Arum italicum, matafuego.

Aunque en Barbastro las hogueras ya se encendieron la noche del lunes con motivo de San Ramón, este año coincidiendo con la entrada del verano, en muchos otros lugares el fuego se prende para recibir la madrugada de San Juan. Dominar el fuego, jugar con él, conlleva también manejar sus antídotos. El matafuego es una planta que gusta de lugares sombríos, donde el sol no le toque. Forma unas amplias hojas en forma de alabarda, brillantes, de  color verde sombra, a menudo con los nervios teñidos de blanco o amarillo verdoso. Todas las hojas se abren desde el suelo, y del centro sale un tallo terminado en una vaina foliar  abierta que rodea un mazo donde se agrupan todas las flores.

El matafuego es planta vulneraria especialmente indicada contra las quemaduras, Se aplica fresca sobre la piel quemada, quitando previamente la primera capa de piel que cubre las hojas. Similar resultado se obtiene sobre heridas.También se trataban durezas y callos aplicando la pasta producida al moler la raíz de esta planta que resulta ser un tubérculo. Con todo la planta no debe ser ingerida ya que es tóxica.
Aunque es una planta escasa, podremos encontrar unos cuantos ejemplares en las orillas del río Vero. Debajo del puente de Santa Fe, o recorriendo el sendero que contracorriente remonta el río hasta la ermita de la Virgen del Plano.

Yésero-Barranco del Infierno

Frente a Yésero, en el límite norte del Sobrepuerto, se abre entre las laderas de Bachesango y Punta Punero el barranco del Infierno. Un cómodo camino atraviesa el espeso bosque . Es recorrido sombrío, entre bojes cubiertos de musgo, y que va descubriendo la sucesión arbórea típica de la montaña: pino silvestre, abetal, hayedo.Queríamos llegar hasta la plana de los Fornos, donde antaño elaboraban la pez las gentes de Yésero, pero hemos continuado hasta las praderas alpinas para contemplar las paredes de la Peña Sabocos, ya en la cabaña de Gavín.


El camino nace junto a la carretera, poco antes de tomar el desvío de Yésero. A los pocos metros de camino veremos el pueblo bien encajado en su entorno.




Sólo por unos metros vamos a estar expuestos al sol. Es la ladera sur la que propicia que no falte la vegetación de la montaña soleada: Linum viscosum





















Va a ser una ruta en la que nos encontraremos unas cuantas orquídeas. En primer lugar, y como corresponde a estos espacios más secos y soleados vemos a Ophrys apifera






















Muy cerca de la anterior, todavía a 1.150m de altitud, Ophrys scolopax


























Si las anteriores orquídeas están en terreno algo pedregoso y más orientado al sol, pronto vemos Anacamptis pyramidalis sobre un pasto heliófilo. Seguimos sobre los 1.150m.















Muy cerca Gymnadenia odoratissima, no hace falta decir el delicioso aroma que desprende.























El camino se adentra en la espesura de bojes que anticipan la entrada en un bosque denso, que prácticamente durante todo el camino nos impedirá ver nada a nuestro alrededor.



Pronto vemos dos orquídeas propias de la umbría: Cephalantera longifolia






























Platanthera bifolia
























Todo el trayecto discurre sobre las bandas alternas de calizas areniscas  y margas que conforman el flysch. En un espacio abierto los espacios intercalados de margas están ocupados por una abundante colonia de Allium molly




Junto a estos ajos, también aparecen muchos pies de Althaea hirsuta.























La senda tan apenas ha ganado altura, incluso descendemos un poco para atravesar el torrente. Aunque hemos estado escuchando el agua en todo el camino, hasta ahora no hemos podido ver el lecho, que se muestra magnífico en las losas lavadas.
































Algún pequeño salto, y la gorgas crean rincones paradisíacos.

Será un hermoso recorrido para visitar en otoño, cuando las hayas y abedules hayan cambiado el color.


En el ambiente sombrío de las hayas vemos esta diminuta orquídea: Ophrys insectifera



El magnífico bosque de hayas permite que aparezca Neottia nidus-avis. Carece de hojas y de clorofila y para obtener nutrientes se asocia con un hongo específico.



Seguimos encontrándonos con el agua.





