roma de O Petruso, a la que siguen las Peñas de Aso, para llegar al fin al pico Burrrambalo, que ya hemos visitado en otras ocasiones.

Adornando las estibas aparece el lirio de puerto, Iris latifolia, el más montaraz de nuestros lirios.


Arrimándose más a las rocas, esta bonita umbelífera, Bupleurum angulosum.

No muy lejos, ocupando un rellano entre el cascajo de las calizas, la jabonera Saponaria caespitosa.
















Habíamos elegido esta ruta por el atractivo de acercarnos a la cueva de As Grallas o de Zarrambucho. Esta colosal abertura ,que en realidad forma un abrigo ciego, está formado en una franja de caliza blanca ,dolomía,que contrasta con las areniscas calizas  que se encuentran sobre y bajo ella.










La forma abovedada de la cueva parece responder al sucesivo desplome por exfoliación.





Peña Parda corona la cueva , en el horizonte las siluetas de las sierras exteriores.



Horminum pyrenaicum, crece en los rellanos herbosos y fondo del valle donde el pasto compite con las gleras que bajan de las paredes.























El valle de Zarrambucho se cierra abruptamente. La experiencia de subir a Telera por esta ruta nos recuerda aquellos tiempos en los que no había  postes, marcas ni señales en el Pirineo, sólo estrechas trochas y algunos escasos mojones que ayudaban a orientarse en los pasos donde el plano no aclaraba por dónde se debía ir. Subir a Telera por este valle es reencontrarse con esa montaña salvaje donde se agudiza la vista, y la intuición nos dicta el camino a seguir.





















Encontrado un paso fácil que supere los escarpes del circo nos dirigimos hacia el collado de Telera, detrás queda tendida pico Retona, vigilante del valle de Zarrambucho.

A 2.500m. cerca de su máximo altitudinal, encontramos Anemone narcissiflora.



























Entre el caos de calizas desprendidas nos llama la atención varios bloques de arenisca con microestratos. El grano milimétrico así como la disposición en capas también milimétricas nos hacen pensar en los restos de una playa fósil o una sedimentación en aguas someras.¿?









A 2.550 Ranunculus alpestris, próximos a las gleras que llevan al collado de Telera.











A medida que vamos ganando altura y salimos de las angosturas del valle comienzan a aparecer nítidamente otras formas. Peña Retona muestra ya toda su fisonomía y detrás las llamativas bandas  blancas de Puerto Rico.





















El cuello de Telera nos regala una magnífica vista de la Sierra de Tendenera, que aparece en escorzo. Abajo Hoz de Jaca sobre el embalse de Búbal, mil trescientos metros de desnivel nos separan de este bonito pueblo.














Este año ha sido generoso con la flor de nieve (Leontopodium alpinum). En el collado hay una numerosa colonia.





Desde el collado tomamos las rutas que son habituales hasta el pico Telera. Nada más tomar algo de altura se dibuja al completo la mole de Peña Parda, la vertiente norte ( a la izquierda) está recorrida por la poco frecuentada, por arriesgada, senda de Covacherizas, y la vertiente sur (a la derecha) la senda alternativa que va a dar al mismo punto que la anterior, el cuello de Covacherizas. Podría ser una buena alternativa para volver una vez hecha la cima, haciendo así una ruta circular,  pero tendrá que ser en otra ocasión, pues el tiempo lo llevamos ajustado.



















Es frecuente encontrar fósiles incrustados en la roca.








En la amplia cresta que nos conduce a la cima de Peña Telera encontramos en flor Erigeron uniflorus, 2.620m.


Ya en los últimos metros , en la cómoda loma que lleva a la cima. Detrás de Marisol Pico Retona y Peña Gabacha, como un pilón rocoso blanco. Este pilón da nacimiento al barranco de L'Estacho que llevaría al valle de Acumuer, que vemos sombreado por el bosque. En la vertiente meridional de este barranco El Petruso, y detrás el Pico de Ras Canals. En el fondo los colores amarillentos de la Val Ancha y la silueta de Peña Oroel.









Una visión más amplia desde el mismo punto hacia el meridión. 







Por fin, desde la cima, la línea de precipicios que constituyen la Sierra de la Partacua en su vertiente norte. El ibón d'as Paules rompe el cromatismo. El valle glaciar Lana Mayor, muestra su perfil asimétrico. 
El  libro de Eduardo Martínez de Pisón, "El valle de Tena, un paisaje modelado por el hielo" espléndido por su contenido y excepcional por su valor plástico, nos enseña cómo esta sierra tiene su origen en el desplazamiento hacia el Sur de la masa de sedimentos jóvenes sobre las rocas antiguas que hicieron de zócalo inclinado, derramándose estos materiales jóvenes formando grandes unidades plegadas y espectaculares cabalgamientos.  El glaciarismo posterior acabó de modelar estas estructuras.

La contundencia de aquellas fuerzas ha quedado reflejada en la personalidad de las crestas de la Sierra de la Partacua.


Hacía mucho tiempo que Marisol quería subir hasta aquí, y ahora no oculta su satisfacción.










En la cima podemos asomarnos desde una repisa al fondo del valle. El ibón de Piedrafita, está allá abajo a nuestros pies, 1160 metros de caída libre. Pequeñas manchas grises hacen los tejados de Piedrafita, Tramacastilla, Sandiniés, Pueyo de Tena, Panticosa y Hoz de Jaca.

datos de la ruta.
fecha de realización 30 de julio 2014
Punto de partida: plan de Usabas. 1600m
Pico Telera: 2764m.
Track del recorrido en wikiloc:   http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=7755396