Ellas ilustran botánica

Por sacar partido a una parada en Madrid, he dado una vuelta por el Real Jardín Botánico. La primavera luce sus galas en este lugar privilegiado del centro de Madrid, especialmente iluminado por estas fechas por las plantas de bulbo, tulipanes y narcisos, y las de rizoma y floración primaveral como los iris.


Sin embargo, el principal motivo de la parada era poder visitar una exposición temporal cuyo título es sugerente: Ellas ilustran botánica.


Una extensa, completa y variada exposición  de ilustraciones botánicas, en su mayor parte reproducciones de los originales,  realizadas por mujeres a lo largo de la historia.

La ilustración en la botánica ha pasado por diversas etapas, sin duda influenciadas por las corrientes artísticas del momento y por la técnica utilizada. Además, la aportación del talento de muchas mujeres en esta rama de la investigación botánica ha dado como resultado un amplio corpus de obras en las que la separación entre obra de arte y estudio científico botánico es difícil de establecer. 


Siempre me han atraído los antiguos libros de botánica en los que las ilustraciones científicas muestran con todo lujo de detalles los pormenores clave para la identificación de las especies. Una buena ilustración realizada a partir de un detallado dibujo y una precisa representación de los caracteres de la planta me parecen mucho más ricas y prolijas que una buena fotografía. Además, en la ilustración se aprecia la sensibilidad de su autor o autora en la disposición armónica y equilibrada de tallos, hojas, flores, con una composición en la que entra el sentido artístico. Y cuando aún así, no pierden naturalidad, la obra en cuestión es sumamente atractiva. 


La exposición, como decía, presenta una recopilación de diversas autoras que han destacado en esta actividad a caballo entre la ciencia y el arte. Además, me ha parecido acertado aprovechar la ocasión para reivindicar la figura de una botánica, Blanca Catalán de Ocón y Goyolá, bilbilitana (1860-1904) que desarrolló su actividad de investigación botánica sobre todo en la sierra de Albarracín. De resultas de su trabajo, y la colaboración con otros naturalistas de la época, dio a conocer importantes hallazgos de la flora de esa tierra turolense. El mismo Heinritz Wilcomm, eminente botánico de ese siglo y con quien intercambió correspondencia y recolección de ejemplares, dijo de ella que era la primera botánica de España.

Además de la exposición retrospectiva, una interesante selección de ilustraciones botánicas realizadas por mujeres de la actualidad cierra esta exposición digna de contemplar.



Ibones de Serrato y Lavaza

 22 de agosto de 2023. Los ibones de Serrato y Lavaza se suceden en sendos escalones graníticos que ascienden hacia Peña de Xuans y Dientes de los Batanes. Ambiente de alta montaña que se va haciendo más agreste a medida que vamos recorriendo uno a uno los ibones.


El trayecto inicial es común con Brazato o Coanga, por tanto este escenario nos es muy familiar, pero no por ello dejamos de extasiarnos contemplando el macizo de Argualas, multicolores rocas fruto de una geología compleja. 

A nuestro costado, la ladera de Serrato crea un claroscuro frente a la ladera iluminada de Forátula.
No es un camino muy frecuentado, pequeños restos de sendero allí donde hay pasto, y algunos mojones de piedra para orientar la ascensión.



Los ibones de Ordicuso se ven diminutos, uno bajo el otro al pie de Peña Gabarda

El primer lago que alcanzamos es el de Serrato, pequeño ibón de aguas de intenso azul. Acusa en su nivel de agua el final del verano. Un poco más adelante se adivina ya la cubeta extensa del primer ibón de Lavaza.


Al subir el escalón que le separa del siguiente lago, vemos el ibón de Serrato flanqueado por los picos de Lavaza.

El siguiente lago es el Lavaza inferior. De considerable tamaño, su larga orilla se acurruca pegado a la pared granítica que hace de escalón para subir al siguiente lago. Peña de Xuans destaca a la izquierda y los inconfundibles dientes de los Batanes permanecen en sombra.  Desde aquí no observamos ni senda ni piedras apiladas que nos digan por donde subir. Estimamos que se podrá subir en diagonal desde la orilla de la derecha para ganar el resalte de roca.

Al bajar a la orilla y acercarnos al arranque de la diagonal, el lago nos regala una bella estampa del pico de Arnales, antesala de los Picos del Infierno.





























La diagonal herbosa nos franquea el paso sin dificultad. Al ganar altura vemos los depósitos glaciares y periglaciares acumulados en el pequeño circo colgado que cierran los picos de Lavaza.

Nubes del norte crean juegos de sombras en las montañas y extraños brillos en los lagos.

En una estrecha repisa se forma una balsa alargada que es colonizada por este bello y escaso algodón de montaña, Eriophorum scheuchzeri, que forma los penachos en el extremo de cada tallo.


Hemos llegado al ibón Lavaza superior. Nuestras ganas de seguir subiendo van a quedar frustradas. Del norte llegan atropelladas nubes y sin previo aviso suenan los primeros truenos. En menos de cinco minutos sopla un viento helado. Nos abrigamos con guantes y cortavientos, pero comienza a granizar con fuerza. Emprendemos la vuelta.






















Media hora después el frío persiste, pero el granizo ha pasado, sólo una leve lluvia que hace brillar las rocas de las crestas y derrite el granizo caído.

Por donde antes había brechas secas ahora bajan torrentes. El cielo está oscuro. A pesar del cortavientos y la capa que nos cubre del agua la sensación de frío es intensa.

La tormenta sigue su curso, ahora está descargando con fuerza sobre Piedrafita y Tramacastilla.

Track de la ruta  en Wikiloc

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