El ambiente es más fresco y húmedo, aquí prosperan Ranunculus platanifolius




















Saxifraga umbrosa, endemismo pirenaico

Veronica ponae

como diría Margerite Yourcenar, "el tiempo, gran escultor"

Torrentes laterales bajan por las gradas del flysch

Ya hemos pasado la plana de los hornos y el valle se abre, dejándonos ver la cima del Mallo de las Peñas

Hemos pasado el refugio forestal de Gavín y ya estamos en  las proximidades de la cabaña pastoril de Gavín. Los pastos de altura , estamos a 1.500m, tienen entre sus residentes a Orchis ustulata


 Y hasta aquí hemos llegado: queríamos ver cielo abierto después de tanto caminar en el bosque. Peña Sabocos a la izquierda  y Mallo las Peñas a la derecha , dejan en medio el circo colgado de la Refoya.
Esta ha sido una primera exploración del terreno. Nos prometemos volver para ganar más altura.




Helianthemum syriacum y Helianthemum squamatum

Sufrir estrés no es una circunstancia privativa de los humanos. Las condiciones que el ambiente natural impone a los seres vivos genera situaciones estresantes. Una de las principales causas de tensión vital en las plantas es la falta de agua. El caminante que visita las Baldorrias puede apreciar las estrategias de supervivencia que las plantas han desarrollado en ese paisaje.
Flor de Helianthemum syriacum. Hojas estrechas y vueltas en el envés.
En estas fechas están en flor dos especialistas de los yesos: Helianthemum syriacum y Helianthemum squamatum. Ambas han desarrollado mecanismos para vivir en este exigente medio. Como la actividad fotosintética significa consumo de agua, estas plantas minimizan el coste formando arbustos perennes de poco porte, además se cubren frente a la radiación solar.


Hoja de Helianthemum squamatum con los pequeños discos de escamas.
H. squamatum es la más excéntrica ya que no forma los habituales pelos blanquecinos, ni revuelve las hojas como hace H. syriacum y otras muchas especies. En  H. squamatum  la transpiración queda atrapada en el diminuto invernadero formado por los discos escamosos dispuestos a modo de sombrillas  que recubren completamente la superficie de las hojas, al tiempo que minimizan la incidencia de la radiación solar.


discos de H. squamatum a través del microscopio


Vivir en los yesos es duro. El yeso se erosiona muy fácilmente por el agua superficial. La cubierta vegetal escasea y queda a la vista un suelo esquelético, mineral, carente de nutrientes. La composición química del yeso tampoco ayuda: El  calcio y azufre que componen el yeso trastorna el metabolismo celular de cualquier planta que no esté adaptada al exceso de estos dos componentes. Cualquiera que camine ahora por los cerros de las Baldorrias enseguida se dará cuenta de otro problema añadido: la aridez del clima. Las plantas anuales han aprovechado ya el corto ciclo de la primavera en estos parajes y ya comienzan a agostarse. Las plantas perennes, como estas dos jarillas tendrán que aguantar durante el tórrido verano y gestionar el estrés hídrico.
Helianthemum squamatum
Recientes investigaciones realizadas en el Instituto Pirenaico de Ecología han desvelado un secreto hasta ahora desconocido: algunas especies adaptadas a los yesos consiguen obtener agua del yeso. Sara Palacio, investigadora, nos lo contó hace pocos días en la ruta botánica hasta El Almerge organizada por el IPE. El yeso es una sal hidratada que tiene moléculas de agua atrapadas en su estructura cristalina. Es agua contenida entre las láminas cristalinas del yeso. Estas plantas exclusivas de los yesos son capaces de superar el verano extrayendo hasta un 90%  del agua de cristalización del yeso, siendo éste un mecanismo sorprendente que supera a la simple absorción del agua contenida en el suelo. Mediante algún procedimiento todavía en investigación extraen el agua de la estructura química de los minerales  constituyendo una forma extraordinariamente eficaz de supervivencia en medios áridos.
Helianthemum squamatum, 
El avance en estos estudios nos permitirá comprender mejor la relación entre algunas plantas y los minerales con los que interactúan y quizá establecer nuevas estrategias de agricultura en medios áridos. La naturaleza de estos descubrimientos también nos debería cambiar la percepción de estos ecosistemas, a primera vista poco atractivos, pero que guardan secretos cuyo alcance puede tener límites insospechados. En las Baldorrias tenemos un paisaje singular, con una naturaleza exclusiva que debemos conocer y valorar.