Paseo por Los Capitiellos

Las imágenes aéreas de Sabiñánigo muestran una curiosa formación geológica que sigue paralela al eje de la Depresión Media. Es una franja estrecha y texturada regularmente con sombras transversales. Tan larga que se extiende desde Yebra de Basa hasta Navasa. Esta barrera de modestas alturas es llamada Los Capitiellos.

Partimos de Puente de Sabiñánigo, localidad notable por su arquitectura y su museo etnológico "Angel Lorensanz". Cruzamos el río Gállego por la pasarela de hierro de reciente construcción. Junto a la moderna estructura se conservan los pilares que servían de apoyo a la antigua pasarela de madera.


Cogemos una pista que se dirige hacia Sabiñánigo nuevo, pasamos junto a alguna recia  casa.

Más adelante abandonamos la pista para tomar un sendero que nos lleva hacia lo alto de Los Capitiellos. Sabiñánigo nuevo queda abajo.


El claro sendero nos permite seguir longitudinalmente esta formación rocosa construida fundamentalmente en roca arenisca y algún resto de margas. Comprobamos que son dos barreras rocosas paralelas, separadas por una leve hondonada.

Como ya habíamos visto en el mapa, esta doble muralla se extiende de este a oeste con una regularidad asombrosa. También se observa fácilmente que la roca arenisca presenta una estratificación vertical.

Esta verticalidad de los estratos favorece la formación de trincheras en algunos tramos donde la roca se ha mostrado más débil.

En dirección Este, esta larga formación en cresta se extiende más allá del río Gállego, prácticamente hasta Yebra de Basa. También comprobamos que corre paralela a las sierra de San Pedro en dirección Este, y a la sierra de Buyán en dirección Oeste. Al fondo, Peña Canciás cierra la depresión.

Los depósitos sedimentarios acumulados en la ancha depresión crean tierras productivas. Vemos los pueblos de Sardas y Osán. La nieve perdura en las laderas de Canciás. También asoman las malas tierras (bad lands) de margas grises, carentes de vegetación.

Las crestas de Los Capitiellos van aumentando su altura a medida que nos desplazamos hacia el Oeste. Ahora podemos contemplar la situación global de esta formación. A la derecha (norte) la Val Ancha, a la izquierda (sur) la Val Estrecha. Los Capitiellos son una modesta formación en cresta  que separa ambas zonas y que en conjunto constituyen un sector de  la Depresión Media.





















Desde aquí vemos las Sierras Interiores del Pirineo como pertenecientes a otro escenario. Otras rocas dominan esos espacios, así como también es diferente el clima que las gobierna. Donde estamos ahora no llegó el glaciar que excavó ese valle que ahora vemos cubiertos de quejigos y pinos silvestres.

























Larrés, como puerta que se abre al valle del Aurín, aprovecha la orientación hacia el sur para dar la espalda a los fríos que bajan del norte. Situado en la otra orilla de esta amplia depresión , marca el comienzo de las cuestas provocadas por las rocas con formaciones Flysch, alternancia de areniscas y margas con pliegues tan rotundos que forman las sierras al norte de la Depresión Media.

Como si se tratase de una almena, nos asomamos a un costado de Los Capitiellos, . Cuesta imaginar que esta amplia depresión responde a la inversión del relieve producido por la destrucción de un pliegue anticlinal formado con materiales de depósitos marinos muy débiles. Y de aquel pliegue en forma de U invertida, sólo quedan estos relieves de cresta así como las sierras de San Pedro y Buyal, allí donde los materiales han resistido más la erosión y quedan como testigos los estratos verticales, en tanto que alrededor la erosión ha formado una larga y rectilínea depresión.

Sabiñánigo Alto, buena orientación al sur, y protegido de los vientos del norte. Lo que ahora es un pequeño barrio, conectado a Sabiñánigo Nuevo por un estrecho túnel,  fue el originario emplazamiento de Sabiñánigo. En los comienzos del siglo XX, la llegada del ferrocarril de paso hacia Canfranc  atrajo una industria que transformó las tierras de labor situadas al norte de Capitiellos en la actual ciudad.

