Mondicieto

 12 de octubre de 2.020. Necesitamos salir y saborear los rayos de sol del otoño. También queremos un lugar tranquilo, poco visitado, en el que olvidarnos aunque sea por unas pocas horas de las esclavitudes que obliga la pandemia, por lo que ni nos planteamos recorrer alguno de los bosques tan solicitados cuando los árboles se inflaman de colores. Hemos pasado el túnel de Cotefablo y el aparcamiento que sirve de base para subir al Pelopín está abarrotado. Menos mal que hemos pensado en una montaña menos conocida, el Mondicieto o el Libro, como también lo llaman. Paramos en un pequeño ensanche junto a la carretera a un par de kilómetros de Linás de Broto. No hay nadie. Perfecto.


Hemos parado unos instantes en Linás de Broto, junto a su parroquial, porque desde aquí ya podemos ver, aunque parcialmente oculta, la cima del Mondicieto, a la derecha sobre la torre campanario. Ha nevado un poco esta noche, y avisan los partes del tiempo de un frío intenso para la montaña. 


El barranco del Sorrosal nos encamina la mirada hacia la Peña de Otal.

El emplazamiento de Linás, aprovechando los glacis que cubren el fondo del valle, muestran la sabiduría comunitaria.
































A un kilómetro de Linás de Broto hemos dejado aparcado el coche y tomado un claro sendero que inmediatamente se adentra en un tupido bosque de hermosos quejigos.

Es camino para subir el ganado a la estiva, losetas dispuestas  en el suelo trazando lazadas que nos susurran al oído los pasos de la soltada, cuando  sube el ganado a los pastos de altura para pasar el verano. 

El aprovechamiento integral del suelo, los pequeños cerrados  que con sabios muros en piedra seca y magistral factura mantienen bancales que perviven en el tiempo.
La trasmocha, podas selectivas y recurrentes sin matar el árbol que  se hacían para el carboneo o llenar la leñera,  crea estos troncos con muñones.
Sobre la copa de los últimos quejigos vemos el valle de Broto y los campos de Sarvisé, bajo la sierra de La Corona

La transición a la zona de pastos la cubre una cinta de bojes. Al otro lado del valle se alza el Pelopín. Fuertes surcos sobre el malpaís de sus margas descienden hasta el barranco Faceras
En torno a los 1.700 metros ya es el dominio del pasto. Durante la subida por el caxicar hemos pensado en las sorpresas que puede deparar este camino en primavera. Al llegar a los pastos ya tenemos decidido volver con la estación florida convencidos de que valdrá la pena. A partir de ahora el camino se ha convertido en una discreta senda que sube rectilínea  y decididamente por la cuerda de la montaña.

Ahora disponemos de un ángulo de visión que nos permite ver la cima del Mondicieto, y tras él gran parte de la sierra de Tendeñera.



















Sólo algunas matas de enebro rompen el tapiz de los pastos. El sol ha ido derritiendo la nieve en esta cara sur. Allá abajo queda Linás de Broto.

Con el otoño, las lígulas de las carlinas parecen de oro, y las hojas de bronce.


Durante los últimos metros la pendiente se vuelve más pronunciada. La silueta de Peña Oroel cierra un paisaje de laderas que se entrecruzan.

El río Ara brilla entre los prados de Sarvisé.

Crocus nodiflorus desafía el frío, pero también se aprovecha del agua que aporta la precoz nieve que poco durará.

Estamos cerca de la cima, el cansancio queda mitigado cuando miramos hacia nuestra izquierda y vemos el hermoso muro rocoso de Tendeñera y Peña de Otal.


Marisol ya está a punto de llegar a la cima.

Arriba nos espera un furioso viento helado que hace difícil permanecer largo rato, pero el suficiente como para fotografiar tres panorámicas. Esta es una montaña discreta, pero nos aporta unas grandes imágenes que completan  nuestro mapa mental del Pirineo.

La cuerda del Mondicieto continúa hasta terminar en la cima del Tozal de las Comas (o del Cebollar), siguiendo más la misma cuerda, el Pico Fenés, y finalmente la Peña de Otal o Arañonera. Al fondo, el Comachibosa (Vignemale) se libra de ser cubierto por las nubes que el viento impulsa desde el norte. A la derecha el valle de Ordesa.

El detalle de Comachibosa

Tendenera y a la izquierda punta de la Ripera
Toronzué en primer término y al fondo la sierra de la Partacua


Amplia perspectiva sobre el valle de Ordesa y sus principales cimas.

Cilindro, Monte Perdido y Pico Añisclo

Gabieto y Taillón, parcialmente tapados por el Mondarruego

En la zona de Bujaruelo, las nubes se elevan y nos dejan ver los picos Cabrère, Bernatuara y Gabiet



Hacia el Sur, el territorio comprendido entre el río Ara y el Gállego, desde el Manchoya hasta tierras del Serrablo.




Datos y track de la ruta en 


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