Ibones de Canal Roya y Las Negras y valle de Canal Roya

 20 de julio de 2023. Sobre el valle Canal Roya planea la sombra de la sobreexplotación en forma de la unión de las pistas de esquí de Astún y Formigal. Un valle pirenaico que milagrosamente permanece ajeno a trazados de pistas e instalaciones artificiales puede quedar trastocado si ese proyecto se lleva a cabo. Queremos recorrerlo para dar testimonio de su belleza actual, así como de su valor geológico, biológico y cultural. Nos acercaremos a uno de sus rincones menos conocidos: sus ibones.

Comenzamos a caminar en el aparcamiento situado junto a la Casa de Anglase, tres kilómetros río arriba de Canfranc Estación. Pronto nos internamos en el bosque. Las delicadas flores de Lapsana communis adornan las cunetas sombreadas por un denso bosque mixto.

En cuanto el bosque desaparece descubrimos las laderas del valle cuyas rocas proclaman el nombre del Valle. Rocas rojas, areniscas del Permotrías, aparecen en las descarnadas canales que descienden desde las alturas.

El valle traza una suave curva para abrirse a los pastos de ganado que de ahora en adelante dominarán el paisaje. Es un valle tradicional de pastoreo. Volviendo la vista atrás vemos las paredes pálidas de la Sierra de Aisa. De ahora en adelante será siempre el telón trasero que nos acompañará en casi todo el recorrido.

 
Junto al camino y los pastos,  rodales de enebro cobijan matas de Clinopodium vulgare, labiada que siendo escasa en el Prepirineo lo es todavía más en pleno Alto Pirineo. Estamos a escasos 1.400 m. de altura, y la exposición es resguardada pero bien soleada.

La excepcional conservación del valle, sin intervenciones que desfiguran su carácter, revelan un perfil que en su inicio parece fluvial, resultado de la intensa actividad geológica que el valle mantiene, pero en realidad, más adelante se revelará  su verdadero carácter glaciar .

 En efecto, internándonos unos metros más en el  valle, y a medida que el sendero toma altura, se descubre la verdadera fisonomía glaciar del valle. Fondo de valle en U, y laderas con incipientes fajas a media altura. Es un valle donde se aprecia una intensa erosión superficial en ladera y  deslizamientos masivos. Es decir, es un valle vivo desde el punto de vista geológico.

 El trazado previsto para las 37 torres y pistas para acceso, mantenimiento y evacuación, alterarían estas laderas del valle, puesto que son las que median entre las pistas de Astún y las de Formigal a lo largo de cuatro kilómetros y medio, es decir, la practica totalidad del valle.  Supondría degradar las laderas de descenso y ascenso al valle, así como el recorrido de las torres por el fondo del valle, y construir las estaciones intermedias. Además atravesaría zonas de gran verticalidad, actividad geológica fuerte  en barrancos vivos y movimientos masivos y zonas de alto riesgo de avalancha lo que implicaría probablemente añadir otros elementos  de prevención para evitar los efectos adversos antes citados.
El valle de Canal Roya va describiendo un amplio arco hasta llegar a las inmediaciones del pico Anayet, guardián emplazado en la cabecera del valle. El Anayet aparece poco a poco a medida que nos acercamos al circo que cierra el valle, lugar denominado La Rinconada.

El valle termina por trazar su curva y cerrarse en La Rnconada. Al fondo a la izquierda vemos el pico Espelunciecha, precedido por una airosa pirámide que en realidad es de menor altura y no tan fiera si viniéramos desde el valle del Gállego. A la derecha del Espelunciecha el collado amplio y horizontal marca el perfil de La Rincondada, sobre el que se alzan los lagos de Anayet.  El fondo del circo presenta una estructura alveolada, propia de un fondo de valle colmatado. En él el agua discurre en meandros y es un sesteadero natural para el ganado.


Para muchos excursionistas el sendero sigue para remontar la Rinconada y acceder a los ibones de Anayet o incluso al pico del mismo nombre. Un aspecto a considerar de la rinconada es que sirve de unión entre los grandes valles del Río Aragón y el del Río Gállego, además de conectar  y extenderse por el valle glaciar de la Partacua. Un punto de contacto que es fundamental para permitir la permeabilidad ecológica en esta gran zona del Pirineo. Conservarlo con el mínimo de afecciones artificiales es clave para garantizar que la función de corredor ecológico se mantenga. Es un argumento más para defender la creación del Parque Natural Anayet - Partacua.


Nosotros pretendemos esta vez encontrar los ibones de Canal Roya y las balsas de Las Negras, lugares menos transitados. Ascendemos por el regato que desciende de uno de estos ibones. Al ganar altura aparecen la Punta de las Negras y el Cuello de Anayet

En el regato abunda Dactylorhiza maculata, orquídea que necesita suelos encharcados cuando desarrolla la floración.

Senecio adonifolius también es frecuente en los herbazales próximos al regato.
 

