Montaña del Verde. Panticosa


itinerario y orientación de las panorámicas
El rincón del Verde forma parte de un valle glaciar colgado, paralelo a la cadena de Tendenera. Para llegar a él hemos elegido la pista que sale a 1  Km de Panticosa pueblo, está cerrada al tráfico antes de entrar en el bosque,en la cota 1.200. Una vez superado el primer repecho, fresco por el variado arbolado de pino silvestre, abedules, y tremoletas, llegamos a la zona de pastos altos. Tras un ligero llaneo podemos contemplar desde lo alto el recorrido del río Bolática.  (1) Frente a nosotros, en el paraje denominado la Travenosa, terrazas con espuendas aprovechan la falda del pico Faceras, con su enorme lengua de deslizamiento.Es éste un buen ejemplo de movimiento natural de tierras, al formarse un frente de deslizamiento entre las calizas devónicas que están en contacto con las pizarras. El efecto es un desgarrón de la ladera de notables dimensiones. En la parte inferior observamos el desparrame de los materiales, transformados en bancales, y en lo alto los puntos a partir de los cuales se inició el deslizamiento. El aprovechamiento humano de estos terrenos ha formado un paisaje totalmente integrado con el entorno. Aunque en su origen fueron panares de Panticosa, sabiamente combinados con el ramoneo del ganado, hoy sólo se utiliza para el pastoreo. El abandono de algunas fajas advierte del avance del bosque que lo rodea. Detrás las ásperas paredes de Tendenera, todavía con la nieve conservada por ser  cara norte. Al fondo la sierra de La Partacua.
 Una vez superado el puente de Aulot, llegamos a la Ripera. (2)Valle glaciar bien conservado flanqueado por la mole rocosa del Pico Escuellas (2.504mts), nombre que parece provenir de los numerosos cuellos o portillones que forman su cima. El camino, al igual que el valle,  describe un arco rodeando este pico y desvelando ya próximas las paredes de la sierra de Tendenera. En el Escuellas observamos una curiosa erosión diferencial en la formación de paredes y extraplomos por donde se forman saltos de agua. Siguen la línea de fracturas y cabalgamientos que forma este frente rocoso y que  continúa hasta el final del valle.
Siguiendo la curva del río Ripera, (3) vemos el sinuoso valle y el agua descolgarse del valle colgado que nos daría paso al collado de Tendeñera. Nosotros seguiremos hacia la derecha donde ya las paredes nos impedirán ir más  hacia el sur.

Después de apurar las últimas cuestas por los pastos que cubren el Cerro Ripera, el panorama (4) se abre sobre los  paredones de la cara norte de Tendenera. Abajo queda el salto y paso a la ribera del collado de Tendenera. Delante nuestro la muralla que une de derecha a izquierda el mallo las Peñas con el mallo el Forato. Una gran cueva se adivina sobre el final de la Pala de nieve, a la derecha un forau que atraviesa la sierra hasta la cara sur.


Algunas de las plantas que hemos visto durante el recorrido:

Pinguicula vulgaris
Pinguicula vulgaris. Especie fontinal, especializada en terrenos muy lavados y pobres que compensa mediante la "digestión" de insectos que quedan pegados a sus hojas, algo así como una carnívora pasiva. Para ello se sirve de unas sustancia viscosa que segrega en las hojas. La podremos observar en las fuentes que aligeran la pista en la zona denominada el Patro de Egena, lugar de parada obligatoria para reponer de agua fresca y bien filtrada que luego escaseará. 

Polygala nicaeensis
Más adelante, formando parte de los prados, observamos las pequeñas flores de Polygala nicaeensis, que en ocasiones escapan por los taludes y festonean el camino.
Dactylorhiza sambucina
Los prados aparecen salpicados por los ramilletes apiñados  de orquídeas , como es el caso de la variedad purpúrea de Dacytlorhiza sambucina, que alterna con otras de color amarillo.