El sustento económico de estas aldeas era la tierra de labor. Valdequibera es la estrecha franja de tierra entre las murallas de Los Capitiellos. 

Continuamos el camino hasta llegar a Sasal, pequeño pueblo de la Val Estrecha. Bajamos al pueblo e invertimos el sentido de la marcha para volver hacia Puente de Sabiñánigo. Frente a nosotros vemos la sierra de Buyán que corre paralela a nosotros ya que tiene la misma historia geológica que Los Capitiellos.

Con los pies en la Val Estrecha dejamos Sasal y nos encaminamos hacia Puente de Sabiñánigo.

Margas gris azuladas aparecen descarnadas en algunos rincones de este valle. Son rocas blandas e impermeables de origen marino y por su naturaleza deleznable contrasta la formación de valles y hondonadas frente a los resaltes verticales de rocas algo más resistentes como las areniscas de Los Capitiellos.

La erosión de las laderas crea el ritmo de franjas transversales. Los estratos verticales afloran formando franjas paralelas engañosamente curvas. Ya hemos visto Los Capitiellos y comprendido sobre el terreno lo que tantas veces habíamos visto en imágenes aéreas. 


La Val Ancha y la Val Estrecha con la franja de Los Capitiellos. Foto tomada desde el pico Oturia




Track y datos de la ruta en wikiloc

Corylus avellana

Ha amanecido el día ventoso, la borrasca que se ha adentrado en centro Europa atrae los vientos de la alta presión que se ha instalado en el Atlántico. Se ha vuelto a producir la situación típica de estas fechas, vientos del Noroeste. Es la ocasión para  la fertilización del avellano.

Avellanos en el camino Castillazuelo-Pozán de Vero
El avellano no es frecuente en el Somontano, más bien es raro. Lo vemos crecer salvaje y en abundancia en las orlas templadas de los bosques de montaña, pero aquí en el llano es otra cosa. Algunos aislados ejemplares encontramos en la orilla del río Vero, entre Barbastro y Castillazuelo. Son individuos bastante jóvenes, quizá llegados hasta aquí atraídos por el microclima que el río produce en vaguadas  frescas y bien irrigadas, o quizá sean reliquias de otros tiempos.  Río arriba, en el camino ras Vals, ya cerca de Pozán, recias varas de avellano crecen formando apretados y vistosos racimos. Quién sabe si en esta ocasión la mano del hombre está detrás de esta inusual concentración de avellanos.
Amentos masculinos de avellana, el de la derecha ya maduro.

Ahora, a mediados de enero vemos colgar los amentos masculinos, racimos donde apretadas escamas protegen los estambres. Con el viento del norte, los amentos se agitan, las escamas se abren allí donde los estambres ya están maduros  y el polen queda suspendido en el aire. El azar y la abundancia del polen harán posible que éste tropiece con las pequeñísimas flores femeninas.
Localizar las flores femeninas es un poco más laborioso, ya que se esconden junto a las yemas, apenas miden medio centímetro y sólo asoman los estigmas de color escarlata. 
Amento femenino de avellano

Las brácteas que rodean la flor son pequeñas, escamosas, sólo cuando la flor sea fecundada estas brácteas se desarrollarán y formarán las vistosas escamas de largas fimbrias que rodean el fruto, la sabrosa avellana.
La recolección de los frutos no es la única utilidad del avellano ya que siempre han sido bien apreciadas las largas y rectas varas del avellano. En el entorno pastoril, los largos cayados de pastor acostumbraban ser de avellano, a veces rematado con una pieza metálica curva, ideal para trabar la pata de la oveja rebelde.
De avellano son las varas empleadas para varear el olivo y el almendro. 
Avellanas
En el  antiguo oficio de colchonero,  en esta tierra denominado bareador, la lana era vareada con palos de avellano, así se  separaban las fibras de lana y se devolvía  al colchón blandura y comodidad.

Detalle de amento masculino con estambres maduros e inmaduros