Las pequeñas islas que dividen el regato están profusamente colonizadas por especies ávidas de agua, Saxífraga stellata  con sólo alguna flor abierta y el resto ya fecundadas, y Epilobium alsinifolium, de flores rosadas

Arnica montana, tan buscada antiguamente por sus virtudes medicinales hasta el punto de llegar a peligrar su presencia, también aprovecha las orillas húmedas y la protección de las rocas.

En la actualidad, los ibones de Canal Roya están colmatados. La continua bajada de materiales por erosión y solifluxión han terminado por cerrar su ciclo vital  para convertirse en un humedal plano que solamente durante el deshielo acumula una fina lámina de agua.  El pico Anayet , su collado y el pico de Las Negras dominan las alturas sobre esta terraza. A la derecha de la imagen un contrafuerte poco elevado separa estos lagos de las balsas de Las Negras, éstas últimas todavía con agua y a las que nos dirigiremos después de explorar y contemplar este lugar.

Las escasas rocas que jalonan este herbazal dominado por las gramíneas entre las que destaca el endemismo pirenaico  Festuca eskia sirven de refugio a un pequeño helecho, Asplenium septentrionale, planta amante de suelos ácidos que presenta frondes alargados y estrechos como pequeñas falcatas divididas en su extremo. Le acompaña Saxifraga intricata.

Cobijadas bajo las areniscas rojas del Permotrías Senecio pyrenaicus subsp. pyrenaicus, una falsa árnica, la subespecie es endemismo pirenaico.

Para acceder a las balsas de Las Negras desde donde nos encontramos caben dos posibilidades,  rodear sin perder altura el contrafuerte que se dirige hacia el valle o subirlo perpendicularmente para alcanzar la divisoria por su parte más baja. La primera opción es ir a media ladera con fuerte pendiente, la segunda es subir unos 100m por donde la intuición diga, para luego bajar a la laguna. Si se toma esta última opción, la vista que nos depara al superar el contrafuerte es esta: la laguna superior de Las Negras ocupando una terraza que mira hacia la sierra de Aisa.

Del lado por donde hemos venido, el pico Anayet y los lagos colmatados a sus pies.  Geológicamente hablando, el pico Anayet es singular por ser un pitón volcánico, resto, junto con el vecino Midi d'Ossau de las calderas volcánicas que se formaron hacia el fin de la era primaria (hace 290 millones de años).  Rocas volcánicas que se erosionan  al tiempo que la cadena herciniana termina por desaparecer. 150 millones de años después, la orogenia alpina volvería a retorcer este paisaje plegando areniscas y calizas y fracturando las duras andesitas del pitón volcánico. Las glaciaciones posteriores terminarán por esculpir las rocas formando el valle glaciar que forma el valle Canal Roya.

Aunque es habitual encontrarla en suelos básicos, aquí Potentilla alchimilloides crece en las fisuras de las rojas areniscas permotriásicas.

Desde el pequeño collado, vemos una parte de la vertiente norte de Canal Roya,  de izquierda a derecha los picos Peña Blanca, Punta dera Nieu y Punta Cubilaret, para llegar al amplio puerto de Canal Roya tras el que se ven los blancos mármoles del pico Moros o Balaitous.


La balsa de Las Negras , a 2.086m de altitud, la sierra de Aisa y el la vertiente norte del valle Canal Roya. El pico La Raca comienza la cuerda de montañas del valle, hasta allí llegan las estructuras de la pista de esquí de Astún.

Descendemos a la balsa superior de Las Negras.

Si no me equivoco ,no estoy muy versado en aves, nos topamos con un andarríos chico (Actitis hypoleucos). No sé si estará migrando o tiene aquí su nidada permanente . A buen seguro se ha subido a las rocas junto al lago para resguardarse de nuestra presencia, pues su hábitat debe ser la orilla del lago, en cualquier caso procuramos no acercarnos ni molestarlo


Un caballito del diablo, odonato del género Coenagrion se ha posado en una brizna de Lúzula spicata. Algunos de estos caballitos del diablo están incluidos en el Catálogo de Especies Amenazadas de Aragón.

Las largas hojas flotantes de Sparganium angustifolium forman una textura geométrica en la que destacan sus blancas cabezuelas de flores donde unos coleópteros están merendando.

Estas hojas de Sparganium forman un tapiz flotante con un equilibrado juego de curvas que ocupa las zonas menos profundas del lago. Es un buen lugar que sirve de cobijo a otros seres vivos.

En las puras aguas del lago, un tritón palmeado (Lissotriton helveticus), algo más pequeño que el tritón pirenaico. Las patas traseras están palmeadas, los flancos del tórax están punteados de negro. Como es un macho y está en época de reproducción, tiene al final de la cola un filamento.