Ranunculus gouanii
Ya en los pastos que encontramos en la zona de la Ripera encontramos especies propias de los praderíos, todavía no ramoneados por las vacas. Ranunculus quizá la especie gouanii, ya que no  hay ningún aquenio para que me pueda asegurar. 
Caltha palustris
Caltha palustris, otra ranunculácea, que como su específico indica prefiere suelos que permanecen bastante tiempo encharcados, o incluso la misma orilla del arroyo.


Verónica prostrata

Saxifraga granulata
 En los suelos formados por gleras finas, en este caso de roca calcárea, se fijan estas verónicas en espiga. Verónica prostrata, tiene flores sobre tallos tendidos en el suelo que luego ascienden haciendo madurar gradualmente las flores azules. Las hojas son oblongas y con el margen dentado, del que sale un tallo cubierto de una fina pelusilla sobre la que se desarrolla la espiga de flores. También en estos terrenos aparece Saxifraga granulata, de características hojas basales algo carnosas y  lobuladas y flores blancas en racimos flojos que parecen madurar en flores solitarias.
Androsace villosa
Más amante, si cabe, de suelos pedregosos es Androsace villosa. En lugares de más altitud, 1.600 mts. es una planta perenne que forma almohadillas con las rosetas de hojas basales, de las que salen los tallos florales. Las flores blancas tienen una garganta amarilla o rosada.
Gentiana verna
Gentiana verna es una planta habitual de primavera en los pastos de alta montaña. Aunque habitualmente aparece salpicando los prados, en ocasiones forma grupos de un espectacular color azul. A medida que la primavera se vaya instalando escalonadamente en altura, irá madurando, por lo que podremos disfrutar de ella durante gran parte del verano.
Daphne mezereum
Hemos encontrado nutridas colonias de Daphne mezereum , la "matacabras", en los pastos majadeados de la zona llamada Paúl baja, ya a 1.800mts de la Montaña del Verde. Como es habitual cuando se encuentra en pastos, la vemos acompañando bloques erráticos diseminados en un lugar muy frecuentado por el ganado. 

Soldanella alpina
La primavera se está estrenando en algunas laderas más orientadas al norte. La nieve pocos días atrás se retiró y por eso encontramos esas especies más tempraneras de los pastos de altura, cuando todavía la hierba comienza a reverdecer: Soldanella alpina de característica corola en forma de embudo con multitud de lóbulos largos y estrechos.
Crocus vernus

Crocus vernus,  Flor de bulbo que habita en los pastizales que quedan cubiertos por la nieve y que aparecen apenas ésta se ha retirado. Las hojas   ,estrechas y tiesas con una fina linea blanca,  salen al mismo tiempo que la flor.






Linaria alpina



Los  rincones en la roca sirven para la bonita y diminuta Linaria alpina, de llamativa forma y brillantes colores
Datos de la ruta:  
Fecha: 22 de mayo de 2.011
Distancia recorrida 19 Km ida y vuelta. 
Desnivel acumulado: 965 mts.
Desnivel entre salida y llegada 810 mts.
Marisol en los prados de la Paúl en la Montaña del Verde
Datos de la ruta.
Distancia recorrida 9,8Km
Ascensión acumulada: 878m




Camino del Pueyo. Colutea arborescens ? (espantalobos)

frutos de espantalobos
A la altura de la explanada que denominamos "plaza del Sol", justo antes de arrancar las primeras revueltas que nos llevan al cerro de El Pueyo, en una cuneta algo descuidada con restos esparcidos de ladrillos, crece un arbusto enmarañado, de tan apenas metro y medio, que seguro alguno habrá reconocido por sus llamativos frutos: vainas globosas, llenas de aire, que cuando se secan se vuelven como de papel, y que al moverse por el viento suenan como sonajeros, de allí su nombre popular espantalobos. Tomo con precaución la noticia que nos da Chesús de Mostolay en su libro "el aragonés en el Somontano de Barbastro" cuando llama a este arbusto gordolobo, ya que así se denomina habitualmente a individuos del género Verbascum. Así , si alguien confirma también esta acepción, que lo diga. 
En todo caso, la que vemos es una leguminosa, del género Colutea. Más no me atrevo a decir a estas alturas del año. Cuento por qué: Siempre había tenido a este arbusto  por Colutea arborescens. Hoy, al revisarlo para escribir estas líneas me encuentro con una advertencia del Atlas de la Flora del Pirineo Aragonés, que a su vez me remite a la Flora Ibérica. Y es que se incluye una nueva especie posible, Colutea brevialata. La disyuntiva no iría a más si no fuera porque la diferenciación entre ambas se aprecia en las flores. Y ahora no hay flores. Sólo los frutos, que es lo que yo esperaba tener para presentarla aquí. Sirva esta perorata para hacer otro inciso. A menudo, amantes de la naturaleza móvil (dígase mamíferos, aves , reptiles) expresan la necesidad de cultivar la paciencia para observar sus objetos de estudio. En cambio parece como si a los que nos atraen las plantas no tuviéramos que desarrollarla. Pues bien, en este caso, tendremos que esperar al año que viene para intentar dilucidar si es arborescens o brevialata. Alguno dirá -qué más da, es un espantalobos. Bien, vale, pero no es  eso. Cuando la botánica se ha metido en las venas sí tiene importancia. Es el reconocimiento de la diversidad, de las variaciones, de la peculiaridad de los individuos. Así pues, tendremos que esperar al año que viene. Tenemos una ventaja: si no hay una catástrofe ( a veces se producen) el año que viene el arbusto estará todavía allí. 

Entretanto nos conformaremos con los frutos, ya hermosos de por sí. Esperaremos a que se conviertan en sonajeros. Veremos cómo se hacen dehiscentes en la punta y dejan caer las semillas. Podremos apreciar que hay más individuos en la ladera hacia arriba, y de paso observar las hojas pinnadas, siempre con número impar de lóbulos en este género. Y esperaremos a la próxima primavera, a finales de abril o principios de mayo, para detenernos en las llamativas flores con quilla y ancho pabellón, y observar si las alas, el cáliz y el estilo de la flor corresponden a una u otra especie.

Flores de Colutea 

Cypripedium calceolus, terminando su floración

Con este caluroso y seco mes de Mayo, Cypripedium calceolus ha adelantado su floración. Muchos de sus pies ya han madurado y queda alguno, donde crecen más resguardados del sol, con las flores todavía frescas. Quizá para poco más de una semana. Hay que recordar que es una especie amenazada de extinción en la Península Ibérica. Uno de sus enclaves, en el valle de Tena, es muy accesible. Por suerte están vigilados por voluntarios de la zona, pero el visitante tendrá que extremar el cuidado pues sólo la presencia humana y las abundantes pisadas están alterando el suelo por donde crecen estas sorprendentes orquídeas. Su reproducción es muy lenta, se estiman en torno a nueve años para que maduren y sean capaces de producir flores con semillas.Así que, si la vas a ver, por favor, procura seguir estrictamente la senda y no pisar más allá de donde está pisado, pues el entorno se está degradando. Presta atención donde pones los pies, pues hay  matas de esta orquídea que ya han madurado y pueden pasar desapercibidas si sólo te fijas en los colores de las flores.
Estas son unas normas que hay que seguir siempre, con cualquier especie, pero que con esta especie no podemos olvidar. En el caso de las orquídeas y de ésta en particular, debemos considerar que su ciclo vital está ligado a la existencia de unos hongos  específicos en el suelo. La orquídea produce unas semillas muy diminutas, con muy escaso almacenamiento energético para prosperar. En su defecto, la semilla debe prosperar junto a ese hongo específico que le aportará los nutrientes para que la semilla llegue a buen término. Por esto, el mantenimiento del suelo adecuado es fundamental.