Al ir rodeando el lago descubrimos diferentes perspectivas. En esta ocasión aparecen de fondo algunas cimas que limitan el valle Canal Roya, entre ellas la Punta Malacara y el pico de Canal Roya


Emprendemos el descenso. No seguimos la ruta por la que hemos venido sino que tomamos las laderas que van descendiendo hacia el fondo del valle, buscando encontrar el sendero que recorre el fondo del valle. Vemos una buena parte de este magnífico valle sin heridas, con las laderas, bosques y pastizales intactos. Tal y como fueron configurados a través de los milenios por la naturaleza, y en los últimos siglos, transformados por la labor lenta del hombre de montaña, creador de paisajes sostenibles y respetuosos. Así lo queremos, así esperamos encontrarlo en los años venideros. Que los que vengan detrás puedan aprender de biología, geología y paisaje en  este espacio de  pura esencia de  montaña pirenaica. Apoyemos la creación del Parque Natural Anayet-Partacua. Opongámonos a  agresivos proyectos como el de la unión de estaciones Astún-Formigal. 

 



Y llegarán las primaveras

 Salgo a caminar siguiendo a contracorriente el río Aguas Limpias. Entro en la región donde el tiempo, lejos de detenerse, se multiplica por la presencia de múltiples ritmos que este lugar, como cualquier otro  del Pirineo, alberga. El río fluye con sus contracantos, voces claras y voces graves que susurran diferentes melodías. Pero no son éstos los ritmos que voy buscando. La nieve todavía  cubre las laderas y en el camino crujen los cristales de hielo. Me acerco a la Selva de la Laña, donde las hayas desnudas cubren la ladera. Allí entre la nieve busco la primera primavera. No tardo en encontrarla reflejada en los blancos pétalos de la “perforanieves”. Con esta delicada flor inicio cada año el ritual de las múltiples estaciones.  Aunque las retahílas escolares pregonan que son cuatro las estaciones, cualquiera que haya vivido el paso del tiempo sabe que hay muchas primaveras, varios veranos, algunos otoños y un invierno. Con la “perforanieves “ se despereza la primavera en los hayedos. 


Más tarde, la hepática (Hepatica nobilis) avisará que la primavera de quejigares y pinedas sale de las sombras.


 Los narcisos (Narcissus pseudonarcissus) revelarán que la primavera corretea por  el valle cuando  las grullas ya han completado su viaje de retorno. 


Queda la primavera que vive allá arriba, en los pastos de altura, y que todavía dormita. Su despertar será proclamado con las trompetas de la soldanela  (Soldanella alpina).



Estoy junto a la perforanieves. Derrito entre mis dedos los granos de hielo que la rodean. El hielo me habla de otros ritmos. Miro alrededor y contemplo las laderas que ascienden hasta los garmos. El hielo, en su parsimonia, modeló estas montañas en lentas lametadas. Las laderas pulidas por desaparecidos glaciares me hablan de los ciclos pasados y futuros. El ritmo de los hielos tampoco se deja atar por las exactas medidas de años o milenios. El hielo todavía sigue triturando las montañas a golpe de quiebro. Quién no se ha sobrecogido al oír el crujido de las rocas  partidas por el hielo en el helado silencio de la madrugada.  Es un continuo trabajo que está anclado en el ahora. 

Paso junto a grandes losas redondeadas donde las uñas del hielo han dejado surcos grabados en la dureza del granito. Cada cristal encerrado en estas moles me transporta a las edades de la tierra, a cordilleras desaparecidas, a mares perdidos en la oscuridad del tiempo. El pulso de la Tierra lo percibo en cada tonalidad pétrea. Su respiración, en los ondulantes pliegues que modelan cada una de las montañas. Es un aliento que hace ridículo el compás que marcan mis pasos.

En la naturaleza el tiempo se manifiesta en ritmos múltiples y variados, alejados del monótono uniforme  racional  del tiempo humano.


Nota: perforanieves es una planta llamada por los botánicos  Galanthus nivalis. Crece en contados lugares del Pirineo y se despierta del letargo invernal cuando la capa de nieve que la cubre es lo suficientemente delgada como para que los rayos solares la atraviesen y activen su ciclo vital.

A vueltas otra vez con Canal Roya

 

Parece mentira, pero la historia continúa. En 2011 ya protestaba en este blog por el proyecto de unir las estaciones de esquí de Astún y Formigal mediante un telecabina de casi 9km. que atravesaría, y destruiría, el valle conocido como Canal Roya. De nuevo se cierne la amenaza sobre este espacio del Pirineo que debiera estar ya protegido si se hubiera avanzado en la figura de protección prevista desde hace años para Canal Roya y la Partacua. 

Seguro que ya estás al corriente, pero por si acaso y mejor que leer lo que yo pueda escribir, te invito a que leas los  alegatos en contra de este proyecto que han escrito Eduardo Martínez de Pisón y Kilian Jornet. También te pido que  accedas a la recogida de firmas que ha creado PDMA Aragón (Plataforma en defensa de las Montañas) para protestar en contra de este proyecto.